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5 sorprendentes animales venenosos

Loris perezoso – Nycticebus bengalensis

Los loris perezosos son los únicos primates venenosos. Se han convertido en una sensación en Internet gracias a videos en los que levantan los brazos cuando la gente les hace cosquillas. Sin embargo, un loris perezoso con los brazos levantados está tomando una postura defensiva. El primate levanta sus brazos para facilitar el acceso a la glándula braquial productora de toxinas. El animal lame esta glándula, porque al mezclar la toxina con su propia saliva puede propiciar una mordedura venenosa. Lamentablemente, los loris se venden con frecuencia ilegalmente como una mascota exótica.También, para evitar una mordedura que puede llevar a la anafilaxia y la muerte en humanos, los comerciantes a menudo cortan los dientes del animal. Muchos de ellos mueren como resultado de la pérdida de sangre o infección por estos procedimientos. Otra cosa notable de este primate es su coloración. Se cree que los patrones en su pelaje se desarrollaron para imitar la coloración de cobras, ayudándolo a prevenir ataques de depredadores.

Ornithorhynchus anatino – Ornitorrinco

El ornitorrinco es una de las cinco únicas especies de mamíferos que ponen huevos, conocidos como monotremados. Todos los monotremados son nativos de Australia y Nueva Guinea. El ornitorrinco tiene una gama de características que lo hacen muy diferente de cualquier otro animal: con un gran pico, una cola con forma de paleta, patas palmeadas y un cuerpo peludo, este animal de aspecto divertido produce veneno que evolucionó para causar dolor, principalmente en otros ornitorrincos. Los machos poseen un conjunto de espuelas en sus patas traseras para inyectar el veneno en otros machos en aras de proteger su territorio. El veneno se produce estacionalmente, aumentando su producción en la temporada de apareamiento. Los humanos que han sido envenenados por un ornitorrinco experimentan un dolor insoportable que, si bien no es mortal, tampoco puede mitigarse con analgésicos tradicionales como la morfina.

Foto: Dr. Philip Bethge

Aedes albopictus – Mosquito Tigre

Los mosquitos hembra se alimentan de sangre a través de una trompa delgada que perfora la piel de su víctima en busca de un vaso sanguíneo para luego inyectar saliva en la herida. Llena de anticoagulantes, esta saliva evita que la herida se cierre, permitiendo que el insecto se alimente. Como sustancia inyectable, la saliva de mosquito puede considerarse un tipo de veneno. Sin embargo, el enrojecimiento que se produce tras la picadura del mosquito tigre no es causado por el veneno sino por la respuesta del cuerpo humano ante este. Para combatir la saliva, el cuerpo produce histaminas que hacen que los vasos sanguíneos en el área afectada se hinchen. El veneno de mosquito puede no ser particularmente peligroso, pero las enfermedades que estos insectos pueden albergar a menudo son algo más serio. La malaria por ejemplo, mata a 600.000 personas cada año. Otras 12.000 muertes adicionales son producidas por la fiebre amarilla. A parte, los mosquitos también pueden transmitir otras enfermedades como dengue y encefalitis japonesa entre muchas otras. Se trata de animales pequeños, pero en ocasiones mortíferos.

Foto: James Gathany, CDC/ Wikimedia Commons

Blarina brevicauda – Musaraña de cola corta

Las musarañas son mamíferos pequeños parecidos a los topos que a veces se confunden con ratones. Pero a diferencia de la mayoría de los mamíferos, algunas especies de musarañas son venenosas. Una de ellas es la musaraña de cola corta, Blarina brevicauda. En esta especie el veneno se puede transferirse a sus objetivos de multiples maneras: a través de espinas, aguijones o garras. A diferencia de los dientes de muchos animales venenosos, que son huecos, los dientes de las musarañas presentan un surco en los laterales que actúan como un canal para la transmisión del líquido. Se cree que las musarañas usan principalmente su veneno para inmovilizar a los pequeños insectos y lombrices de tierra de los que se alimentan. En este caso, la ponzoña es un tipo de conservante; la presa queda paralizada y almacenada en la madriguera de la musaraña. Paralizar a la presa, en lugar de simplemente matarla, la mantiene fresca por más tiempo, después de todo. Las musarañas comen al menos su propio peso corporal todos los días de modo que, sin la capacidad de almacenar alimentos, esto sería difícil de lograr para el mamífero, especialmente en invierno, cuando las presas escasean.

Foto: Gilles Gonthier/ Wikimedia Commons

Conus textile – Cono de oro

Los caracoles cono son un grupo de caracoles marinos depredadores. Con coloridos caparazones, estos moluscos se presentan en una gran variedad  de tamaños y se alimentan principalmente de gusanos, aunque algunos han evolucionado para alimentarse de peces. Su elegante apariencia oculta una técnica de caza notablemente efectiva. Los caracoles cónicos tienen un diente hipodérmico en forma de aguja para inyectar a sus presas su veneno paralizante. El diente se lanza como un arpón fijándose a la desafortunada víctima. Su veneno es un cóctel de toxinas que paraliza a sus presas desorientándolas y entrando en un estado de shock hipoglucémico. El veneno de algunas especies es incluso lo suficientemente potente como para acabar con ser humano, lo que hace que este molusco sin pretensiones sea uno de los animales más venenosos de la Tierra.

Las herramientas que la evolución y la naturaleza han proporcionado a los distintos seres vivos para su supervivencia son tan variadas como en ocasiones sorprendentes.

Uno de los más sosfisticados mecánismos de defensa es el veneno, ya que por lo general, perdida la batalla física con las demás especies, algunos animales se han especializado en la guerra química, desarrollando distintas sustancias que pueden servir a los más distintos intereses, desde escapar de sus depredadores hasta paralizar a sus presas o directamente, provocar su muerte.

Existen multitud de animales venenosos, desde las medusas en el océano hasta los enormes dragones de komodo. Sin embargo, pese a que por lo general solemos asociar el veneno con los insectos y reptiles, otros animales también se han sumado a esta batalla en que las sustancias venenosas toman protagonismo.

Fuente: www.nationalgeographic.com.es

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