Según un estudio del FMI, una ballena tendría el mismo valor que plantar miles de árboles
Hoy en día son muchas las iniciativas tecnológicas dedicadas a intentar mitigar los efectos del cambio climático. Mientras algunas apuestan por reducir las emisiones de los principales gases de efecto invernadero, otras apuestan por retirarlo activamente de la atmósfera. Ambas opciones, en la mayor parte de los casos, tienen un coste muy elevado y unos resultados inciertos a largo plazo.
Sin embargo, un estudio del equipo de economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) propone un método sencillo y rentable para luchar contra el calentamiento global. Se trata de proteger a las ballenas y promover el incremento de sus poblaciones.
Resulta que estos grandes cetáceos tienen un rol decisivo a la hora de capturar carbono de la atmósfera. Estamos hablando de que cada ballena secuestra, de media, unas 30 toneladas de carbono a lo largo de su vida. Una gran cantidad que, después de su muerte, quedará sumergida en el fondo del océano durante siglos, lejos de la atmósfera y de contribuir al conocido efecto invernadero. A modo de comparación entre especies, un árbol absorbe solamente unos 21,8 kilos de carbono al año.
Pero la labor ecológica de estos cetáceos no acaba aquí. Sus desechos, ricos en elementos como el hierro o el nitrógeno, tienen un efecto multiplicador sobre las poblaciones de fitoplancton, del cual se alimentan la mayor parte de ellas. Estas criaturas microscópicas, aparte de producir al menos el 50% de O₂ de nuestra atmósfera, son capaces de capturar el 40% del CO₂ producido anualmente de manera global, es decir, unos 37 billones de toneladas. Una cantidad equivalente a la que capturarían 1.70 trillones de árboles o cuatro selvas amazónicas.
Al proteger la vida de una ballena, protegemos también al fitoplancton que esta sustenta, resultando en un efecto multiplicador de absorción de carbono atmosférico equivalente a plantar miles de árboles.
Por todo esto, y añadiéndole los beneficios del ecoturismo de cetáceos y a las mejoras en las poblaciones de peces para el comercio marítimo que implicaría proteger a las poblaciones de ballenas actuales, el FMI estima el valor de cada ballena en más de 2 millones de dólares, unos 3 trillones de dólares para el total de la población actual de estos cetáceos a nivel global (unas 1.3 millones de ballenas).
Imaginad qué papel podrían tener en la lucha contra el cambio climático si dejáramos recuperar sus poblaciones a las de tiempos anteriores a su sobrepesca, y en el mundo hubiera cuatro veces más ballenas de las que tenemos hoy en día… Esto es a lo que los economistas del FMI llaman una estrategia earth-tech, que además de mejorar la salud de los océanos, también lo haría la de tierra y por tanto, la nuestra.
Fuente: www.muyinteresante.es