Tierra

¿Es posible domesticar a una hiena?

Dos historias muy distintas sobre el proceso de adiestramiento de estos grandes carnívoros

Abuja, Nigeria

Las hienas manchadas (Crocuta crocuta) son de las especies más temidas del reino animal. Sin embargo, en África existen al menos dos historias sobre el acercamiento entre humanos y estos carnívoros; tradiciones familiares basadas en domesticar a estos fieros animales.

La primera se sitúa en una pequeña aldea cerca de Abuja, en Nigeria, dónde vive en un grupo de comerciantes nómadas que se dedica al negocio del adiestramiento y venta de especies salvajes. Aparte de serpientes y babuinos, también capturan crías de hiena en estado salvaje y las amaestran desde niños, como se pueden ver en el cortometraje documental Hyenas Boys, de Tarryn Crossman.

«He estado haciendo esto desde que tenía cinco años», dice Mufasa Mohammed, entrenador de hienas. «Desde que el animal era pequeño, lo he estado alimentando, dándole carne y medicinas. Ahora la bestia es lo suficientemente mansa como para ser exhibida en público». Mohammed habla de la medicina, una especie de brebaje que dan tanto a los animales como a sus entrenadores desde que son niños para hacerlos fuertes, como parte su instrucción; además de crecer con serpientes en el cuello desde que son bebés.

Estos nómadas se ganan la vida con las limosnas que obtienen de sus actuaciones en la calle con animales salvajes; y de la venta de los mismos a familias ricas por el valores de entre 3000 a 8000 dólares por fiera.

Harar, Etiopía

La segunda historia ocurre en Harar, en Etiopía, dónde Abbas Yusuf se ha ganado la confianza de estos carnívoros. En esta ciudad, encontrarse a hienas salvajes paseando por las calles, el mercado de Magala Gudo y el vertedero, en busca de restos de carne y basura es muy común. Aquí la gente no les tiene miedo, de hecho, los locales dicen que las hienas no han atacado a nadie desde hace más de 200 años, desde que decidieron abrir la murallas y ponerles restos de comida.

Yusuf, conocido como Hyena Man, aprendió a alimentar a estos animales salvajes de su padre, Yusuf Mume Salleh, quien solía arrojarles comida para alejarlos de su ganado. Años más tarde, la tradición sigue viva y se ha convertido en una atracción turística popular. Cada atardecer sube a una colina y llama a las hienas para atraerlas hasta su casa, dónde las alimenta.

El fotógrafo de Nat Geo, Brian Lehmann, quien pasó una temporada junto a Yusuf, documentando su trabajo, afirma “no hay duda de que sean unas criaturas horrendas, pero no hay duda de que hay belleza en su interior”.

Aunque los dos casos nos demuestren que es posible adiestrar a estos animales salvajes, en la mayor parte de países del mundo es ilegal y muy peligroso. Debido a su fuerte carácter, deben llevar siempre el bozal y, una vez llegan a la edad adulta no pueden volver a ser liberadas en la naturaleza por poder transmitir nuevos patógenos a animales en libertad, teniendo por tanto, que ser sacrificadas.

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