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Chocolate sostenible: cómo producir cacao y cuidar el medio ambiente

Uno de los mejores cacaos del mundo se produce en Madagascar, donde un enfoque actualizado del cultivo, el principal ingrediente del dulce favorito del mundo, está ofreciendo interesantes beneficios para el ecosistema único de ese lugar.

Las prácticas agrícolas tradicionales, que agotan el suelo para el desarrollo del arroz (cultivo básico del país), están pasando factura a la tierra y a las criaturas que viven en ella. Algunas variedades de cacao, en cambio, no toleran el calor, por lo que los árboles frutales y de madera dura se mezclan con los de cacao para darles sombra. Este método, llamado agrosilvicultura, aunque ya se practicaba, está experimentando un renacimiento en un intento de fomentar más el cultivo de cacao y mejorar su rendimiento.

Además, existe otra ventaja: mantener un ecosistema aumenta la biodiversidad, lo que anima a más animales, como los lémures de Madagascar, en peligro de extinción, a volver a la tierra.

«La agrosilvicultura incentiva a la gente a proteger los bosques y a reclamar la tierra reforestando, y no necesariamente despejándola», señala Salohy Soloarivelo, responsable de medio ambiente de la misión de USAID (la agencia de cooperación del Gobierno de Estados Unidos) en Madagascar.

Sostenibilidad del chocolate

El cacao (y sus efectos antiinflamatorios en el cuerpo humano) gana cada vez más lugar en las prácticas de salud y bienestar de todo el mundo. Pero la creciente industria del chocolate, que alcanzó los 46 000 millones de dólares en 2021, está talando bosques tropicales en algunos lugares, diezmando la biodiversidad y contribuyendo al cambio climático al emitir niveles significativos de dióxido de carbono a la atmósfera.

En la mayoría de los casos, una sola tableta de 200 gramos de chocolate negro elaborada con cacao procedente de la tala de la selva tropical aporta el equivalente de CO2 de un coche conducido ocho kilómetros, según el Instituto de Recursos Mundiales.

En detrimento de dicho escenario, varios productores de chocolate se están subiendo al carro de la sostenibilidad. La empresa de chocolate orgánico Beyond Good trabaja directamente con 150 cultivadores de cacao malgaches para ponerlos al día en las prácticas agroforestales más progresistas, desde la selección de árboles para la sombra y la salud del suelo hasta la diversidad de especies que ayuda a maximizar la supervivencia de los amenazados lémures de la isla. Es que la población de la especie de cola anillada de Madagascar ha caído en picada al menos un 95% desde el año 2000.

Mars Wrigley, fabricante de SNICKERS, M&M’S y otros productos de Halloween, anunció a principios de octubre su compromiso de utilizar únicamente cacao verificado y de origen responsable en las fábricas europeas para 2023, en un esfuerzo por ayudar a los agricultores a prosperar, evitar el trabajo infantil y preservar los bosques.

«Como uno de los mayores compradores de cacao del mundo, tenemos la responsabilidad de ayudar a impulsar un impacto positivo, duradero y sistémico para apoyar a los agricultores y a las comunidades de nuestra cadena de suministro», afirma Benjamin Guilbert, vicepresidente de compras de Mars Wrigley Europe, en la página web de la empresa.

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Vuelven los lémures

Al bajar por las carreteras llenas de baches de Madagascar de camino a una plantación de cacao, pasamos junto a mujeres vestidas de rojo y amarillo brillante que venden fruta y verduras bajo cabañas de hierba. Los pequeños patios están cubiertos de semillas de cacao en proceso de secado y fermentación, y van camino a convertirse en chocolate.

La agricultura de tala y quema del país se hace evidente en una interminable extensión de arrozales sin árboles; algunas parcelas de cacao en las que no se han introducido prácticas de cultivo más progresivas contienen pequeños árboles que dan poco fruto.

Esta enorme nación insular es uno de los lugares con mayor diversidad biológica del planeta, pero el país ha perdido el 25% de su cubierta arbórea desde el año 2000, principalmente para la producción de leña y carbón vegetal. La deforestación también agrava la erosión en el norte del país, ya que el cambio climático provoca ciclones más fuertes y lluvias cada vez más intensas.

En una plantación de Ambanja, propiedad del agricultor de cuarta generación Andrianarison Lalatiana, se respira el olor agrio del cacao en fermentación, una mezcla de col y vinagre lo suficientemente fuerte como para quemar los senos nasales. La suya es una de las plantaciones agroforestales en las que, por primera vez, los investigadores del zoológico de Bristol (Reino Unido) ven lémures en los árboles: plátano, mango, jackfruit, maderas duras y vainilla.

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Caminamos tan silenciosamente como podemos en la oscuridad a través de la plantación, donde los árboles de cacao hacen brotar de sus troncos vainas rojas y naranjas con forma de pelota. La variedad de cacao de mayor calidad y sabor a fruta de Madagascar, llamada criollo, necesita sombra para tolerar el calor extremo, y la plantación conjunta se practica desde hace mucho tiempo para esa variedad.

En cuestión de minutos, ilumina con una linterna los ojitos de un lémur ratón que se encuentra en una flor de plátano púrpura. Rápidamente localiza a un lémur marcado por la horquilla, en peligro de extinción, y luego señala en silencio a un lémur marrón en lo alto de las copas de los árboles. Algunos de los primates vienen a buscar flores de plátano; otros prefieren comer mangos, explica.

Hasta que Lalatiana aprendió a maximizar su producción de cacao, ganando lo suficiente para alimentar a su familia y tener en cuenta el medio ambiente, consideraba a los lémures como roedores, y muchos malgaches todavía lo hacen. Pero ahora sale a buscarlos todas las noches.

«Tengo la responsabilidad de asegurarme de que los lémures estén a salvo aquí y de que podamos seguir comprendiéndolos mejor», reflexiona Lalatiana, quien vende cacao directamente a Beyond Good.

Beneficios del chocolate para la salud

Los antiguos de Mesoamérica llamaban al chocolate una poción mágica divina. Ahora, las investigaciones afirman que en su forma cruda y amarga, sin procesar ni azucarar, el cacao aleja el cáncer, reduce la presión arterial y mejora la memoria. El cacao, la forma menos procesada del cacao, tiene un alto contenido en antioxidantes y sus sustancias químicas antiinflamatorias, llamadas flavonoides, están ganando terreno entre los productos de salud y bienestar. Incluso promete el despertar espiritual en las modernas ceremonias del cacao transmitidas por los mayas y los aztecas.

Dado el resurgimiento de la popularidad del cacao, cada vez más marcas de chocolate están considerando mejores prácticas sostenibles y éticas. Hay nuevos esfuerzos en marcha, como el Mapa de Responsabilidad del Cacao, la Iniciativa Cacao y Bosques y el Marco Internacional de Responsabilidad. Todas estas organizaciones fomentan la preservación de los hogares forestales de los lémures.

En colaboración con Beyond Good, Guittard Chocolate, empresa de comercio justo y certificada por Rainforest Alliance, y otras entidades, USAID introduce la agrosilvicultura en otros 2000 agricultores de cacao y especias en la zona seca del sur de Madagascar, la más perjudicada por la mayor frecuencia de ciclones y la actual sequía. Las asociaciones pretenden proteger los bosques mejorando los medios de vida del 75% de los malgaches que viven por debajo del umbral de la pobreza. Para sobrevivir, muchos no tienen más remedio que talar árboles ilegalmente y cazar lémures para alimentarse.

Basados en los avistamientos de lémures en las plantaciones de cacao del norte, los investigadores del zoológico señalan que es muy probable que una agrosilvicultura más moderna en el país signifique más refugios para los lémures en peligro de extinción que no tienen otro lugar donde ir.

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