Aire

Activar los sentidos en un bosque

A Occidente esta idea llegó a principios de la segunda década del 2000. Entre los años 2012, 2013 y 2014, los baños de bosque empezaron a tenerse en cuenta en las prácticas terapéuticas, tal como lo habían hecho en Japón desde los años 80 del pasado siglo.

En el país nipón, la revolución del trabajo en despachos, oficinas, espacios cerrados, llevó a la imperiosa necesidad de salir a respirar naturaleza en cuanto se podía. Y aquello llevó al Shinrin (bosque) Yoku (baño). Los baños de bosque emergieron como terapia de bienestar, desconexión individual, íntima, de ahí el concepto de baño.

Todo contacto con la naturaleza, respirar aire limpio lejos de ciudades de atmósfera cargada, supone ya un viaje al bienestar. Pero los árboles y todo lo que en el microcosmos de un bosque nace, crece, florece y muere para continuar dando vida vegetal, todo ello actúa como un potenciador energético para el organismo humano.

Entrar en un bosque es sinónimo de aislamiento, refugio, cobijo, recogimiento y protección. El silencio en él se llena de contenido cuando se activan nuestros sentidos, especialmente el olfato, el oído, la vista y el tacto. Desde el suave movimiento de las hojas de árbol o el sonido de nuestros pasos sobre la tierra, hasta la contemplación de la arboreda a nuestro alrededor dibujan el marco idóneo para la desconexión. Concentrados en todo lo que el bosque nos despierta directamente de nuestro interior, avanzamos en esta sugerente propuesta de bañarse en un bosque.

Alex Gesse, fundador del Instituto Baños de Bosque y consultor especialista en el Expert Group sobre Human Health and Wellbeing do Forest Europe afirma que “inmersos en el espacio forestal, salimos de esa especie de rueda de hámster en la que vivimos”. Entrar en el bosque es concederse eso y ser conscientes de ello nos ayuda a conectar con la naturaleza, “establecer una relación con los elementos del bosque”, apunta Gesse. “No significa abrazar o hablar con los árboles, interactuar con el paisaje no exige ningún parámetro concreto, es algo mucho más simple como sentir”.

Puente del Retamar

Puente del Retamar© Alex Gesse

Sentir la atmósfera, la temperatura, y percibir hacia donde nos lleva, que puede ser, ahora sí si surge de nuestras ganas interiores, de descalzarse para sentir la tierra directamente bajo las plantas de los pies, apoyarse en un tronco de árbol o rodearlo con los brazos. “Para cada persona, el baño de bosque es una experiencia diferente. Lo que importa es que estamos creando un espacio de tiempo y lugar en el que sentirnos confortables”, precisa.

Gesse es el autor de la primera guía que propone bosques donde ir a realizar esta experiencia: Baños de bosque. 50 rutas para sentir la naturaleza. Editada por Alhenamedia en su colección Petit Futé, este trabajo combina el conocimiento de los espacios forestales con la actividad de evasión y bienestar.

Cada uno de los autores que describen las 50 rutas propuestas en la guía de baños de bosque dirigida por Alex Gesse han sido también formados como guías en ello. Porque la experiencia del baño de bosque puede ser realizada individualmente, entrar en el bosque, caminar, sentir, sentarse, respirar profundamente, obedecer a los sentidos. Pero hacerlo la primera vez acompañados de un guía propiciará el poder sacarle mucho más partido a la experiencia, descubrir posibilidades, detalles que tal vez nos pasarían por alto.

BAÑOS DE BOSQUE EN ESPAÑA

País Vasco, Cantabria, Asturias, Galicia, Castilla y León, Extremadura, Andalucía, Madrid, Castilla la Mancha, la Rioja, Navarra, Aragón, Cataluña, Comunidad valenciana, Islas Baleares y las Islas Canarias son las regiones en las que se localizan esas 50 rutas con espacios forestales donde poner en práctica un baño de bosque.

Todos han sido seleccionados por su proximidad a capitales, sin prisas, prestando atención, dejando que nos invada la tranquilidad, serenidad, paz, confort, calma… y cada sensación que ese entorno natural nos vaya despertando. “En realidad, es una experiencia sensorial de bienestar supersimple que mejora nuestro bienestar de forma asequible y apta para todas las personas”, declara Alex Gesse.

En sus clases y conferencias, Gesse explica cómo los componentes volátiles orgánicos (voc’s) que los árboles producen y desprenden cuando sus hojas realizan la fotosíntesis, en determinados momentos del día, junto con la ionización del agua que nos ayuda a respirar mejor, más el sol y la vitamina D que este nos aporta, suman un conjunto de beneficios que afectan positivamente en el organismo.

El 80% de nuestra salud responde al lugar en el que vivimos y en lo que el entorno genera. Todo lo que nos rodea nos afecta, mucho más que la programación de nuestro ADN”, resalta.

Fraga de Catasós, en Lalín

Fraga de Catasós, en Lalín© Anna Vidal

Y cuando Gesse se refiere a la salud, habla de todas las saludes: la física, la mental, la social, la espiritual y la ecológica. “Vivimos una sola salud en la que confluyen todas esas saludes y que es única para todo el Planeta, la ecosalud, salud entendida como ecosistema”, precisa el especialista.

En la guía de la que Gesse es impulsor, encontraremos lugares como el Robledal de Arratzu, que es Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Tras una introducción del lugar, se describe el itinerario y se acompaña de una ficha con información práctica donde se señala el punto de partida y dónde aparcar si llegamos con vehículo propio.

También se indica cómo llegar y si se puede hacer con transporte público, la época más recomendada para realizar esa ruta, la dificultad, la distancia que podemos recorrer en cada propuesta, y si es accesible a personas con algún tipo de dificultad en su movilidad.

En Asturias, una de las rutas transcurre en Braña de la Campa, en el Parque Natural de Somiedo; en Galicia, podremos ir por ejemplo al Sobreiral de Froxán, en la Serra do Courel; en Zamora el bosque de Valorio; en Extremadura, la Senda de la Umbría, en el Parque Nacional de Monfragüe; en Córdoba, el Sendero Botánico, perteneciente al Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos es otro de los espacios seleccionados para los baños de bosque, como el bosque de La Herrería, situado junto al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Conoceremos cada área forestal, sus características ecológicas y paisajísticas, algo de historia de su entorno y qué se encuentra cerca de allí. Así podremos compaginar una práctica altamente terapéutica con el descubrimiento de lugares a los que regresar y en los que realizar actividades complementarias. En cada ficha de una ruta, además, figura en una gráfica el nivel de ionización del agua en la zona.

Y así por todo el territorio, a cada cual su bosque para permitirse ese break tan vital y regenerador energético.

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