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La endogamia no es rara en el reino animal, y quizá tampoco tan perjudicial

La idea de que los animales deben evitar el apareamiento con parientes cercanos ha sido el punto de partida de cientos de estudios científicos realizados en multitud de especies, sobre todo en aquellas en peligro de extinción y sobre las cuales de desarrollan programas de cría y reintroducción. Sin embargo, resulta que el panorama es algo más complejo. «La gente asume que los animales deben evitar aparearse con un pariente cuando se les da la oportunidad», explica Raïssa de Boer, experta en biología evolutiva de la Universidad de Estocolmo. «No obstante la teoría de la evolución nos ha estado diciendo que los animales deberían tolerar, o incluso preferir, el apareamiento con parientes en una amplia gama de condiciones». La afirmación viene respaldada por más de cuatro décadas de estudios condensadas en un artículo que bajo el título Meta-analytic evidence that animals rarely avoid inbreeding, se publica esta semana en la revista Nature Communications.

El trabajo proporciona una síntesis de 139 investigaciones experimentales en 88 especies diferentes que trata de arrojar luz sobre el debate de larga data entre las expectativas teóricas y empíricas sobre los casos en que los animales deben evitar la endogamia. «Al anular la suposición generalizada de que los animales evitarán aparearse con un pariente cercano siempre que sea posible, en nuestro estudio abordamos el ‘elefante en la habitación’ en las investigaciones sobre la evasión de la endogamia «, continúa de Boer. Al contrario, el estudio defiende que los animales rara vez intentan evitar el apareamiento con parientes, un hallazgo sostenido sobre una amplia gama de condiciones y pruebas experimentales.

«A los animales no parece importarles si su pareja potencial es un hermano, un primo o un individuo no relacionado cuando eligen con quién aparearse»

«A los animales no parece importarles si su pareja potencial es un hermano, un primo o un individuo no relacionado cuando eligen con quién aparearse», explica Regina Vega Trejo, investigadora de la Universidad de Estocolmo y coautora del artículo. «Nuestros hallazgos ayudan a explicar por qué muchos estudios anteriores no lograron demostrar de facto que los animales buscan evitar la endogamia y ofrecen una hoja de ruta útil para comprender los factores ecológicos relevantes que llevan a los animales a evitar aparearse con parientes cercanos», añade John Fitzpatrick, profesor asociado de Zoología en la Universidad de Estocolmo y autor principal del estudio.

Endogamia y diversidad genética, una aparente contradicción

Pese a parecer que a la hora de aparearse, evitar la endogamia no es una preferencia de muchos animales, es sabido que esta puede ser un foco de numerosos problemas para la descendencia de dos individuos emparentados genéticamente, sobre todo si el cruzamiento entre parientes se realiza a lo largo de varias generaciones y dentro de una población reducida de individuos de una misma especie. En términos científicos el resultado de la endogamia es un aumento de la homocigosis, es decir, la herencia de dos alelos iguales para la codificación de un gen, lo que puede incrementar las posibilidades de que la descendencia sea afectada por rasgos no deseables o deterioros genéticos, sobre todo cuando se heredan los dos alelos recesivos que controlan la expresión de alguna enfermedad grave.

Ante los hechos surge una aparente contradicción:¿cómo puede entonces ser beneficiosa la endogamia, o al menos no tan perjudicial, pese a los problemas que sabemos, pueden derivarse de la falta de intercambio genético entre los individuos de una población? Es en este punto en el que Fitzpatrick cree que los hallazgos de su equipo podrían contribuir, por ejemplo, a los programa de cría y reproducción para la conservación. Así, cuando se crían animales con fines de preservar una especie, una gran preocupación es tratar de emparejar machos y hembras de manera que se garantice la diversidad genética. En otras palabras, la idea es emparejar machos y hembras y esperar que produzcan descendencia que sea más diversa genéticamente que su progenitor. Esto se hace para evitar los mencionados costes de la endogamia.

«Antes de nuestro trabajo, una suposición común era que si permites que los animales elijan a su pareja, generalmente elegirán a la pareja potencial menos emparentada con ellos. Nosotros hemos demostrado que este no es el caso»

«Sin embargo, algunos programas de reproducción han ido un paso más allá, e incluido la llamada ´elección de pareja´ explica el científico. «Tradicionalmente, emparejábamos un macho y una hembra y esperábamos que se reprodujeran. En este nuevo paso de elección de pareja, los animales pueden elegir con quién prefieren aparearse entre una selección de posibles parejas. Esto se hizo muy bien en pandas gigantes y condujo a un mayor éxito en el apareamiento y la producción de crías. No obstante, antes de nuestro trabajo, una suposición común era que si permites que los animales elijan a su pareja, generalmente elegirán a la pareja potencial menos relacionada. Nosotros hemos demostrado que este no es el caso», continúa. «Cuando se utiliza la elección de pareja en los programas de reproducción, es importante tener en cuenta que el simple hecho de agregar posibles parejas no significa que los animales evitarán la endogamia«, añade.

Los hallazgos del estudio, esperan sus autores, podrían tener importantes implicaciones de amplio alcance para la biología de la conservación. Por ejemplo, la elección de pareja se utiliza cada vez más en los programas de reproducción en un intento por lograr el éxito reproductivo de las especies en peligro de extinción, pero si no se aplica con cuidado, esta elección de pareja podría jugar en contra del objetivo de tratar de mantener o aumentar la diversidad genética en los programas de cría en cautividad», defiende Fitzpatrick. «Por lo que nuestros hallazgos exigen precaución en la aplicación de la elección de pareja en los programas de conservación», sentencia el autor

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