Fuego

El fuego no se calma en Argentina pero bajó el riesgo de que llegue a los pueblos de la costa

Nada es más efectivo para propagar un incendio forestal que el viento. Paradójicamente, también puede ser clave para apaciguarlo. Eso sucedió durante la mañana de ayer en la zona al norte de Puerto Madryn, en Chubut. En el peor momento de sometimiento a las llamas desde que arrancaron el 1 de enero, cuando la amenaza de alcanzar un pueblo de pescadores era concreta, el viento rotó, se puso desde el sur y no sólo contuvo la expansión sino que apagó gran parte.

El martes empezó con cierta tranquilidad, después de una noche de alto combate entre las dotaciones de bomberos y Defensa Civil, pero con el correr de las horas volvió cierta preocupación porque otra vez la dirección del viento varió y avivó las llamas. En cuatro días el incendió ya afectó 78.715 hectáreas, más de cuatro veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires. En las últimas 24 horas se expandió unas mil hectáreas pero no hacia la península Valdés, donde peligró la tranquilidad en los pueblos Puerto Pirámides, Riacho y Punta Gales.

Especialmente en los últimos dos, que son pequeños asentamientos de pescadores artesanales, estaba enfocada la preocupación de las dotaciones de Bomberos anoche. Durante todo el lunes se trabajó en intentar frenar que las llamas entren a la península. A la altura del itsmo Ameghino entonces, con maquinaria vial, se trazaron zanjas para que funcionen como cortafuegos y también se incentivó un contrafuego para frenar el avance del incendio.

Esa estrategia dio resultado y además el viento ayudó durante la madrugada. En la mañana del martes las operaciones comenzaron con el fin de identificar los focos y chequear que no hubiera lugares activos. Pasado el mediodía el viento giró y, otra vez, resucitó las llamas.

Si bien el incendio no recuperó la intensidad de los primeros tres días, el paisaje de la zona es desolador. Hay columnas de humo por todos lados que le dan un velo gris al cielo. Además, vuela la ceniza. Mientras tanto, los brigadistas verificaron focos activos en la cola del incendio, cerca de la ruta provincial 1 y en el flanco izquierdo, próximo al golfo San Jorge. La cabeza está cerca de Punta Quiroga.

Un brigadista explicó a Infobae que se hace muy difícil luchar contra el fuego porque el viento cambia de dirección permanentemente y de esa manera también se modifica el frente de avance. Los dos aviones hidrantes que envió el Ministerio de Ambiente de Nación pudieron volar durante un rato pero las condiciones climáticas tampoco hacen fácil el ataque desde el aire.

Los trabajos más intensos se hicieron a ras del suelo. Los bomberos trabajaron sobre el flanco izquierdo que casi llega a la aldea de Riacho y a una estancia. “Trabajamos con máquinas. Se hicieron contrafuegos y cortafuegos y se salvó todo”, explicaron desde el Comando de Operaciones, a cargo del subcomandante Ricardo Saavedra, bombero de Puerto Madryn.

Durante el martes hubo viento del noroeste y luego se puso del suroeste y más tarde varió al oeste. El día pasó con cuatro variaciones. La rotación es permanente. y los costados de los incendios se transforman en cabezas. “La única buena noticia es que el viento bajó a 40 kilómetros por hora”, comentaron a este medio desde el comando.

Mientras tanto, la maquinaria coordinada por el Municipio de Madryn limpieza de banquinas para generar cortafuegos en los caminos. Los brigadistas estiman que los pueblos no volverán a ser amenazados y que el fuego está circunscripto a una zona. “Si hay rotación puede complicarse. En este momento avanza con viento del suroeste y va para arriba”, explicó una fuente del comando sobre la dirección contraria a la península Valdés del fuego en la noche del martes.

“Con maquinaria y mucho trabajo se logró armar un perímetro en forma de herradura”, comentó el director del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), Roberto Seufferheld. La idea ahora es enfriar la zona con los aviones hidrantes. No obstante el funcionario advirtió ”si bien ahora el viento bajó su intensidad se prevé que haya un incremento de la misma, y con el correr de los días también de las temperaturas”. Además, no hay pronóstico de lluvias.

“Tenemos que seguir trabajando en la zona para cerrar esa herradura, para que en el caso de que el fuego se reinicie no tenga mucho material combustible ni se meta a la península (Valdés) que es nuestra prioridad”, explicó Saavedra, a cargo del operativo. Por lo pronto, el servicio de energía eléctrica volvió al pueblo turístico Puerto Pirámides, donde viven 800 personas, después de que el gobierno provincial repuso los postes de luz sobre la ruta 2, que habían sido devorados por el fuego.

Chubut es una de las cuatro provincias del país con incendios activos, junto a Río Negro, Neuquén y Salta. El fuego en la zona norte de Puerto Madryn arrancó cerca de las 14 del 1 de enero. En cuatro días comió casi 80 mil hectáreas. Murieron animales y se quemó vegetación autóctona, especialmente arbustos de hasta tres metros.

En los últimos días no hubo tormentas eléctricas por lo que se considera que el inicio del fuego se dio por la mano del hombre, como se origina el 95% de los incendios forestales. Las causas llamadas “antrópicas”, es decir, con incidencia determinante del factor humano, normalmente son un fogón mal apagado o fuegos intencionales para deforestar. Las autoridades locales descartan esta última opción.

“No creemos que haya sido adrede pero sí algún acto irresponsable que generó este siniestro. Tenemos condiciones en los campos que son muy combustibles. Pero si el humano ayuda a que esto suceda se genera un problema muy grande”, comentó el intendente de Madryn Gustavo Sastre.

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