Fuego

Greenpeace alerta de creciente peligro de incendios forestales en Rusia

El pasado invierno en Rusia, anormalmente cálido y de poca nieve, incrementa el riesgo de incendios forestales catastróficos en la región europea rusa, declaró hoy el jefe del programa de bosques de la filial rusa de Greenpeace, Alexéi Yaroshenko.

«El mayor peligro se observa en la región europea de Rusia. En Siberia el nivel de riesgo es medio. Pero en la parte europea de Rusia se trata de una situación de emergencia. Eso es algo que no sucedía desde hace mucho», afirmó a RIA Nóvosti, con ocasión del Día Internacional de los bosques, instituido por la ONU.

El invierno que acaba de terminar en Rusia ha sido extremadamente cálido, este enero fue el más «caluroso» de toda la historia de observaciones meteorológicas.

La capital rusa se cubrió de nieve solo a mediados de enero, casi dos meses después de lo habitual, y ya en febrero comenzaron a observarse síntomas de la llegada de la primavera.

Según los meteorólogos, la temperatura media durante todo el invierno superó las normales en 10 grados centígrados.

El activista de Greenpeace señaló que todavía es difícil pronosticar la situación en Siberia, donde la primavera llega más tarde, pero «la tendencia general es el incremento de la superficie de los incendios».

Yaroshenko comparó la actual situación con el estado de los bosques en las primaveras de 2008 y 2010, que fueron secas, lo cual incidió en la extensión de los incendios forestales.

En 2010 los incendios forestales se acercaron tanto a la capital rusa que el smog cubrió la ciudad durante más de una semana.

«Tenemos un gran déficit de humedad. La turba está seca», señaló Yaroshenko.

En esta situación, hizo un llamamiento a la responsabilidad individual y a evitar hacer fogatas u otros fuegos abiertos que puedan servir de focos de incendios.

No obstante, señaló que si la primavera y el verano resultan lluviosos, el riesgo podría reducirse.

Los incendios forestales azotan todos los veranos a Rusia, especialmente la región oriental, y llegan a afectar a decenas de millones de hectáreas, equivalentes a la superficie de algunos países europeos.

Greenpeace ha condenado reiteradamente la práctica establecida por las autoridades rusas que les permite no sofocar los incendios en aquellas zonas donde estas acciones «no se justifiquen económicamente», ya que los daños a la naturaleza son incalculables. EFE

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