Cuando un halcón peregrino se estrelló contra el tragaluz de un edificio de gran altura en Lima, capital de Perú, lo que impresionó a los investigadores no fue su enorme velocidad —los peregrinos son los animales más rápidos del mundo— ni que lo encontraran comiéndose una paloma en un sector de la escalera, sino el largo viaje recorrido por el ave.
Un estudio publicado recientemente en la revista científica Journal of Raptor Research vincula las zonas de cría de la subespecie norteamericana de los halcones peregrinos (Falco peregrinus), desde sus terrenos de reproducción y cría en Canadá y los Estados Unidos, con sus zonas de invernada en Perú.
Esta investigación, que usó 57 años de información de 227 peregrinos norteamericanos, entre los que se cuentan ocho aves anilladas con ubicaciones de nacimiento conocidas, aporta nueva información a lo que se sabe sobre la variedad de lugares de invernada, así como los distintos patrones migratorios tanto de los peregrinos machos como de las hembras.
Gracias al anillo metálico en su pata, que se colocó como parte de un programa del Laboratorio de Anillado de Aves del Servicio Geológico de Estados Unidos, el equipo pudo saber que el ave que se encontró en un sector de la escalera del edificio había nacido en la Bahía de Hudson en Canadá y había viajado 8870 kilómetros (5511 millas) durante su migración de invierno hasta la capital peruana.
El peregrino que más distancia recorrió, según el estudio, migró desde Alaska hasta Perú, ¡una distancia de 10 671 km (6630mi)!
“Hasta que no se publicaron estos descubrimientos no se sabía el importante número de halcones peregrinos norteamericanos que pasaban el invierno en las playas de Perú”, dijo Dan Varland, director ejecutivo de la organización sin fines de lucro Coastal Raptors, quien no estuvo involucrado en el estudio, a Mongabay en un correo electrónico.
El estudio fue redactado conjuntamente por el fallecido Oscar Beingolea (1959-2019), un científico ciudadano de toda la vida y reconocido cetrero peruano, conocido por algunos como ‘El padrino de los halcones en Perú’; y Nico Arcilla, un miembro afiliado a la Universidad de Nebraska y presidente de la International Bird Conservation Partnership. Con la ayuda de Arcilla, Beingolea fue capaz de ver publicado el trabajo de toda su vida antes de fallecer en 2019.
Los halcones peregrinos son rápidos, capaces de alcanzar en picada velocidades de 320 km/h (200mph), casi tres veces la velocidad de un guepardo. Sus rápidas y hábiles aptitudes para la caza y su apariencia afilada han fascinado a los humanos durante siglos.
La deidad Horus representada como un hombre con una cabeza de halcón, considerado dios de la realeza y el cielo, aparece en las antiguas escrituras egipcias hace 4000 años. En la antigua China, los humanos usaban aves rapaces para cazar ya en 2200 a.C., y se daban halcones como regalos a la realeza durante la dinastía Shang.
“Cuando el cetrero sostiene un peregrino en su puño, la sensación de poder y perfección se puede sentir en un abrir y cerrar de ojos”, escribió Beingolea en un ensayo para ser publicado en Spizaetus: Boletín de la Red de Rapaces Neotropicales en diciembre 2020.
“Cualquier parte del peregrino que vemos, tenemos que preguntarnos cómo un ave pudo alcanzar semejante estado de perfección”, escribió Beingolea. “Podemos considerar las presiones selectivas que han tenido lugar a lo largo de su evolución hasta la punta de cada pluma. Aun así, las fuerzas que han creado semejante criatura magnífica desafían en gran medida nuestra comprensión. Para intentar imaginar estas fuerzas debemos dejar el halcón en su percha y salir al campo a buscar más”.
Beingolea empezó a estudiar a los peregrinos en Perú a mediados de los años 70, en la época en la que sus poblaciones habían alcanzado el punto más bajo debido al uso del pesticida DDT. Esta circunstancia lo detuvo.
“La dificultad para encontrar aves salvajes solo estimuló mi apetito por el descubrimiento”, escribió Beingolea. “En particular, los migrantes misteriosos de la tundra del norte… Aparecían todos los veranos en las playas dónde crecí… Simplemente tenía que aprender más sobre ellos”.
En respuesta a la crisis del peregrino, la especie fue clasificada como En Peligro de extinción por los EE. UU. y Canadá en 1970. El pesticida DDT se prohibió en los EE. UU. en 1972 y miles de peregrinos criados en cautividad fueron puestos en libertad, lo que sacó a las aves del borde de la extinción. Los peregrinos están clasificados como “Preocupación Menor” en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.
“Muestra lo que las personas pueden hacer cuando se juntan y simplemente deciden que van a parar esta extinción”, dijo Arcilla a Mongabay.
Después de recuperar la especie y su eliminación de la lista de especies en peligro de extinción en 1999, los trabajos de conservación en los EE. UU. cesaron en su mayor parte. El trabajo de campo de Beingolea (hasta 2019) es uno de los muy pocos esfuerzos de seguimiento que continuaron después de la exclusión de la lista, dijo Varland.
Una de las cosas que Beingolea notó inmediatamente en su trabajo de campo fue que casi tres cuartas partes de los peregrinos invernantes que capturó en la costa de Perú eran machos, lo que secundaba la idea de que estas especies practicaban la migración diferencial, que quiere decir que los machos y las hembras pasan el invierno en lugares diferentes.
“Imagina si tú y tu mujer o marido pasan tres meses al año juntos”, dijo Arcilla, “y luego dices, ‘bien cariño, hasta luego’… Y a continuación despegan los dos”.
Los halcones peregrinos norteamericanos son conocidos por migrar cada año en grandes números de Canadá y los EE. UU. para pasar aproximadamente de octubre a enero en Centro y Sur América. Sin embargo, las hembras acaban normalmente mucho más cerca de América del Norte.
Beingolea y Arcilla se preguntaban si estas vacaciones de invierno por separado se debían a la diferencia en tamaño entre los sexos. Las hembras son más grandes, así que si una hembra decide establecerse en algún lugar en América Central para pasar el invierno (lo cual es habitual) y aparece un macho, ella puede echarlo a la fuerza, considerando que el macho es mucho más pequeño y la hembra está patrullando la zona. Después de todo, el macho es competencia por la comida.
Los autores dicen que saber dónde las aves crían, hacen escala y pasan el invierno es importante para entender su evolución, ecología y cómo conservarlas. Esta información podría ayudar a incorporar aves reintroducidas, aquellas de instalaciones de rescate o programas de cría, a patrones naturales de migración, dijo Stephen B. Lewis biólogo especializado en la fauna silvestre con el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los EE. UU. a Mongabay, y podría ayudar a los conservacionistas a decidir sobre una zona en la que centrar sus actividades en caso de necesidad.
Por ahora, afortunadamente, el número de peregrinos sigue siendo importante.
“Comprender que estas aves, las cuales han vuelto de manera tan espectacular, cubren de manera habitual distancias tan enormes fue realmente asombroso”, escribió Beingolea. “Te hace darte cuenta de cuánto nos queda por descubrir, incluso sobre algunas de las aves más celebradas en el mundo”.
“No importa cuántas investigaciones realicemos sobre los peregrinos”, añadió, “siguen siendo magníficos enigmas”.