Tierra

¿Quedan rincones vírgenes la Tierra? No más de un 3% según un nuevo estudio

Tras una revisión y redefinición del concepto de «Integridad Ecológica», el trabajo concluye que el territorio considerado intacto en nuestro planeta es 10 veces menor que lo estimado con anterioridad

Hace unos 30 años, las áreas consideradas vírgenes o prístinas de nuestro planeta, y las cuales respondían a la definición de aquellas zonas naturales que no han sido considerablemente modificadas por el ser humano, fueron identificadas y contempladas como lugares especiales y prioritarios para la conservación. Sin embargo, como suele ocurrir con las definiciones ambiguas, la vaga delimitación del concepto ha invitado durante mucho tiempo a incluir o excluir en el mismo cualquier a territorio de forma arbitraria, y solo muy recientemente estamos asistiendo a un intento de dotar de semántica un concepto, a efectos prácticos, hasta ahora casi vacío.

Evaluaciones anteriores ya se habían centrado trazar mapas de la influencia humana en la integridad del hábitat, y así en el pasado se han creado mapas del impacto antropogénico que han estimado independientemente que entre el 20% y el 40% de la superficie terrestre del planeta permanecía libre de perturbaciones humanas importantes como asentamientos humanos, carreteras o contaminación lumínica y acústica.

Sin embargo, esta clasificación parece haber quedado obsoleta y desactualizada, y a día de hoy no existe una definición de lo que se consideraría un territorio virgen. «Sabemos que estamos perdiendo hábitats considerados intactos a un ritmo cada vez mayor pese a la demostrada importancia de estos tanto para los organismos que allí habitan en primer lugar, como en última instancia para las personas» explica el doctor Andrew Plumptre de la Secretaría de Áreas Clave de Biodiversidad de la Universidad de Cambridge y autor principal de un estudio se publica esta semana en la revista Frontiers bajo el título Where might we find ecologically intact communities? en el que los investigadores ponen de manifiesto que, en lo que hasta el momento se consideraban territorios prístinos y vírgenes, la biodiversidad se está viendo afectada por especies invasoras y enfermedades, cuando no directamente por el ser humano.

Naturaleza virgen: redefinir para conservar

Así, ante la necesidad de un marco teórico, o al menos un concepto sólido al que agarrarse en aras de delimitar los espacios naturales para así poder protegerlos, en su nuevo estudio Plumptre y sus colegas adoptaron un enfoque diferente, y en lugar de centrarse en el impacto humano, calificaron los distintos hábitats de la tierra en base a un consenso científico: concretamente el llamado Criterio C de Integridad Ecológica del Estándar Global para la Identificación de Áreas Clave de para la Biodiversidad -KBA- de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Este criterio, definido como Integridad Ecológica o Integridad del Hábitat, establece que una comunidad prístina, virgen o intacta, es aquella que alberga una comunidades de especies y procesos ecológicos en su estado natural, es decir, sin pérdidas de biodiversidad, en relación con un referente histórico apropiado, y se halla caracterizada por un hábitat natural continuo con una mínima por parte del ser humano. Como punto de referencia, los autores eligieron el año 1500, ya que esta es la fecha referencial de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza para evaluar la extinción de especies y establecer los criterios de sus Listas Rojas de Especies Amenazadas. Además de la integridad del hábitat, los autores también evaluaron las llamadas Integridad de Fauna , es decir, la conservación de especies animales, y la Integridad Funcional; la conservación de la propia fauna sobre niveles que no afectarían a un funcionamiento saludable del ecosistema.

Solo entre el 2% y el 3% de la superficie terrestre de la Tierra podría clasificarse como territorio virgen, un número 10 veces menor de lo estimado previamente.

En su trabajo el equipo de Plumptre exploró cómo la aplicación de estos 3 conceptos de integridad reduce la cantidad de lugares que podrían calificar según el Criterio C del KBA y así, en base a este, encontraron que solo entre el 2% y el 3% de la superficie terrestre de la Tierra podría clasificarse como territorio virgen, un número 10 veces menor de lo estimado previamente. «Es preocupante que solo el 11% de los lugares contemplados se enmarque dentro de áreas protegidas. Muchas de las zonas identificadas coinciden con territorios manejados por comunidades indígenas, quienes juegan un papel crucial en su mantenimiento» según los autores, para quienes las áreas identificadas como funcionalmente intactas incluyen el este de Siberia y el norte de Canadá para los biomas boreales y de tundra, partes de los bosques tropicales de la cuenca del Amazonas y el Congo, y el desierto del Sáhara.

Sin embargo, hay esperanza. Según se desprende del estudio hasta el 20% de la superficie terrestre del planeta Tierra podría recuperar su integridad ecológica mediante la reintroducción de solo unas pocas especies en el hábitat intacto restante. En este sentido Plumptre declara que «siempre que el impacto humano sea aún bajo, se puedan restaurar las especies a poblaciones que cumplan su rol en la naturaleza y abordar las amenazas a su supervivencia. Nuestros resultados muestran que a través de reintroducciones de especies concretas sería posible restaurar la integridad ecológica hasta en un 20% de la áreas que se han perdido».

«Es preocupante que solo el 11% de los lugares contemplados se enmarque dentro de áreas protegidas

En el futuro, la identificación de áreas bajo el criterio C del KBA puede ayudar a centrar la atención en estos sitios para la conservación y restauración, según Plumptre, «Se ha demostrado que los hábitats intactos tienen beneficios importantes tanto para la vida silvestre como para las personas, por lo que debería ser un objetivo fundamental de las negociaciones en curso sobre el Convenio sobre la Diversidad Biológica«. «Es más necesario que nunca reconocer la importancia de estos lugares especiales donde la integridad funcional es completa, y desarrollar planes para enfocar la restauración en aquellas áreas donde la integridad ecológica podría recuperarse», sentencia el autor.

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