El Amazonas es el número uno de los ríos. El más largo y el que tiene la cuenca mayor, y aquel en el que todos pensamos cuando hablamos del río más largo de la Tierra. Su recorrido traza una línea de agua de más de 7.000 kilómetros, desde su nacimiento en territorio peruano, rozando Colombia y desembocando en el océano Atlántico tras atravesar Brasil, y él solo contiene una quinta parte de todo el agua dulce del planeta. Además, alberga la mayor diversidad genérica del mundo animal, entre ellos, una especie propia de delfín, el delfín rosado.
Le sigue en la lista un río cuya sola mención nos lleva a viajar a tiempos faraónicos: el Nilo. Es el mayor de África (más de 6.700 kilómetros) y fue importantísimo en el desarrollo de una de las mayores civilizaciones de la humanidad. Sin embargo, el Nilo no solo pasa por Egipto y Tanzania, sino que también es fuente de agua en Uganda, Sudán del Sur, Sudán, Ruanda, Kenia, Etiopía, Burundi, República Democrática del Congo y Eritrea. No es el más largo del mundo, pero sin duda es el más literario.
El Nilo (Fuente: Wikipedia)
China es el país con el mayor número de ríos largos del mundo: uno de ellos, el Yangtsé, conocido por la famosa presa de las Tres Gargantas, la más grande jamás construida. Su nombre en chino significa, precisamente, río largo, y tiene una longitud aproximada de 6.300 kilómetros. Una de las zonas por las que pasa, en la que se une con el Mekong y el Salween, es Patrimonio de la Humanidad.
Viajamos a Estados Unidos por otro río de tradición literaria: el Misisipí, el lugar por donde correteaban Tom Sawyer y Huckleberry Finn a ritmo de blues. A lo largo de más de 6.000 kilómetros, cruza Estados Unidos de norte a sur y pasa por Minnesota, Wisconsin, Iowa, Illinois, Misuri, Kentucky, Arkansas, Louisiana y Misisipi. Es el río más grande de Norteamérica y el más popular en la cultura estadounidense.
Volvemos a Asia, porque los siguientes ríos se encuentran en este continente. El quinto río más largo de la Tierra pasa por tierras de Mongolia y Rusia: el Yenisei. Más de 5.500 kilómetros de agua que cruza Siberia, y sólo es navegable cinco meses al año, pues entre noviembre y mayo se hiela. El río Amarillo es el más importante de China por sus numerosos vestigios arqueológicos y por ser la cuna de la etnia han, la más numerosa del país: ocupa el sexto lugar, con un trazado de 5.400 kilómetros.
De nuevo en Rusia encontramos el río Obi, el séptimo más largo del planeta y de longitud similar al Amarillo, que atraviesa tres zonas climáticas, y que, como el Yenisei, también se congela durante parte del año. A pesar de ello, es una vía de comunicación esencial para Siberia occidental. Lo mismo ocurre con el Mekong, que pasa por China, Laos, Camboya, Tailandia, Vietnam y Mianmar y transcurre por más de 4.300 kilómetros. Da sustento a cien millones de personas, que se alimentan sobre todo del arroz que se cultiva en las terrazas de su ribera. Y sin abandonar Asia, navegamos por el río Amur, que pasa por China y Rusia a lo largo de casi 4.500 kilómetros. Es un importante símbolo en las relaciones chino-rusas, y por uno de sus puentes transcurre el famoso Transiberiano.
El Yangtsé a su paso por el Parque de los Tres Ríos Paralelos de Yunnan (Fuente: UNESCO, Vincent Ko Hon Chiu)
Finalmente, acabamos nuestro recorrido en el Congo, cuyo río Zaire, hoy en día conocido como río Congo, es el segundo más largo de África. Atraviesa tres países: la República Democrática del Congo, la República del Congo y Angola, y lleno de cataratas abastece a una gran cantidad de especies animales y vegetales y da de beber a multitud de poblaciones tribales. Tanto este como el otro río africano, el Nilo, fueron explorados por Stanley, Livingstone y Richard Burton, y forman parte de la memoria poética de sus escritos y mapas.