Fuego

Volcán Eldfell: Islandia detuvo el avance de la lava con agua de mar

El 23 de enero de 1973, la isla de Heimaey se enfrentó a la erupción de un volcán durante seis meses. ¿Cómo consiguieron detener la lava?

Fue inesperado. Los científicos no habían advertido ninguna señal de advertencia. No hubo datos que presagiaran el inicio de la erupción. El 23 de enero de 1973, una fisura previamente desconocida en la Tierra debajo de la pequeña isla islandesa de Heimaey se abrió a menos de 2 kilómetros de la ciudad de Vestmannaeyjar, que contaba con unos 5.000 habitantes en ese momento. Eran poco más de las 2 de la mañana y todos los habitantes estaban profundamente dormidos. Despertaron de un sobresalto. Se trataba del volcán Eldfell que había entrado en erupción. La fisura, de casi 2 kilómetros de largo, ubicada cerca del pueblo, comenzó a derramar lava caliente en dirección a la población.


La isla en la que entró en erupción el volcán, forma parte de un archipiélago de 15 islas y unas 30 pilas volcánicas frente a la costa sur de Islandia. Las islas son parte de un sistema volcánico activo, formado en menos de un centenar de erupciones diferentes durante los últimos 15.000 años.

La isla de Heimaey es la más grande de las islas Vestmannaeyjar y era hogar de una próspera industria pesquera, centro neurálgico de la pesca de arrastre.

El volcán despertó

Al principio, los primeros testigos oculares pensaban que las casas ardían producto de un incendio, hasta que se dieron cuenta de cómo la lava se veía arrojada a decenas de metros en el aire. Las lenguas de lava comenzaron el descenso por las montañas. Las autoridades no tardaron en evacuar prácticamente toda la isla de manera segura (mediante barcos pesqueros que los llevaron al continente) pero, ante el avance de la lava, que iba destruyendo cientos de casas a su paso, iba preparando el camino, lento pero seguro, hacia el puerto de la ciudad, uno de los puertos pesqueros más importantes de Islandia. Acabaría con todo. Y era la principal fuente de ingresos de la isla. La temperatura del agua subió hasta 44 ºC.

¿Se podía hacer algo?

Había que salvar el puerto de alguna forma. Aunque el avance del flujo del volcán presagiaba la destrucción de toda la ciudad, los ingenieros de la época idearon una operación a la desesperada: bombear agua de mar e intentar enfriar la lava volcánica con objeto de parar su avance.

¿Qué ocurrió?

La erupción amenazaba con tragarse el pueblo, pero el titánico esfuerzo para ralentizar y controlar el flujo de lava bombeando agua de mar y rociando los bordes de las coladas fue un éxito. El personal de emergencia que no había abandonado la isla comenzó a luchar contra el flujo de lava utilizando más de 30 kilómetros de tuberías y 43 bombas de agua. Bombearon más de 6 millones de metros cúbicos de agua de mar hacia el flujo de lava que avanzaba. El flujo de lava hacia el puerto se ralentizó y finalmente se detuvo. La operación comenzó en febrero y terminó en julio de ese año. Fue algo único.

La lava añadió 2,2 kilómetros cuadrados a la isla, creciendo de 11,2 kilómetros cuadrados a 13,14 kilómetros cuadrados.

La erupción continuó durante cinco meses, produciendo no solo lava sino también más de 1,5 millones de toneladas de ceniza que enterraron la ciudad. Más de 800 casas fueron destruidas por tefra o tragadas por la lava cuando finalizó la erupción el 28 de junio de 1973.


Un año después del final de la erupción, la mayoría de los residentes habían regresado a la isla y, en la actualidad, sigue felizmente habitada.

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