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Así es la avispa albañil macho, el insecto que apuñala a sus depredadores con su pene espinoso

La avispa albañil macho no tiene veneno, por ello tiene que recurrir a esta estrategia para escapar del peligro o de una muerte segura.

Bien dicen que en el amor y en la guerra todo se vale. Y esto aplica para la avispa albañil macho, una especie que escapa de sus depredadores a través de un método bastante doloroso para quien intenta alimentarse de ella.

A diferencia de la avispa albañil hembra, que inyecta un veneno letal a sus depredadores, el macho carece de él. Por ello es que usa sus genitales provistos de espinas para agredir a sus depredadores y escapar de ellos.

Esta defensa se compone de espinas delgadas y retráctiles que se encuentran a ambos lados del falo de la avispa albañil macho (Anterhynchium gibbifrons). Algunos machos utilizan estas espinas para sujetar a las hembras durante el apareamiento.

Avispa albañil macho apuñala a sus depredadores con su pene espinoso
Se pueden ver las espinas genitales de la avispa sobresaliendo en el aire cuando la rana la escupe. (Imagen: Shinji Sugiura )

El hallazgo de una científica herida

Sin embargo, según un nuevo estudio publicado en la revista Current Biology, las avispas blanden sus falos puntiagudos cuando se enfrentan a un depredador, incluyendo la mano de un científico.

La autora de este hallazgo fue Misaki Tsujii, coautora del estudio y estudiante de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Kobe (Japón). Después de estudiar el ciclo vital de las avispas albañiles y manipular a un ejemplar macho, sintió un repentino “dolor” en el dedo.

Tsujii y el equipo con el que trabajaba se percató de algo más. Cuando las ranas abrieron la boca para engullir a las avispas, los insectos respondieron mordiéndolas con sus mandíbulas y clavándoles sus espinas.

Sin embargo, la mayoría de los esfuerzos de las avispas fueron en vano, ya que casi el 65% de ellas fueron devoradas. Pero en el 35,3% de los casos, las ranas escupieron a las avispas en apuros antes de engullirlas.

Por otro lado, el equipo repitió este experimento con avispas macho a las que se les extirparon los genitales y descubrió que eran rápidamente engullidas, aunque seguían mordiendo a las ranas con sus mandíbulas. Eso demostró que la falta de sus espinosos genitales las hacía más vulnerables.

“Por lo tanto, las espinas genitales de los genitales masculinos parecen desempeñar un papel a la hora de impedir que las ranas arborícolas se traguen a las avispas macho”, escribieron los autores.

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