Desde hace 49 años las aguas negras del Valle de México se depositan en la presa Endhó ubicada en Hidalgo. Alrededor de este foco contaminante, se cultivan 85 mil hectáreas de hortalizas y la población aledaña registra enfermedades de la piel y estomacales, muestra el documental Río Negro.
El Valle de México vierte al Valle del Mezquital 52 mil litros de aguas negras por segundo a través del Emisor Central, las cuales pasan por el río Tula y llegan a la presa Endhó en Hidalgo. La falta de plantas tratadoras y entubación deriva en la contaminación de cultivos de coliflor, alfalfa y calabaza, y pone en riesgo la salud de quienes los consumen y de los 40 mil habitantes de las comunidades aledañas, revela el documental Río Negro.
Las aguas negras llegan a 28 municipios del Valle del Mezquital, donde hay 30 mil productores campesinos que riegan con esas aguas contaminadas 85 mil hectáreas para producir coliflor, alfalfa, calabaza y maíz.
Las familias que viven a unos metros de la presa en 17 comunidades con 40 mil personas como Tepeje del Río, San Marcos, Cruz Azul y San Lorenza llevan años reclamando una solución al Gobierno federal, particularmente a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), documentó la productora.
Alrededor de la presa Endhó, además de basura, contaminación y escasez hídrica se suman los altos índices de pobreza y enfermedades en su población como cólera, dermatitis, sinusitis, conjuntivitis, gastroenteritis y trastornos potencialmente cancerígenos que afectan sobre todo a los niños y adultos mayores.
Jaime Américo de la Cruz, productor ejecutivo del documental Río Negro y neurólogo pediatra, expuso que sólo en su consultorio ha registrado más de 300 casos de neurocisticercosis causada por el cisticerco del cerdo porque el excremento trae esos gusanos, así como 250 casos de sinusitis que es una infección en huesos de la cara que genera pus.
Además del daño a la fauna y flora, los habitantes que viven cerca a la presa respiran el aire con partículas de materia fecal. Y, sobre los consumidores a nivel nacional, explicó que particularmente los productos a ras de suelo como la calabaza tienen contacto con las aguas negras y comerlos implica un riesgo a la salud.
“Familias enteras han sido afectadas; lo que tenemos aquí es parecido a una pandemia. Además, como es campo abierto, muchos animales [borregos, caballos, ganado] toman de estas aguas”, alertó. “Muchos de estos productos se consumen crudos y estudios han demostrado que —regados con aguas negras— traen virus, bacterias, larvas, hongos y parásitos. Se vuelven en focos de infección muy poderosos”.
El médico agregó que estas aguas también traen metales pesados con sustancias tóxicas nocivas como el plomo y cadmio, que afectan el subsuelo y pueden bajar a los mantos acuíferos.“Algunas industrias poderosas que están en esta zona ya se fueron hacia lo profundo”, aseguró De la Cruz, quien vive en Tula. “Es probable que esta contaminación se extienda a otros ríos y luego al mar”.
La creadora del documental Nancy de la Cruz contextualizó que desde el siglo XVI y XVII se realizaron obras para que el agua acumulada por las lluvias en el Valle de México, ubicado en un lago, desembocara hacia Hidalgo. Pero después se abrió esta desembocadura.“En 1972 se decidió que la presa Endhó fuera la depositaria de las aguas residuales y se les prometió a los campesinos un agua que no ha llegado.