El caracal es un cazador muy eficaz, que da muerte a sus víctimas de un certero mordisco en el cuello.
Su agilidad y pericia se ponen a prueba cuando caza aves haciéndolo todo un especialista en esa materia.
Los caracales, gatos tímidos y normalmente nocturnos que se encuentran en diversos entornos de África y Asia, no están en peligro de extinción.
El caracal más grande puede llegar a los veinte kilos (frente a los casi cien del puma o a los casi doscientos del león) y no alcanza el metro de longitud, sin contar la cola.
Este animal llega a evitar las zonas excesivamente boscosas y prefiere moverse de noche, descansando durante el día escondido entre las rocas.
Los caracales se domestican con facilidad, razón por la que su agilidad y velocidad han sido aprovechadas en distintas épocas en Egipto, Persia y la India para la caza.