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¿Cómo protegernos de la COVID-19 sin contaminar?

El uso de la mascarilla ha llegado para quedarse. Pero ¿será definitivo como lo es el uso del preservativo, el cinturón de seguridad en los automóviles o del casco para andar en motos o bicicletas, y los lugares libres de humo de tabaco? Por ahora la respuesta es limitada.

“Es difícil predecir cuánto tiempo tendremos que seguir usando mascarillas en espacios públicos, pero es altamente probable que uso se mantenga hasta el próximo año”

Ernesto Gozzer, de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

El futuro de las mascarillas

En Asia, el uso de las mascarillas está ya naturalizado. En Occidente se suman cada vez más argumentos desde la salud pública y la ética. En un artículo publicado el 16 de julio en la revista American Journal of Preventive Medicine, Michael Vuolo, profesor de sociología en la Universidad Estatal de Ohio, y colegas sostiene que las exigencias del uso de la mascarilla para detener la propagación de COVID-19 deben considerarse como «protecciones fundamentales de salud ocupacional» para los trabajadores en tiendas, restaurantes y otros lugares públicos.

“Tanto el humo del tabaco como la COVID-19 son riesgos para la salud basados en el aire para los trabajadores que pueden estar expuestos a ellos durante horas y horas», aseguró Vuolo. “Exigir que los miembros del público usen máscaras es una forma de protección en el lugar de trabajo».


El manejo adecuado de los desechos reciclables de COVID-19 aun es tarea pendiente. fabe-lau, Pixabay

El argumento que generalmente se hace en contra de un requisito de mascarilla es bastante similar al que se ha presentado en el pasado sobre la creación de espacios públicos libres de humo de tabaco: algunos creían que se violaban las libertades individuales de los fumadores.

«Pero incluso las filosofías de libertad individual más estrictas incluso reconocen que esas libertades solo llegan al punto de dañar a otros», señaló Vuolo.

También se esgrime un argumento a favor de las mascarillas que tiene en cuenta a los grupos humanos más vulnerables. Muchos de los trabajadores en las industrias de servicios y minoristas son personas que ganan salarios más bajos y son minorías raciales y étnicas. Estos grupos han sufrido casos más graves de COVID-19.

Hay otras visiones que tienen en cuenta la solidaridad. “Durante la pandemia, lo que una mascarilla realmente dice es:» Me preocupo por tí». Ese es un mensaje importante y poderoso que debemos defender y recomendar.

Hoy usar la mascarilla es una insignia de honor. Indica que la persona que la usa está protegiendo la salud de los demás durante una crisis «, afirmó Eric Klopfer, profesor y jefe de Estudios Comparativos de Medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos.

El impacto ambiental de las mascarillas

Mientras tanto ya hay quienes piensan en que si bien pueden aportar beneficios, el uso de mascarillas podría conllevar un impacto ambiental. El problema está en las mascarillas desechables.

En febrero pasado, la organización OceansAsia alertó sobre la presencia de mascarillas de diferentes tipos (incluyendo las de uso médico) y colores en una isla desierta de Hong Kong.

En ese lugar, encontraron 70 mascarillas en una playa de tan solo 100 metros de largo. En una semana, se depositaron otras 30 más, según informó Gary Stokes de la OceansAsia al diario The Guardian de Inglaterra. También en mayo se detectaron mascarillas como residuos en una ruta en Nigeria.

La organización francesa Opération Mer Propre la llamó la “Basura Covid”: que incluye no sólo mascarillas sino también guantes y botellas de sanitizantes que se encuentran en el Mar Mediterráneo junto con latas y vasos descartables.
La basura COVID-19, no solo en mascarillas, se ha vuelto un problema para el medio ambiente. 
soumen82hazra, Pixabay

Se pronostica que las ventas globales de mascarillas desechables (de un solo uso) se incrementarán de 800 millones de dólares en 2019 a 166.000 millones en 2020, según estimaciones de la empresa de consultoría Grand View Research.

Y los investigadores chinos Oluniyi Fadarea y Elvis Okoffoc han alertado que las mascarillas hechas con diferentes plásticos son una amenaza potencial para el ambiente y para la salud humana. Porque esos materiales no se degradan fácilmente y porque propagan microbios a otros ambientes a través de su diseminación por los mares.

En lo que refiere a la fauna silvestre, ya causó preocupación la muerte de un pingüino tras ingerir un cubrebocas en Brasil. 

“La movilización y la conciencia sobre la prevención de COVID-19 son intensas en todo el mundo. Será loable si la conciencia sobre la protección de nuestro ambiente a través de la reducción, la eliminación (cuando sea posible) y el manejo adecuado de nuestras mascarillas desechables también se puedan llevar a cabo. ¿Quién sabe? La contaminación plástica puede ser la próxima pandemia mundial”.

El mal manejo del equipamiento protector personal (EPP) con un uso mensual de 129 mil millones de mascarillas y 65 mil millones de guantes a nivel global está produciendo una contaminación ambiental expandida, se reportó en la revista especializada Environmental Science & Technology.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente también alertó que por la pandemia se está produciendo una gran cantidad de desechos como guantes, mascarillas o materiales de protección infectados, entre otros. Recomendó con respecto a las mascarillas:  

“En cuanto a los desechos que se generan en el ámbito del hogar, aunque los guantes, las mascarillas o los medicamentos caducados pueden llegar a mezclarse con la basura doméstica, deberían separarse «y ser recolectados por operadores municipales u operadores de gestión de residuos especializados».

Además, el Secretario Ejecutivo de los Convenios de Basilea, Rotterdam y Estocolmo, Rolph Payet, remarcó que cada residuo debe tenerse en cuenta dentro de una política integral de manejo.

“Al abordar este desafío enorme y sin precedentes, insto a los responsables de la toma de decisiones en todos los niveles, internacional, nacional, municipal, urbano y distrital, a que hagan todo lo posible para que la gestión de residuos, incluidas las fuentes médicas y domésticas, sea una prioridad y se garantice el mínimo impacto de estos flujos de residuos potencialmente peligrosos sobre la salud humana y el medio ambiente».

Payet

¿Cómo minimizar el impacto de la “Basura COVID-19”? La solución no será fácil. Porque la emergencia de la pandemia también ha puesto en problemas el cumplimiento de normas que busquen revertir la contaminación con plásticos. Tras evaluar la complejidad del problema global, investigadores científicos de Canadá, Portugal y España han subrayado la importancia de aumentar las normas que limiten los plásticos de un solo uso.

Se debería impulsar un llamado al desarrollo sustentable que vincule a la política pública, las industrias y la investigación científica, y alentar la participación de la ciudadanía en iniciativas para el mejor manejo de los residuos.Las mascarillas son parte de la solución a la pandemia y a la vez un desafío ambiental.

“Las mascarillas de tela hechas en casa tienen algunas ventajas que vale la pena considerar”, dijo a NewNormal.lat el doctor John Brooks, jefe médico de la Respuesta para COVID-19 de los Centros Nacionales para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) en los Estados Unidos.

“Pueden ser más cómodas para algunas personas, y esto puede aumentar la conformidad con su uso constante y correcto en el momento y lugar adecuados. Se puede «reciclar» la tela de la ropa vieja o de otras fuentes para crear una mascarilla reutilizable que se limpie fácilmente sin productos químicos fuertes.

La mascarilla casera de uso diario podría ser una opción respetuosa con el ambiente”, añadió. Sin una vacuna efectiva y segura y sin tratamiento específicos para los pacientes graves hoy, las mascarillas caseras seguirán formando parte del atuendo de cada persona durante 2020.

Para el doctor Brooks, “usar mascarillas en lugares públicos cuando no se pueden mantener una distancia física es una de las medidas que todas las personas pueden seguir para reducir la transmisión de la infección COVID-19.

La buena higiene de manos, no tocarse la cara, maximizar la ventilación de espacios interiores, y estar atentos a los síntomas también son importantes. Si a una persona le piden que se aísle o siga cuarentena, es clave que lo hago por el período de tiempo recomendado.

En mi país, hay dos estudios que demuestran que los Estados que han obligado a usar mascarillas redujeron los nuevos diagnósticos de infección y las muertes”.¿Podrían las mascarillas evitar nuevos confinamientos estrictos de las ciudades? Podrían ser una opción. Un análisis de la empresa Goldman Sachs sugirió que las mascarillas podría evitar que las ciudades vuelvan al aislamiento masivo.

De esta manera se evitaría la pérdida de mil millones de dólares que una cuarentena le costaría a la economía de los Estados Unidos. Cuantos más individuos se cubran el rostro con mascarillas en lugares públicos donde están cerca de otros, más protegida estará toda la comunidad -resaltó Brooks-.

Cada persona  que lleva una mascarilla aumenta la protección individual para cada uno de nosotros. Todo un acto de solidaridad. Pero no olvidemos que la solidaridad no solo vale pensando en nosotros, sino también en el ambiente. 

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