Fuego

La crisis climática deja a la posidonia sin fotosíntesis

Las aguas cristalinas de algunas partes del mar Mediterráneo se deben a que el sedimento del mar se acumula en el fondo marino, creando un suelo marítimo endémico, principalmente en las islas Baleares. En este fondo marítimo se encuentra la posidonia, hasta a cuarenta metros de profundidad, la cual puede realizar la fotosíntesis necesaria para crecer y reproducirse gracias a que el agua transparente permite que los rayos de la luz solar lleguen hasta ella.

De este modo, la posidonia ayuda a que las aguas sean transparentes, a la vez que necesita que lo estén para poder desarrollarse. Gracias a este proceso, se extienden y conforman grandes praderas a modo de bosque sumergido. En él crecen muchas especies marinas y los peces, cuando son crías, encuentran refugio entre estas plantas. Por tanto, la posidonia es fundamental en el ecosistema marino del Mediterráneo.

Por tanto, ¿qué sucede si la posidonia no puede llevar a cabo la fotosíntesis tan necesaria para su crecimiento?

Estas praderas acuáticas están disminuyendo de manera drástica debido al cambio climático y a determinadas actividades humanas como las obras portuarias, la contaminación de aguas residuales, las anclas de embarcaciones, los plásticos depositados en el fondo… Según el Institut Mediterrani d’Estudis Avançats, en gran parte de las Baleares han desaparecido hasta el 40%, mientras que en el Mediterráneo occidental la población de posidonia se ha reducido en las últimas cinco décadas entre un 13% y un 38%.

Aunque está prohibido el fondeo sobre estos bosques de posidonia, en la práctica no se cumple, y sigue afectando considerablemente a esta población. Los vertidos de los barcos también producen su deterioro. Ambas circunstancias producen que el agua esté cada vez más sucia, dificultando la entrada de luz solar hacia el fondo marino e impidiendo la fotosíntesis de la posidonia y, por tanto, su muerte.

El cambio climático también está provocando la desaparición de un 6% de la superficie de posidonia cada año. Se trata de una especie que responde mal a la alteración de las propiedades del agua, por lo que el aumento de la temperatura de las aguas marinas aumenta su mortalidad por una falta de capacidad para adaptarse a temperaturas más altas.

Por otro lado, el calentamiento global ocasiona la migración de especies de unas aguas a otras. Así, desde el Mar Rojo han llegado a las aguas mediterráneas una serie de algas invasoras que se posicionan por encima de la posidonia, creando una capa opaca que impide la luz solar y, por tanto, la fotosíntesis.

Una situación muy compleja para esta especie endémica del mar Mediterráneo que, además, no permite una sencilla repoblación debido a su lento crecimiento, por lo que se impone la necesidad de tomar medidas urgentes para revertir esta problemática medioambiental.

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