Tierra

Un enjambre sísmico sugiere el nacimiento de un nuevo volcán en México

En menos de un mes, 242 microsismos sacudieron las tierras del estado de Michoacán. Algunos de ellos fueron tan sutiles, que difícilmente fueron percibidos sobre la corteza terrestre. La gente pudo continuar sus vidas como si nada estuviera sucediendo. Lo que no se imaginaban es que, con esos movimientos telúricos mínimos, las profundidades del planeta estaban augurando el nacimiento de un nuevo volcán en México.

Los geólogos de la Universidad Autónoma de México (UNAM) que han monitoreado el nacimiento del volcán han descrito al fenómeno preliminar como un enjambre sísmico. Los microsismos son indicadores claros de que el movimiento de magma al interior de la Tierra no sólo está activo, sino que promete encender la actividad de esta nueva formación geofísica.

Se espera que el nuevo volcán en México emerja en las cercanías de Uruapan, una ciudad michoacana pequeña y rural. Desde el 1º de mayo hasta el 8 de junio de este año, el corredor volcánico Michoacán-Guanajuato ha registrado estos movimientos telúricos mínimos, que han incrementado en intensidad conforme avanza el tiempo. Algunos de ellos ya registraron una magnitud superior a 4, según informaron los científicos.

A pesar de la emoción que ha generado la posible aparición de un volcán nuevo, los geofísicos enfatizan la necesidad de crear un plan de seguridad para la población local. Finalmente, si el coloso de piedra estará activo, podría traer consigo riesgos potenciales para los lugareños. Entre las más destacables están las emisiones de gases tóxicos y manifestaciones hidrotérmicas.

El volcán más emblemático en tierras michoacanas siempre ha sido el Paricutín. Parece ser que ya no será el más famoso. Aunque todavía no tiene nombre —porque ni siquiera ha emergido de las entrañas de la tierra propiamente— es posible que en un futuro cercano, el nuevo volcán pueda causar erupciones violentas. Mientras tanto, las deformaciones en el paisaje ya son visibles cerca de Uruapan.

De acuerdo con el Instituto de Geofísica de la UNAM, existen más de 1,200 volcanes pequeños en este corredor que no sólo están activos, sino que son peligros potenciales para los habitantes. Más allá de la expulsión de material encendido y gases tóxicos, los temblores que pueden provocar este tipo de formaciones geológicas pueden ser poderosos.

Denis Xavier Francois Legrand, investigador del Instituto, acentuó la necesidad de una observación cuidadosa del fenómeno natural, ya que “no se sabe cuánto tiempo puede durar”. A pesar de aconsejar enérgicamente una vigilancia científica cercana, aseguró que el movimiento de magma no siempre llega a la superficie.

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