La aparición de Coruscant en la filmografía del universo de Star Wars fue toda una sorpresa para los amantes de la saga de George Lucas, que por fin pudieron contemplar con sus propios ojos la recreación digital del considerado planeta más importante de esa galaxia muy muy lejana.
Un mundo que, para connotar su grado de poder, se había ideado desprovisto de cualquier atisbo de vida natural para, en su lugar, emplazar una imponente ecumenópolis que dotaba al planeta de un aspecto totalmente artificial y grisáceo, como si de una enorme maquinaria se tratase.
Por suerte, justo en el instante de su presentación, nuestro planeta Tierra, abanderado por los colores verde y azul, presumía de emanar una imagen totalmente antagónica a aquel mundo utópico. Sin embargo, en apenas dos décadas, hemos alcanzado un punto de inflexión que ha inclinado la balanza hacia el otro lado. Ahora nuestro planeta está más cerca de ser un mundo artificial que de ese bastión de vida natural del que solía vanagloriarse.
Según un nuevo estudio del Instituto de Ciencias Weizmann, que ha analizado la cantidad y peso estimado de los objetos inanimados que los humanos producen, este 2020, y por primera vez en la historia de este planeta, la masa de los productos antropogénicos ha superado a la masa de todos los seres vivos que habitan en él.
“La faz de la Tierra en el siglo XXI se ve afectada de una manera sin precedentes por las actividades de la humanidad, la producción y acumulación de objetos creados por el hombre. Para hacernos una idea, por cada persona en el mundo se produce una cantidad de masa antropogénica mayor que su peso corporal cada semana”, señalan los investigadores en el estudio, publicado en la revista Nature.
Según el trabajo, los seres humanos tan solo representamos el 0,01% de la biomasa planetaria. Sin embargo, nuestras actividades han tenido profundas y diversas repercusiones desde hace ya 3.000 años. Por ejemplo, desde la revolución agrícola, las personas han reducido a la mitad la masa total que representan las plantas hasta alcanzar aproximadamente el valor actual.
Sin embargo, esos impactos no pueden comprarse con lo que los autores han descubierto que ocurrieron a partir de 1900. Durante ese año, la masa antropogénica era similar al 3% de la biomasa natural del planeta. Con el paso de los años, la masa artificial comenzó a crecer notablemente, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se registró un pico de crecimiento estimado en un 5% anual.
Durante los últimos 20 años se ha doblado ese incremento hasta alcanzar la biomasa natural del planeta. De seguir con este ritmo, los investigadores advierten que la masa antropogénica triplicará la masa natural en el 2040.
Paralelamente, los expertos señalan que la biomasa natural no ha parado de decrecer, sobre todo durante los últimos años, debido también a la influencia de las actividades humanas, agravando así la brecha entre biomasa antropogénica y natural.
“Los esfuerzos anteriores, como la cuantificación de la apropiación humana de la producción primaria neta, se han centrado en la asignación del flujo de productividad de la biosfera para el uso humano. La masa antropogénica, cuya acumulación está documentada en este estudio, no surge del stock de biomasa sino de la transformación del stock de órdenes de magnitud superior, principalmente de rocas y minerales. Al hacerlo, la humanidad está convirtiendo los depósitos geológicos cercanos a la superficie en una forma socialmente útil, con amplias implicaciones para los hábitats naturales, la biodiversidad y varios ciclos climáticos y biogeoquímicos”, comentan los autores en el estudio.
“Los impactos de estas actividades han sido tan abruptos y considerables que se ha propuesto que la época geológica actual sea rebautizada como Antropoceno. Nuestro estudio fundamenta rigurosamente y cuantitativamente esta propuesta”, añaden los expertos.
Ante esta situación, los investigadores reclaman mayor conciencia para comenzar a vernos como lo que realmente somos y, por lo tanto, advierten de la necesidad de tomar una responsabilidad compartida para cuidar este planeta único en el Universo.