Fuego

¿Cómo ha cambiado el clima desde el Acuerdo de París?

En 2015, la mayoría de países del mundo (196 partes, para ser más exactos) ratificaron el Acuerdo de París, con el que acordaron mantener por debajo de 2 °C el incremento de la temperatura global del planeta y hacer esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C.

Nuestro mundo ya ha sido testigo en el último siglo de una vertiginosa subida de su temperatura: 1,1 °C desde la época preindustrial hasta nuestros días. Si este aumento progresivo alcanza los 2 °C, las consecuencias serían nefastas para la vida en el planeta: sequías, pérdida de la biodiversidad, fenómenos meteorológicos extremos…. Nunca apenas unas décimas han sido tan importantes.

Pasados cinco años, es un buen momento de hacer balance sobre lo que se ha conseguido (o no) durante este tiempo. ¿Cómo ha cambiado el clima desde el Acuerdo de París? ¿Vamos por buen camino para frenar el calentamiento global? A la vista de los datos, la respuesta es no. Lo cierto es que desde el año 2015 los efectos del cambio climático se han intensificado.

Las consecuencias del cambio climático que ya estamos experimentando

Los últimos cinco años han sido los más cálidos de la historia desde que se tienen registros. Según la declaración de la Organización Metereológica Mundial sobre el estado del clima, la temperatura media mundial ha aumentado en 1,1 ºC desde la era preindustrial y en 0,2 ºC con respecto al período 2011-2015. De hecho, el año 2019 ha sido el segundo más caluroso de la historia, solo por detrás de 2016, y acabamos de dejar atrás el mes de enero más cálido desde que se tienen datos.

La temperatura media mundial ha aumentado en 1,1 ºC desde la era preindustrial y en 0,2 ºC con respecto al período 2011-2015

Una de las consecuencias más palmarias del calentamiento del planeta es el deshielo de los polos, ya que también la temperatura del mar asciende y derrite el casquete de hielo en el Ártico y en el Antártico. Según los datos, el ritmo del deshielo se ha acelerado y el continente ha pasado de perder una media de 76.000 millones de toneladas anuales hasta el año 2012 a ver cómo desaparecen 219.000 millones cada año durante los seis años siguientes.

Otra consecuencia de la subida de las temperatura del agua es la dilatación térmica: el agua, al calentarse, tiende a dilatarse y, consecuentemente, los océanos ocupan más espacio. Durante los últimos cinco años, la tasa del aumento del nivel del mar fue de 5 milímetros al año frente a los 4 milímetros que crecía anualmente durante el decenio 2007-2016.

Pero, quizás, los efectos del cambio climático que más percibimos son los desastres naturales. Huracanes, ciclones tropicales, sequías, incendios… En los últimos años hemos visto cómo se ha multiplicado el número de fenómenos meteorológicos extremos que se producen y que cada vez son más devastadores.

Las olas de calor han sido el peligro meteorológico más letal entre 2015 y 2019. Afectaron a todos los continentes, cobrándose vidas humanas, avivando los incendios forestales y provocando pérdidas de cosechas. Durante el 2017, el Atlántico experimentó una de las peores temporadas de huracanes registradas mientras que el Océano Índico vivió devastadores ciclones tropicales sin precedente durante la primavera de 2019.

Estamos a tiempo de cambiar las cosas

La voluntad por parte de los gobiernos de cumplir con su parte en el Acuerdo de París es imprescindible para poner freno al cambio climático. La urgencia a la que nos interpela el planeta para evitar que la situación vaya a peor requiere de transformaciones drásticas en la economía y en la industria global, y de un compromiso firme por parte de todos los agentes para mitigar los efectos del calentamiento global.

Las políticas y medidas de descarbonización serán un gran paso en la dirección correcta para frenar el calentamiento global y el cambio climático y, de hecho, pueden convertirse en la fuerza motriz del crecimiento económico sostenible y el progreso social.

Para tener la posibilidad de mantener el calentamiento a 1,5 °C a largo plazo, el mundo tendrá que reducir un 45% las emisiones de CO₂ con respecto a 2010 antes de 2030, y alcanzar cero emisiones netas (neutralidad en carbono) en 2050.

A pesar de que ya estamos sufriendo los efectos del cambio climático, aún estamos a tiempo de evitar el peor de los escenarios. Los expertos aún dejan una puerta abierta al optimismo: el mundo cuenta con la comprensión científica, la capacidad tecnológica y los medios financieros para hacer frente a esta crisis climática.

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