La lava del volcán de la isla de La Palma, en las Islas Canarias (España), que entró en erupción hace diez días, llegó al océano Atlántico el martes en la noche.
Desde entonces ha creado una plataforma de unos 500 metros de ancho y una enorme columa de vapor, lo cual causa preocupación por su posible toxicidad.
Las autoridades han pedido a la población de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa hacer confinamiento en sus casas y se ha prohibido la navegación en las cercanías.
Imágenes de televisión mostraban un río de lava cayendo desde un acantilado hacia el agua y produciendo una gran nube de humo.
El viento ha favorecido la dispersión de la columna de vapor y gases que los expertos están analizando para verificar si son nocivos.
«Cuando la lava llega al mar, se debe observar estrictamente el encierro», advirtió el martes Miguel Angel Morcuende, director del Comité de respuesta del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca).
Según dijo a los medios el alcalde del pueblo costero Tazacorte, Juan Miguel Rodríguez Acosta, la lava ha bloqueado todas las carreteras que llevan al sur de la isla y que los residentes en 2 kilómetros a la redonda han sido evacuados.
Ya desde lunes, las autoridades habían ordenado el confinamiento de tres pueblos costeros ante la inminente llegada de la lava al mar.
¿Por qué es tóxico?
Cuando la lava de un volcán como el de La Palma entra en contacto con el agua salada, pueden producirse explosiones y emisión de gases nocivos.
«Cuando el magma toca el mar, se van a formar unas grandes columnas de vapor de agua porque gran parte del agua del mar se va a vaporizar. Eso se debe al gran contraste térmico que hay entre ambos: la lava tiene una temperatura de más de 900°C, mientras que el agua tiene unos 23°C», explicó hace unos días José Mangas, profesor de geología de Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, a BBC Mundo.
«Pero como el agua tiene cloruros, sulfatos, carbonatos, flúor y iodo (entre otras cosas), se van a volatilizar también gases tóxicos», dijo el académico.
Estos gases pueden provocar irritación en la piel, los ojos y las vías respiratorias.
También se teme que partes de la costa puedan colapsar y provocar explosiones.
Desde que el volcán de Cumbre Vieja entró en erupción, el domingo 19 de septiembre, la lava ha destruido cientos de casas y numerosos cultivos de plátano.
Además, más de 6.000 personas han sido evacuadas.
Ante la devastación, este martes, el gobierno de España declaró a La Palma como «zona de desastre», lo que permitirá transferirle fondos por unos US$12,3 millones a la isla para darle vivienda a las personas que lo necesiten.
Algunos expertos temen que la erupción pueda durar varias semanas o hasta meses.