Un estudio reciente liderado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (Creaf) demostró que cuando una comunidad natural es colonizada por una planta “nueva”, autóctona pero no típica del lugar, el funcionamiento del ecosistema se ve alterado.
El Centro precisó que plantas y árboles colonizan espacios cada vez más frescos y húmedos para huir del cambio climático.
“Hablamos de cambios en las comunidades de polinizadores, en la forma en que estos interaccionan con la flora y en las consecuencias que esto tiene sobre la polinización” explicó el ecólogo del Creaf y primer autor de la investigación, Carlos Hernández-Castellano.
El estudio, publicado en la revista Ecology, comprobó que cuando llega la jara blanca (Cistus albidus) en los matorrales del Montseny, dominados originalmente por jaguarzo morisco (Cistus salviifolius), atrae en masa a los polinizadores de la región. Por ejemplo, los abejorros, que son los polinizadores más grandes y móviles, pueden llegar a triplicarse.
Hernández-Castellano dijo que “estos cambios que nosotros hemos provocado experimentalmente en la composición de las comunidades de plantas son un fenómeno usual bajo el escenario de cambio climático, ya que muchas plantas están modificando sus rangos de distribución y llegando a cotas más altas”.
Durante la investigación se identificaron 188 especies de polinizadores, entre las más abundantes son abejas y sírfidos, pero también se encuentran frecuentemente mariposas, moscas, hormigas o escarabajos. Además de los dos tipos de estepa, las plantas estudiadas porque son comunes son el cantueso (Lavandula stoechas) y el tomillo (Thymus vulgaris).
Las comunidades ecológicas son dinámicas, van variando a lo largo del tiempo, y lo hacen principalmente por eventos de extinción o de colonización, como es el caso de este estudio en que llega una especie nueva.
“Hemos observado que cuando la jara blanca coloniza el Montseny no compite con las otras plantas, porque se relaciona prácticamente con todas las especies de polinizadores de la comunidad y atrae nuevos que pueden ir a visitar las plantas vecinas” explicó el ecólogo.
Sin embargo, añadió que se pueden dar cambios en los patrones de polinización que perjudiquen algunas especies, como por ejemplo el cantueso, que tiene menos éxito reproductivo”.
Los experimentos se realizaron en parcelas naturales de matorral de 500 m2 donde los investigadores introdujeron de manera controlada la planta recién llegada y ajustaron el número de flores disponibles en cada parcela.
En la investigación también han participado miembros de la Universidad Autónoma de Barcelona, ??del Museo de Ciencias Naturales de Granollers, la Universidad Autónoma de Madrid y la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC.