Agua

Encuentran plastificantes en los músculos de tortugas del Mediterráneo

Un estudio ha comprobado que estas criaturas marinas albergan una alta concentración de estos agentes nocivos en el tejido muscular como consecuencia de la ingesta de plásticos marinos. Su exposición es mayor que la de otras especies, como las ballenas o los delfines.

Los plásticos son una seria amenaza para todas las especies marinas. Sin embargo las tortugas son las víctimas perfectas por una sencilla razón: las bolsas de plástico que flotan en el mar se parecen mucho a una medusa, un alga y otras especies que conforman su dieta principal. Por si fuera poco, estas criaturas suelen quedar atrapadas en redes de pesca y otros aparejos abandonados que pueden provocarles lesiones graves o incluso la muerte.

Expuestas de manera crónica

A ello habría que añadir los efectos causados por el consumo de micro plásticos y las consecuencias metabólicas de la ingesta de productos nocivos. Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por el Instituto de Diagnóstico y Estudios del Agua (IDAEA), del CSIC y la Universidad de Barcelona ha cuantificado por primera vez un enemigo invisible: la acumulaciónde aditivos químicos asociados al plástico presentes en el organismo de las tortugas.

Analizando la presencia de contaminantes y comparándolos con la procedencia de la basura plástica, los investigadores han concluido que las tortugas marinas están expuestas al plástico en los océanos de una manera crónica.

Para llegar a esta conclusión, los científicos realizaron un seguimiento de 19 compuestos químicos plastificantes y retardantes, llamados organofosforados, considerados como disruptores endocrinos, neurotóxicos y posibles agentes cancerígenos en una muestra de 44 tortugas bobas (Caretta caretta) del Mediterráneo localizadas en las costas catalana y balear.

El grupo de trabajo liderado por la investigadora del CSIC Ethel Eljarrat, autora principal del estudio, ya había observado en estudios previos que estos compuestos se bioacumulan en otros organismos marinos, aunque hasta la fecha no los habían cuantificado. «Nos centramos en estos contaminantes porque hasta ahora su uso no está legislado, con lo que no se tiene demasiado conocimiento sobre ellos -asegura la investigadora a National Geographic España-. Aunque no sabemos exactamente los efectos que pueden causar, existen distintos estudios toxicológicos que muestran que pueden ser muy nocivos».

Concentraciones peligrosas


La investigación, publicada en la revista especializada Environmental Pollution, desvela la presencia de plastificantes a niveles de concentración que van desde los 6 hasta 100 nanogramos por gramo de músculo, son similares, explica la investigadora, a los hallados con anterioridad para otros contaminantes organoclorados clásicos, hoy prohibidos, como los bifenilos policlorados (PCB) o el insecticida DDT.

«Hasta ahora no existen datos toxicológicos que nos permitan saber si estamos hablando de niveles altos o bajos es comparándolos con otras familias previamente estudiadas, por lo que los comparamos con estudios de agentes como el PCB o el DDT», afirma Eljarrat. Además, puntualiza la científica, los niveles de contaminación de los plastificantes coinciden con los de aquellos agentes tóxicos, lo cual da una idea de que son unos niveles de contaminación nada despreciables.

Las tortugas marinas son uno de los grupos de animales más expuestos a la contaminación por aditivos plásticos.

Para identificar las fuentes de contaminación se analizaron muestras de la dieta habitual de las tortugas (medusas, calamares y sardinas) así como muestras de la basura marina que ingieren los quelonios, tales como bolsas, tapones, bastoncillos y fragmentos de plásticos flotantes. En todas las muestras se encontraron plastificantes organofosforados. De hecho, algunos de ellos solo estaban presentes en las tortugas y en las muestras de basura, lo que demuestra que la ingesta de estos residuos contribuye a la presencia de los contaminantes en los tejidos musculares de estas criaturas marinas. Además, explica la investigadora, los ejemplares de tortugas de la costa balear mostraron niveles superiores de estos agentes nocivos, lo que puede asociarse a que provienen de la cuenca argelina, donde se ha documentado que hay una mayor presencia de basura plástica en el mar.

Más aditivos químicos que otras especies marinas

Los investigadores descubrieron que, en comparación con los estudios realizados en otras especies marinas, como ballenas o delfines, los niveles de aditivos químicos asociados al plástico son superiores en las tortugas bobas. “Por un lado, los plastificantes organofosforados no se biomagnifican (esto es, son mayores en especies de mayor volumen) a lo largo de la cadena trófica -explica Eljarrat-, con lo que la presencia de estos contaminantes en las tortugas es mayor que en otras criaturas marinas, como ballenas o delfines». Por otro lado, aclara la investigadora, las tortugas están más expuestas a la basura plástica, ya que ingieren macroplásticos que confunden con medusas, mientras que en las otras especies es más común la ingesta de microplásticos, cuyo contenido total de agentes plastificantes es proporcionalmente menor. Una contaminación continua que convierte a estas criaturas marinas en víctimas crónicas de los residuos plásticos para la que solo existe un remedio: dejar de arrojar plástico al mar.

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