Si conoces a la araña con cara de ogro, seguramente te has asombrado al ver esos ojos gigantescos con los que los detectan a sus presas en la oscuridad.
Pero resulta que este arácnido nocturno tiene otro sentido que lo hace muy especial: el oído. Un estudio reciente reveló que la araña puede escuchar una gran variedad de sonidos a más de dos metros de distancia, gracias a los órganos sensoriales que tiene en sus patas. Sí, en sus patas.
Para cazar a sus presas, las arañas cara de ogro -originarias del sureste de los EE. UU.-, construyen una tela pegajosa, y cuando se trata de insectos voladores, los atacan en el aire con un movimiento hacia atrás.
Al enterarse de esta habilidad, Jay Stafstrom, investigador postdoctoral de neurobiología en la Universidad de Cornell, se propuso realizar un experimento, y para esto, cubrió los ojos de las arañas con un trozo de silicona. Para sorpresa de Stafstrom, la venda en los ojos no impidió a las depredadoras atrapar insectos en el aire, lo que sugirió que, en realidad, se valían de la audición para identificar a sus presas.
Las arañas no tienen un sentido auditivo convencional. Pero cada vez es más firme la teoría de que algunas arañas, como las arañas saltarinas, las arañas pescadoras y ahora las arañas cara de ogro, pueden oír a través de receptores sensoriales en sus patas. Al captar ondas sonoras que luego transmiten al cerebro, los receptores funcionan como oídos. Si bien se sabe que las arañas perciben las vibraciones de las presas que se mueven por sus telarañas, esta habilidad no es considerada audición.
Pero en el caso de las arañas cara de ogro, resulta sorprendente lo bien que pueden oír, expresa Stafstrom, cuyo estudio acaba de ser publicado en la revista Current Biology. Según se revela, a diferencia de algunas especies (como las arañas saltarinas) que no pueden oír sonidos de alta frecuencia, las arañas cara de ogro pueden detectar sonidos de baja frecuencia como los aleteos de insectos y de alta frecuencia como los chirridos de las aves, que constituyen sus principales depredadores.
El hallazgo de un sistema auditivo tan avanzado en una criatura simple puede ser un gran punto de partida para conocer más sobre cómo ha evolucionado este sentido, explica Sen Sivalinghem, biólogo sensorial de la Universidad de Toronto, que no participó en el estudio.
“El procesamiento de información sensorial en los cerebros de animales relativamente menos complejos con menos neuronas (y cómo esto afecta los comportamientos y decisiones que toman los organismos) puede aportar información sobre los procesos y mecanismos de todos los cerebros, entre ellos, el nuestro», sostiene.
Sentido arácnido
Según indica el estudio, las arañas cara de ogro fabrican una red de seda pegajosa y luego atrapan a los insectos voladores con un «veloz giro hacia atrás”.FOTOGRAFÍA DE JAY STAFSTROM
En el experimento reciente con estas arañas, Stafstrom y sus colegas, colocaron pequeños electrodos en el cerebro y en las patas, que pueden reaccionar a los sonidos hasta una hora después de que se las corta. Los científicos sospecharon que los órganos metatarsianos, ubicados en el extremo de las patas y encargados de detectar vibraciones, también funcionaban como oídos.
Posteriormente, los científicos reprodujeron diferentes sonidos a dos metros de distancia. Según indicaron los electrodos, el cerebro y los órganos metatarsianos se activaron con los sonidos de baja y alta frecuencia. Sin los órganos metatarsianos, los arácnidos no reaccionaron a los sonidos de la misma manera, lo que sugiere que estos actúan como tímpanos.
Para confirmar los hallazgos del laboratorio, el equipo también realizó pruebas en el hábitat natural de las arañas en Gainesville, Florida, reproduciendo los mismos sonidos a una distancia de 2 metros.
Los resultados fueron los mismos: las arañas arrojaron sus redes cuando oyeron sonidos de baja frecuencia, es decir, los que imitaban alas de insectos, y no se movieron al oír sonidos de alta frecuencia, que indicarían que un depredador anda cerca. Esas respuestas respaldaron la teoría de que las arañas no solo reaccionan a las vibraciones de la telaraña, sino que también oyen, comentan los autores del estudio.
«Este estudio es muy interesante porque combina pruebas de comportamiento con trabajo de neurofisiología», explica Sivalinghem.
Y agrega que “registrar la actividad cerebral de las arañas es algo increíblemente difícil y sabemos muy poco sobre cómo se procesa la información sensorial y qué información es importante para las arañas. Por eso estos estudios son tan reveladores”.
Hacia una tecnología más avanzada
El descubrimiento podría incluso conducir a una mejor tecnología para detectar el sonido, como micrófonos hipersensibles, explica Stafstrom.
Dado que las arañas cara de ogro han «evolucionado y desarrollado este comportamiento tan extraño, podríamos imitar eso de alguna forma», expresa.
Stafstrom piensa que se podría diseñar, por ejemplo, un micrófono inspirado en estas arañas o un altavoz inteligente con ocho «patas», cada una con un sensor, de modo que «puedas calcular muy bien de dónde proviene el sonido, qué tan rápido llega y hacia dónde va». Un dispositivo como este podría servir para detectar una voz específica en medio de múltiples otras voces y sonidos, explica.
«Creemos que estas arañas ocultan información que vale oro».