Tierra

Meteoritos, asteroides, meteoros y cometas: ¿sabes las diferencias?

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Según el Diccionario de la Real Academia Española, un asteroide es un “cuerpo menor del sistema solar, de dimensiones inferiores a 1000 km de diámetro y que frecuentemente gira alrededor del Sol entre las órbitas de Marte y Júpiter”. Básicamente, hablamos de un objeto rocoso que no tiene el tamaño suficiente como para ser considerado un planeta.

Según explica el astrobiólogo Carlos Briones en su libro ¿Estamos solos? En busca de otras vidas en el cosmos, los asteroides que tienen un tamaño menor de 50 metros se llaman meteoroides, y aquellos gránulos por debajo de los 10 micrómetros serían polvo cósmico. Además, los meteoroides también pueden provenir de los cometas.

¿Y dónde quedan los meteoritos? En algunas ocasiones, la trayectoria de asteroides y meteoroides intersecta la de la Tierra, y estos cuerpos pueden quedar atrapados en nuestro campo gravitatorio. “En el momento en que un meteoroide entra en contacto con la atmósfera se denomina meteoro”, nos explica Francisco Espartero, director del Máster Universitario en Astrofísica y Técnicas de Observación en Astronomía de UNIR. “La mayoría se desintegran dejando un rastro de luz, y nosotros los vemos como estrellas fugaces. Y, cuando el meteoro es lo suficientemente grande como para lograr sobrepasar la atmósfera completa sin desintegrarse del todo, entonces cae a la Tierra, ahora sí, en forma de meteorito”. De hecho, y tal como recoge Briones en su libro, siendo puristas el nombre de meteorito solo se debería dar a aquellos objetos de los cuales se ha observado y documentado su caída, pero esto se estima que solo sucede en uno de cada diez casos.

Cometas, gigantes de hielo y polvo

Como se explica en la web de divulgación de la NASA Space Place, los cometas son objetos que orbitan alrededor del Sol, igual que los asteroides pero, a diferencia de ellos, están hechos de hielo y polvo. La mayoría de cometas que conocemos provienen del cinturón de Kuiper y la nube de Oort, regiones situadas en el límite de nuestro sistema planetario.

“Cuando los cometas se acercan lo suficiente al Sol sus núcleos se subliman y forman una atmósfera de gas y polvo que se ioniza por interacción con las partículas cargadas del viento solar”, explica Briones en su libro. “Esto da origen a una cola, cabellera o coma, de donde proviene su nombre”.

A lo largo del tiempo, muchos cometas pueden acabar perdiendo sus materiales volátiles, que se irán sublimando y diseminando en el espacio, y en ese momento se convertirán en asteroides rocosos que ya no dejan señales en forma de cola. Y, a la inversa, algunos asteroides son ‘cometas durmientes’, ya que contienen cantidades muy importantes hielo en su núcleo rocoso y se pueden activar si pasan lo suficientemente cerca del Sol.

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