Tierra

Gympie-Gympie, la planta más dolorosa del mundo que puede conducirte al suicidio

Hay muchos testimonios que dan fe sobre las dolorosas reacciones que provoca la planta Gympie-Gympie, la más dolorosa del mundo.

Su nombre científico es Dendrocnide moroides, pero es mejor conocida con el extraño apodo de Gympie-Gympie o aguijón del suicidio. Este último sobrenombre puede sonar exagerado o siniestro, pero esconde algo de cierto. Gympie-Gympie tiene una neurotoxina en su interior que causa una reacción en extremo dolorosa en la piel de las personas que la tocan.

Se han reportado casos de personas que sintieron tal desesperación ante el dolor después de tocar la planta, que incluso llegaron a suicidarse para frenar la sensación.

Encuentros desafortunados

La primera persona que reportó los efectos de Dendrocnide moroides fue un topógrafo de carreteras australiano llamado A.C. McMillan. Fue en 1866 cuando su caballo rozó de manera accidental con la planta. A los pocos minutos, el animal comenzó a dar muestras de una gran inquietud. Enloquecido, el animal terminó muriendo a las dos horas del contacto con la planta.

En 1994, el exmilitar Cyril Bromley padeció los efectos de esta planta. Cuando realizaba maniobras durante la Segunda Guerra Mundial, se topó de manera accidental con la planta. La comezón fue tan atroz que estuvo internado dos semanas, atado a la cama de un hospital a la espera de aliviarse.

En esos días, contó la terrible experiencia de un oficial del ejército quien un día utilizó un ejemplar de Gympie-Gympie para limpiarse después de hacer sus necesidades. El dolor ante la reacción en su piel fue tal que el hombre usó su pistola para dispararse y acabar con su sufrimiento.

Este relato se recoge en un texto especial que se publicó en Australian Geographic.

En ese mismo artículo se cuenta el relato de Les Moore, funcionario científico de la División de Vida Silvestre y Ecología del CSIRO en Queensland, quien después de tocar por accidente esta planta su cara se hinchó tanto que dijo que se parecía a Mr. Potato Head.

“Creo que entré en un shock anafiláctico y tardé días en recuperar la vista”, dijo Les, que estaba cerca de Bartle Frere (North Peak) estudiando otras plantas cuando ocurrió el desastre.

“En pocos minutos, el escozor y el ardor iniciales se intensificaron y el dolor en mis ojos era como si alguien hubiera vertido ácido sobre ellos. La boca y la lengua se me hincharon tanto que me costaba respirar. Fue debilitante y tuve que salir a trompicones del monte”.

Esta reacción rápida y salvaje inspiró al ejército británico para investigar las aplicaciones más siniestras del árbol urticante de Gympie-Gympie en 1968. Ese año, el Chemical Defence Establishment de Porton Down (un laboratorio de alto secreto que desarrollaba armas químicas) contrató a Alan Seawright, entonces profesor de patología de la Universidad de Queensland, para que enviara especímenes del árbol urticante. Sin embargo, la investigación nunca se llevó a cabo.

La planta es nativa de las selvas tropicales del este y el norte de Australia, las Islas Molucas e Indonesia. En el caso de animales como los perros o los caballos, la planta llega a causarles reacciones mortales.

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