La madrugada del lunes 6 de julio murió Ildefonso Zamora, el protector de los bosques de Ocuilan. Desde hace casi 20 años realizaba una lucha pacífica contra la tala ilegal. Ello le costó su libertad por unos meses y el asesinato de uno de sus hijos.
Ildefonso Zamora era un ambientalista tlahuica, originario de la comunidad de San Juan Atzingo, Estado de México. Se desempeñó como comisario de Bienes Comunales e impulsó el reconocimiento de las tierras de San Juan. Su hijo, Misa Zamora dio a conocer el suceso mediante Facebook. En su publicación menciona que «el Zapata del siglo XXI«, «El incansable Defensor De Los Bosques» ha dejado de sufrir para pasar al descanso eterno.
SU LABOR
En 1988, los taladores clandestinos habían terminado con más de 38 mil hectáreas de árboles. Los comuneros de San Juan Atzingo presentaron una denuncia, pero las autoridades no intervinieron. La tala fue aumentando y fue cuando Ildefonso inició la reforestación de las zonas dañadas, junto con sus hijos Aldo y Misael, quienes en 2004 se integraron como voluntarios en Greenpeace.
Aldo documentó con fotografías y videos a los taladores ilegales. Un año después, su padre comenzó a recibir amenazas.
IMPUNIDAD E INJUSTICIAS EN SU CONTRA
En 2007, Ildefonso interpuso una denuncia por tala ilegal, y ese mismo año, Aldo y Misael fueron emboscados en una carretera por taladores clandestinos. Misael resultó herido, Aldo murió por impactos de bala.
A la fecha, sólo dos de los cuatro agresores se encuentran detenidos. Esto, a pesar de que el entonces gobernador Enrique Peña Nieto se comprometió a hacer justicia.
Durante 8 años, Ildelfonso y su familia continuaron al cuidado del Gran Bosque. Sin embargo, en 2015 Misael fue secuestrado por militares e Idelfonso fue encarcelado, acusado injustamente de supuesto robo con violencia.
El proceso presentó diversas irregularidades, por lo que Aministía Internacional lo nombró «preso de conciencia», esto es, personas que, sin haber utilizado la violencia ni haber propugnado su uso, son encarceladas o sometidas a otras restricciones de su libertad a causa de sus creencias, su origen étnico, sexo, color o idioma.
Tras nueve meses encarcelado en Tenancingo, a través de la defensa del Centro Prodh (Centro de los Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez), un Juez Federal ordenó su libertad porque no había pruebas en su contra.
Al día de hoy, ni el tema de la deforestación ni la justicia por la muerte de su hijo se han resuelto.
México es uno de los países más peligrosos para ejercer el activismo ambiental. Los defensores de los bosques y los recursos naturales se enfrentan solos a la extracción ilegal de los recursos y a la indiferencia y corrupción de las autoridades.
Nota: Toluca La Bella CD