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Pruebas rápidas de ADN, un arma que salva fauna y encarcela a traficantes

La lucha contra el tráfico ilegal de animales en el mundo está ganando eficacia con las pruebas rápidas de ADN para especies amenazadas de tiburones, anguilas y tortugas, que ayudan a poner ante la justicia a los traficantes y a agilizar el regreso de los ejemplares decomisados a su hábitat.

El biólogo colombiano Diego Cardeñosa, que lidera el desarrollo de esta nueva herramienta portátil en la Universidad Internacional de Florida (FIU), cuenta que el proyecto fue implementado por primera vez en 2018 en Hong Kong para detectar comercio ilícito de aletas de tiburones.

La idea es identificar rápidamente y a bajo costo especies animales para determinar si forman parte de la lista de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), el principal instrumento internacional para proteger la biodiversidad.

“Cuando llega un contenedor de aletas sin certificado CITES, las autoridades revisan visualmente y si sospechan que hay aletas CITES usan nuestro protocolo para poder hacer la judicialización”, indica.

Cardeñosa se ha convertido en un experto del millonario mercado ilícito de aletas de tiburón de Hong Kong y desde 2014 ha analizado más de 15.000 muestras.

El investigador detalla que la prueba de ADN es igual de efectiva independientemente que sean animales muertos o vivos y que en el caso de las aletas han identificado las especies incluso con muestras que han sido procesadas con químicos.

Decomiso histórico

Cuenta que gracias a la rapidez de las pruebas, en mayo de 2020 se logró en Hong Kong un “histórico” decomiso de 26 toneladas de aletas de tiburón procedentes de Ecuador y cortadas de unos 38.000 animales, al determinarse con precisión que efectivamente eran de especies de escualos amenazadas.

Del centenar de especies de tiburón que se comercian internacionalmente, unas 17 están en el listado de CITES, entre ellas el sedoso y el martillo. La prueba “se puede diseñar literalmente para cualquier cosa que tenga ADN”, indica.

El investigador de FIU dice que cada vez son más las autoridades de diversos países que los contactan para la identificación instantánea de especies amenazadas.

España para los atunes, Guatemala, Belice e Indonesia para tiburones, Perú para peces ornamentales y Colombia para tortugas matamata, aves y rayas de agua dulce.

Asegura que la meta es que este tipo de metodología “se vuelva algo rutinario en el mundo para ayudar a luchar contra el tráfico ilegal de vida salvaje”.

TORTUGAS MATAMATA, DE REGRESO A SU HÁBITAT

Las autoridades de Investigación Criminal e Interpol (DIJIN) de Colombia contactaron a Cardeñosa para distinguir rápidamente entre sus dos especies de la tortuga matamata: la del Orinoco y la del Amazonas, ambas afectadas por el tráfico ilícito, que las comercia vivas por hasta por 300 dólares.

El biólogo explica que otro beneficio del kit de prueba rápida de ADN es devolver al animal a su hábitat específico y lo más pronto posible para reducir la mortalidad, y también los costos de la prueba.

Las tortugas matamata son muy fáciles de reconocer a simple vista, sin necesidad de una prueba de ADN, ya que es una especie de una muy rara apariencia, con una cabeza y cuello con pequeñas protuberancias.

Es una tortuga inconfundible, tiene un caparazón marrón o negruzco de unos 45 centímetros de largo y una cabeza triangular, aplanada y alargada.

Sin embargo, gracias a las pruebas las autoridades colombianas pudieron devolver al Orinoco a más de 2.000 crías de estas tortugas decomisadas en 2020 en Colombia y hay otros “miles” incautadas recientemente en proceso de relocalización.

Aunque parecen casi idénticas, una de las tortugas vive exclusivamente en la cuenca del río Orinoco y la otro en la cuenca del río Amazonas.

Si estos animales son devueltos al lugar equivocado puede tener impactos perjudiciales para otras tortugas nativas, señala el experto. “Pueden interrumpir los procesos evolutivos de las poblaciones”, agrega.

El método, que tarda en dar los resultados unas dos horas y cuesta un dólar por cada muestra (10 veces menos que en el laboratorio), además agiliza el retorno de los animales a su hábitat.

Cardeñosa señala que en Colombia está prohibido el comercio de especies de fauna salvaje y que en particular las autoridades han identificado como destino final de las matamata a Perú.

Esta tortuga, que prefiere ríos lentos, lagunas calmadas, ciénagas y pantanos, forma parte de las especies amenazadas en Colombia y por tanto su comercio es ilegal en ese país.

Además de Colombia, esta tortuga habita en Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela, Brasil y las Guayanas.

LAS “MULAS” DE LAS ANGUILAS

La prueba, además, se ha utilizado en Hong Kong para detectar “las mulas” de la anguila europea, que está en peligro crítico y cuya exportación esta prohibida por la Unión Europea.

Sin embargo, Cardeñosa dice que muchos individuos de esta especie llegan vivos a esa ciudad china en manos de pasajeros de avión, que las llevan en bolsitas con agua.

Detalla que solo a partir de 2018 pudo ser detectado su tráfico ilegal en el aeropuerto de Hong Kong al determinar con la prueba que se trataba de la anguila europea, y no otra que no esté prohibida, lo que dio lugar a un proceso judicial.

Lo único que podían hacer antes las autoridades era decomisar el cargamento de las anguilas (una especie que no sobrevive más de 40 horas fuera de su medio) y dejar libres a las personas que las traficaban, señala.

Antes, las muestras de ADN eran enviadas al laboratorio donde se llevaba a cago un largo proceso de “semanas y hasta meses”, comparándolas con las secuencias del material genético en bases de datos, detalla.

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