Agua

Técnicas de reutilización del agua

Todos sabemos que el agua cubre el 70% de la superficie terrestre, que apenas un 2% es dulce y que, de esa pequeña cantidad, solo un 0,007% es potable. Pero, ¿sabías que el agua es más antigua que el Sol? Los expertos aseguran que buena parte del agua que tenemos en nuestro planeta se formó hace mucho tiempo y muy lejos de aquí.

Al parecer, la cantidad de deuterio que hay sobre la Tierra es insuficiente para generar toda el agua que tenemos. La conclusión a la que han llegado los científicos es que ese deuterio, un isótopo de hidrógeno indispensable para formar agua, se encontraba en la nebulosa presolar. El oxígeno y el hidrógeno que la componen se juntaron en el espacio para formar H2O antes de que se formase la tierra. ¡Estamos hablando de algo que sucedió hace tantos millones de años de da hasta vértigo!

Este asombroso dato sobre la edad del agua fue descubierto hace apenas unos años. Increíble, ¿verdad? Y es que el agua aún esconde secretos que, poco a poco, la ciencia va desvelando y que subrayan el inmenso valor que tiene para el planeta y para los que lo habitamos.

Sin embargo, debido a la contaminación y a la sobreexplotación, la cantidad de agua para nuestro consumo se reduce año tras año. O lo que es lo mismo: cada vez hay menos agua a repartir entre más personas. Según la ONU más de 1100 millones de personas carecen de acceso directo a fuentes directas de agua potable y sufren lo que se conoce con estrés hídrico.

Precisamente por eso, uno de los objetivos fundamentales en nuestro planeta es la recirculación y reutilización del agua.

Los astronautas de la Estación Espacial y cómo han logrado el ciclo infinito del agua

La tripulación de la Estación Espacial Internacional permanece alrededor de seis meses en su interior orbitando alrededor de la Tierra. Cabe imaginar las dificultades que comporta abastecer a la estación de provisiones y de cómo los ingenieros han tenido que arreglárselas para subsistir todo ese tiempo sin realizar viajes a la Tierra. Uno de esos ingenios lo encontramos en la manera de optimizar y reciclar el agua en la estación.

Veamos. Cada astronauta tiene asignado un consumo de unos 3 litros y medio de agua al día. Pues resulta que esa cantidad procede, casi en su totalidad, del líquido que ellos mismo han expulsado o del agua que han utilizado para lavarse. Sí, es justamente lo que estás pensando. Tratan la orina y otros fluidos corporales para extraerla, purificarla y hacerla apta para el consumo humano de nuevo.

Asombroso, ¿verdad? En la Tierra cada vez es más urgente adoptar esa misma filosofía, la de que no podemos malgastarla agua alegremente si queremos garantizar nuestra propia supervivencia.

Reutilizarla para darle vidas infinitas

Uno de los proyectos punteros para conseguirlo es la estrategia de depuración. La mayoría de grandes ciudades depuran cada año millones de toneladas de aguas residuales. Esta actividad cada vez es más importante para aprovechar los recursos hídricos, pero lo cierto es que implica un gran consumo energético. Por suerte, la investigación para encontrar mejores fórmulas en el proceso de depuración sigue en marcha.

Una de estas investigaciones la encontramos en bacterias dopadas con pequeñas corrientes eléctrica. Estas bacterias se añaden al proceso de depuración: participan en la eliminación de algunos contaminantes mientras que generan gas para que las propias estaciones se retroalimenten energéticamente. Y es que las grandes innovaciones de reaprovechamiento no se producen solo en la estación espacial, sino que también se están trabajando aquí abajo, en la Tierra.

Desalar el mar de la manera  más eficiente posible

La desalación del agua del mar es una realidad desde hace mucho tiempo. Pero la novedad reside en que, gracias a la desalación por osmosis inversa, esta actividad es cada vez más eficiente energéticamente.

La ósmosis inversa permite separar la sal del agua salada mediante una membrana semipermeable. No es solo el proceso más avanzado, sino también el más eficiente y sostenible, ya que genera hasta 4,5 veces menos emisiones de efecto invernadero que el resto de tecnologías de desalación. En el mundo hay ahora mismo alrededor de 18.000 plantas desaladoras y cada año aumentan en torno a un 10%.

Fuente: www.ambientum.com

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