La explicación científica del cambio climático es una de las más debatidas a lo largo de la historia. Si bien en los últimos años se ha adelantado de forma importante en concienciación a niel global, sigue habiendo una corriente de escépticos que lo niegan.
¿Qué es el cambio climático?
Entender el concepto de cambio climático, según la ciencia que busca combatirlo, nos ayudará a situarlo y comprenderlo de mejor forma.
Partamos de la noción de clima como idea básica, entendido desde un enfoque amplio que abarca la manifestación del mismo durante largos periodos de forma global.
El cambio climático que se observa de forma genérica, si bien se pueden hacer análisis en función a criterios específicos que pueden relacionarse con las distintas zonas climáticas o peculiaridades propias de los eventos extremos que ocasiona.
De hecho, la ciencia del cambio climático realiza con el mismo interés estudios locales, regionales o globales. Pese a que se investiga de forma intensa, se trata de un área todavía incipiente, de la que aún queda mucho por descubrir.
Por lo pronto, sin embargo, existe un gran consenso sobre su definición, que podemos resumir fácilmente aludiendo al calentamiento planetario producido por los cambios climático que ocasionan las emisiones de efecto invernadero.
Un proceso inédito en la historia de la humanidad, que se debe a un aumento de la temperatura global, si bien éste se manifiesta de forma diferente según el lugar del planeta en el que nos encontremos.
¿Por qué cambia el clima?
El clima cambia, como hemos apuntado, a consecuencia de las actividades humanas, según ha demostrado la ciencia. El progreso asociado a la industrialización es el principal culpable del calentamiento, en particular el aumento de las emisiones en la atmósfera.
Sobre todo, la emisión de CO2 o el gas metano, dos de los principales gases de efecto invernadero, cuya actuación se descubrió en el siglo XIX. Su concentración es, por lo tanto, el que provoca este problema que finalmente se plasma en la aceleración de los cambios climáticos.
Durante el último milenio, la temperatura mundial se ha mantenido más o menos estable, entre los 13,5 y 14 grados centígrados, acelerándose desde los albores del siglo XIX. Se trata, en suma, de un calentamiento sin precedentes, según apunta el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), creado en 1988 por la ONU con la finalidad de evaluar y analizar la documentación científica, técnica y socio económica disponible.
Sus informes son trabajos hercúleos que buscan abordar el problema del cambio climático y proporcionar un estudio serio sobre el estado de la cuestión en torno a cuestiones claves, como sus consecuencias medioambientales y socioeconómicas.
A partir de ellos se pueden formular estrategias y se les considera una ayudan a los gobiernos para diseñar y aplicar políticas de respuesta al cambio climático, sobre todo de cara a un acuerdo global como el adoptado en la Conferencia del Clima celebrado en París el pasado mes de diciembre (COP21).
¿Cuáles son sus consecuencias?
Pese a que sus efectos se constatan a nivel global, pues el calentamiento es un aumento de la temperatura promedio del planeta, sus diferencias locales son otro de sus rasgos.
Pese a ello, nadie puede escapar a ellas. No, al menos, a largo plazo, aunque no cabe duda de que la políticas preventivas y paliativas, así como el nivel económico de los países y damnificados a menudo resultan decisivas.
Independientemente de las medidas protectoras que se implementen, el cambio climático se manifiesta en forma de eventos extremos, sin distinciones. Como una especie de ruleta rusa, los eventos extremos castigan unas u otras zonas con tormentas y sequías más frecuentes, intensas y de una mayor duración, incendios, olas de calor, huracanes, tempestades tropicales, lluvias torrenciales…
Conclusiones
Todo ello, sumado al deshielo de los polos, cuyo aumento del nivel del mar se tragará amplias zonas costeras en todo el mundo. Y, por supuesto, a estas consecuencias se le suman otras no menos dramáticas como el aumento de enfermedades, inseguridad alimentaria o, por ejemplo, una creciente dificultad por parte de las industrias de aprovisionarse de recursos naturales, migraciones humanas (refugiados climáticos) y de especies.
Muchas se extinguirán y otras intentarán adaptarse a las nuevas condiciones climáticas, pero hacerlo contrarreloj complica mucho las cosas. Tanto que, las más de las veces, simplemente se convierten en un imposible. Al tiempo que otras especies saldrán beneficiadas.
El futuro pinta muy oscuro, como dice la famosa canción. Los modelos climáticos nos advierten que la temperatura del planeta seguirá aumentando del mismo modo, o incluso más, si no reducimos las emisiones.
Detener el veloz avance con una reducción drástica de las emisiones de efecto invernadero es la única solución a nuestro alcance. De lo contrario, los gases de efecto invernadero seguirán acumulándose en la atmósfera y agravarán la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos.