Tierra

Los felinos salvajes son más versátiles de lo que se creía

Durante dos días, Kirsten Frost había seguido la pista de un guepardo hembra con collar de radio por las colinas rocosas de la reserva natural Rogge Cloof, el lugar más frío de Sudáfrica, y, en ese momento, la tormenta de nieve comenzaba a intensificarse.

Forzando la vista entre los copos que caían, logró divisar la cara del felino salvaje, el resto de su cuerpo se perdía en el paisaje enjalbegado.

“Se sentía surrealista. ¿Realmente estoy viendo un guepardo en la nieve en el extremo sur de África?”. Esto escribió Frost, fotógrafo de vida silvestre de Ciudad del Cabo, en un correo electrónico para National Geographic, mientras seguía allí afuera. “Me di cuenta de que era un momento que pocos han experimentado y un momento en la naturaleza que no voy a olvidar”.

Es probable que las fotografías resultantes, tomadas en agosto a una hembra denominada Mona por los conservacionistas y a dos machos sean los segundos registros conocidos de guepardos africanos en la nieve, señala Vincent van der Merwe, que gestiona la reinserción para la organización sin fines de lucro de Sudáfrica Endangered Wildlife Trust. El equipo de van der Merwe tomó lo que cree fue la primera foto en la nieve en 2014 en la reserva cinegética Mount Camdeboo, en la provincia del Cabo Oriental en Sudáfrica.

Ambas instancias muestran a los guepardos reinsertados en las reservas cinegéticas privadas dentro de su zona de distribución nativa. Estas reincorporaciones son fundamentales para la estrategia de conservación diseñada con el fin de proteger a las especies, cada vez con menos población, mientras se les da a los turistas la posibilidad de verlas. Con alrededor de 7000 en estado salvaje, los guepardos son considerados vulnerables a la extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. 

“Tendemos a categorizar”, como asumir que los guepardos solo se encuentran en la sabana del este africano, cuenta van der Merwe, cuyos esfuerzos de translocación están financiados, en parte, por National Geographic Society, eindica que las nuevas imágenes muestran que “estos animales son mucho más versátiles de lo que piensas”.

De hecho, antes de que los colonizadores aniquilaran el 95 por ciento de la población de guepardos para la década de 1960, los felinos vagaban en gran parte del continente, desde montañas de 3.048 metros de elevación a bosques costeros y desiertos (como el Kalahari) donde, por las noches, las temperaturas descienden por debajo del punto de congelación.

En décadas recientes, los conservacionistas como van der Merwe, que se describe como casamentero de guepardos, han translocado alrededor de 60 de los ágiles felinos en varias reservas cinegéticas. Asimismo, colocaron dos machos y dos hembras en Rogge Cloof, una reserva de 183,8 kilómetros cuadrados en la provincia del Cabo del Norte, en 2018.

Sudáfrica es uno de los pocos países en los que las cantidades de guepardos están aumentando. En 2017, van der Merwe y su equipo llevaron guepardos sudafricanos a Malaui— una nación a alrededor de 1400 millas aéreas de Sudáfrica— donde el felino se había extinguido en la década de 1980.
Nuestro objetivo es usar nuestro excedente de guepardos para su reintroducción en otras partes de África”, señala.

Un guepardo macho recientemente liberado en la reserva natural Rogge Cloof inspecciona el paisaje. En una ...

“No he visto nada igual”

La reserva Rogge Cloof fue creada de un establecimiento bovino familiar en 2017. Van der Merwe dice que es lo suficientemente grande como para admitir cinco guepardos adultos y sus crías, y ostenta un rico suministro de springbok, el favorito del guepardo.

Aun así, al principio le preocupaba si los guepardos podrían soportar las temperaturas de la región, que pueden caer a -15 grados Celsius. “Las consecuencias de un guepardo potencialmente congelándose… los medios te devorarán”, cuenta.

Así que hizo su trabajo, buscó en los registros coloniales británicos antiguos y confirmó que los cazadores alguna vez le habían disparado a un guepardo en esta parte de Sudáfrica. Esto significaba que Rogge Cloof alguna vez fue parte de la zona de distribución nativa del guepardo y sugiere que los guepardos modernos podrían tener una habilidad innata para enfrentarse a la nieve, señala.

Hasta ahora, la apuesta de van der Merwe ha funcionado: los cuatro guepardos han sobrevivido y una hembra dio a luz a tres cachorros en julio, en medio del invierno del hemisferio sur. 

Luke Hunter, director ejecutivo del Programa de felinos grandes de Wildlife Conservation Society, señala que la fotografía de Frost es “hermosa— no he visto nada igual”.

Concuerda en que los guepardos históricamente vivieron en Rogge Cloof, aunque señala que no era un hábitat “fantástico” dado el ambiente frío y árido.

Observa que la región es similar en clima y topografía a la meseta de Irán, que hoy es hogar de alrededor de 50 guepardos asiáticos, el último de su tipo en estado salvaje. En algún momento, la subespecie se extendió por todo Asia Central y llegó hasta India.

Hunter explica que los animales iraníes, que regularmente conviven con la nieve, desarrollan un pelaje grueso en invierno, así como también lo hacen los guepardos en los zoológicos del hemisferio norte. Esto sugiere que los guepardos podrían tener “una habilidad evolutiva inherente” para lidiar con la nieve, como cree van der Merwe.

Así que, a pesar de que “el hecho de haber sido fotografiadas en la nieve pareciera ser llamativo y brillante, no es tan inesperado”, indica Hunter. 

Advierte que es probable que los guepardos no puedan manejarse bien en nieve muy profunda, en especial porque los cachorros tienen problemas para regular su temperatura corporal. Y señala que, como ocurre en Rogge Cloof, es probable que solo puedan tolerar unos pocos grados aquí y allá.

Felinos en el hielo

Para aquellos interesados en ver dicho espectáculo en persona, se puede visitar Rogge Cloof. Y, como la mayoría de las reservas naturales de África, está teniendo problemas por el impacto de la pandemia en el turismo, señala van der Merwe. 

Dado que Rogge Cloof es una de las pocas reservas naturales que no tiene depredadores que supongan una amenaza para los seres humanos, como los leones o los leopardos, les permite a los turistas observar a los guepardos a pie, aunque a una distancia considerable que no perturbe a los animales. 

Mona, la hembra más grande de la reserva y la estrella de las fotografías de Frost, está particularmente tranquila con personas cerca. “Los humanos no le importan nada”, se ríe van der Merwe.

Y, en lo que respecta al fotógrafo Frost, ahora se ha vuelto adicto a lo que él llama “felinos helados de África” y quiere regresar para filmarlos para un documental.

“El hecho de que los guepardos hayan soportado nieves invernales sin ser casi documentados muestra que la naturaleza alberga muchos secretos”, señala Frost.

Artículo publicado en National Geographic.

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