Existen animales con un rol paterno fundamental en la crianza, como las ranas toro, que construyen canales para ayudar a sus pequeños renacuajos, o los zorros, que “enseñan” a sus crías a sobrevivir.
Los gorilas machos de espalda plateada, con su pecho musculoso y dientes filosos, suelen dar una imagen de autoridad y rudeza, pero estos animales también tienen un costado tierno que se manifiesta en la relación con sus hijos.
Muchos estudios sugieren que esta característica sería una de las razones por las que las hembras se verían atraídas a estos simios de 180 kg. «Creemos que las hembras prefieren a los machos que son amables y dedicados con las crías», comenta Stacy Rosenbaum, antropóloga biológica de la Universidad de Michigan que estudia el comportamiento social entre los gorilas de montaña de África central.
Se han documentado varios de los sacrificios que hacen las madres del reino animal (por ejemplo, el caso de un pulpo que cuidó sus huevos durante cinco años), pero los esfuerzos de los machos suelen pasar desapercibidos. En parte, porque en relación con la paternidad animal, suele hablarse solo de los comportamientos más extremos, dice Rosenbaum.
«Hay de todo, desde padres caballitos de mar, que se hacen cargo del 100% de la crianza, hasta los mamíferos que simplemente se aparean y luego desaparecen», dice. Pero «a medida que observamos diferentes especies durante largos períodos de tiempo, nos damos cuenta de que el asunto es más complejo de lo que creemos».
Te presentamos algunos padres animales que realizan grandes esfuerzos de crianza que suelen pasar inadvertidos.
Ranas toro ingenieras
Cuando llegan la temporada de lluvias, las ranas toro africanas emergen de un estado de letargo subterráneo y se preparan para una frenética temporada de reproducción. Los machos usan llamadas de apareamiento para atraer a una o más hembras, y fertilizan sus huevos mientras persiguen, o incluso matan, a sus rivales.
Los machos exitosos quedan a cargo de varios miles de huevos, depositados en diminutos estanques. Durante semanas, protegen los huevos (que luego son renacuajos) ahuyentando a los depredadores como las serpientes y asegurándose de que las crías tengan suficiente agua para sobrevivir.
Si el estanque comienza a secarse a causa del calor, los padres trasladan a sus crías a aguas más profundas y frías. Incluso construyen canales para conectar los estanques que se van evaporando con estanques más grandes para que el agua llegue hasta sus crías, o bien, para que puedan contar con una ruta de escape.
Esta crianza de dedicación plena tiene un costo para la generación futura. Como las ranas toro macho comparten su tiempo exclusivamente con sus crías, a la larga, acaban comiéndose algunos renacuajos para subsistir.
Puercoespines dedicados
El cortejo entre puercoespines crestados puede ser bastante espinoso. Pero una vez que la pareja ha conectado, el vínculo afectivo es para siempre, algo que no es común en el reino animal, dice Emiliano Mori, biólogo evolutivo del Consejo Nacional de Investigación de Italia en Roma.
“El vínculo de pareja se mantiene de por vida con encuentros de copulación durante todo el año, incluso sin penetración y sin fines reproductivos”, cuenta Mori, quien estudia la especie en su Italia natal.
Los hijos son criados por ambos padres, y heredan este rasgo afectivo.
“Las crías de puercoespín emergen de madrigueras y comienzan a explorar el medio ambiente junto con ambos padres”, comenta Mori. «Y tanto la mamá como el papá se ocupan de cuidarlo».
Zorros maestros
El zorro rojo padre se toma la vida familiar muy en serio. Los carnívoros del hemisferio norte forman lazos fuertes y generalmente monogámicos con sus parejas, y defienden ferozmente su territorio, procurando que no se acerquen otros machos.
Luego de dar a luz, la madre permanece con sus cachorros en la guarida, mientras que el padre va en busca de comida. Y cuando los cachorros emergen de la guarida, el padre enseguida asume el rol de maestro dedicado, y les enseña pacientemente cómo cazar y acechar.
Por ejemplo, los papás zorros “entrenan” a sus crías: esconden comida para que se esfuercen por encontrarla y les proponen juegos de emboscadas para que aprendan a evitar a los depredadores.
Pez payaso protector
Existe un número limitado de especies de peces que cuidan de sus crías. Y en casi la mitad de estas, el padre es el principal cuidador, como ocurre con las 30 especies de pez payaso.
El pez payaso-anémona macho, Amphiprion ocellaris, atrae a las hembras despejando una porción del terreno en el fondo marino cerca de una anémona de mar, los habitantes de los arrecifes de coral con quienes estos peces tienen una relación simbiótica.
Una vez enlazados, la hembra se encarga de poner huevos en su nido, que luego el macho fertilizará. El macho protege los huevos hasta que eclosionan, abanicando el nido para mantenerlos oxigenados y asegurándose de que no tengan parásitos.
Los estudios revelan que esta conducta protectora del pez payaso es consecuencia de una hormona, algo similar a lo que ocurre con la oxitocina (la llamada «hormona del amor») en la crianza de humanos.
Pingüinos robustos y proveedores
El pingüino de Adelia macho construye hermosos nidos con rocas para las hembras, quienes suelen probar varios nidos antes de hacer su elección final, dice Emma Marks de la Universidad de Auckland de Nueva Zelanda.
“He visto a machos jóvenes construir nidos con huesos y alas de pingüinos muertos, algo horrendo, pero era el único material que tenían a mano”, dice Marks por correo electrónico. «¡No me extraña que no hayan conseguido pareja!»
Los futuros padres no solo deben ser buenos constructores de viviendas; también deben tener mucha resistencia. Un macho con más grasa corporal produce un tono diferente cuando realiza una llamada de apareamiento, y las investigaciones muestran que las hembras prefieren estos pingüinos corpulentos. Esto se debe a que los machos más grandotes tienen más reservas energéticas para hacer ayuno mientras incuban huevos, y a las hembras, esto les brinda mayor garantía de confianza.
Una vez que la hembra pone sus huevos, ambos padres se turnan para incubarlos durante períodos prolongados. Después de que los polluelos nacen, el papá les trae alimento nutritivo que consiste en peces y krill regurgitados.
La crianza extendida del albatros
Aunque los albatros migrantes pasan gran parte de su vida en el mar, siempre regresan a su isla de origen, con su pareja de toda la vida. Estas aves longevas, originarias del Pacífico, producen un solo huevo cada dos años.
Los papás albatros eligen la ubicación del nido y ambos padres incuban el huevo y crían al polluelo durante aproximadamente un año. Durante ese tiempo, la cría depende 100% de sus padres para poder alimentarse, y por su tamaño y su destreza en la caza, el padre representa el principal sostén de la familia.
Un padre albatros puede criar muchos hijos a lo largo de sus 50 años de vida, un periodo de crianza que no se encuentra en casi ninguna especie, ni siquiera en la nuestra.