Los cóndores andinos pasan menos del 1% de su tiempo total de vuelo batiendo sus alas, un mínimo histórico para las aves. Algunos de estos grandes carroñeros pueden cubrir distancias de hasta 172 kilómetros sin recurrir al vuelo activo. Esta conclusión fue hecha por un equipo de ornitólogos, rastreando los movimientos de 8 cóndores inmaduros de Argentina. Los resultados fueron publicados en PNAS. Para las aves grandes, cada aleteo es muy costoso desde el punto de vista energético. Esto se aplica plenamente al cóndor andino (Vultur gryphus), que habita en la parte occidental de América del Sur. La envergadura de este enorme carroñero puede alcanzar los tres metros y pesar hasta 15 kilogramos, lo que lo convierte en una de las aves voladoras más grandes del mundo.
El estudio
Los cóndores prefieren una forma pasiva de vuelo: se elevan durante mucho tiempo en el cielo, utilizando corrientes de aire ascendentes, o térmicas. Sin embargo, a veces incluso estos gigantes tienen que hacer un esfuerzo y batir sus alas. Un equipo de ornitólogos dirigido por Emily Shepard de la Universidad de Swansea decidió averiguar en qué condiciones sucede esto.En 2013-2018, los científicos fijaron sensores en las alas de 8 cóndores inmaduros de Argentina que midieron altitud y ubicación. El peso de todo este equipo no superó el 1% del peso total del ave. Diez días después, los sensores se desconectaron y cayeron, después de lo cual los investigadores los analizaron. En total, el equipo logró registrar datos sobre 235 horas de vuelo de cóndores. Las aves pasaron la mayoría del tiempo viajando entre la noche y los lugares de alimentación, así como patrullando las áreas donde se concentraban los rebaños de ganado.
Los resultados
Los cóndores estudiados rara vez batían sus alas: gastaban solo el 1.3% del tiempo total de vuelo en este movimiento. Este es el indicador más bajo entre todas las aves: en comparación, en las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) durante la migración, la proporción de vuelo activo es del 17%. Para los albatros errantes (Diomedia exulans), esta cifra oscila entre 1.2% y 14.5%. Durante los viajes de larga distancia, el vuelo activo fue 0.8% del tiempo, y durante los cortos, 8.6%. Los cóndores individuales pueden volar de 98 a 317 minutos sin batir sus alas: dada su velocidad, esto corresponde a una distancia de 172 kilómetros.Muy a menudo, las aves tuvieron que recurrir al vuelo activo a bajas altitudes. En el 75% de los casos, esto ocurrió durante el despegue desde la superficie. Dado el alto costo energético de batir las alas, se puede suponer que los cóndores deben elegir cuidadosamente un lugar para aterrizar: esto evitaría el desperdicio excesivo de recursos. Otra situación en la que los cóndores baten las alas es durante las transiciones de una corriente de aire ascendente a otra.
Beneficios
Los resultados del estudio nos permitirán aprender más sobre la ecología de los cóndores andinos y establecer una protección más efectiva de estas raras aves. Sin embargo, también son de interés para los paleontólogos que están tratando de reconstruir la forma de vida de los extintores de pájaros y pterosaurios, y para los ingenieros que desarrollan vehículos aéreos no tripulados.Los parientes más pequeños de los cóndores, los zopilotes negros (Coragyps atratus) y los buitres cabecirrojos (aura de Cathartes) han desarrollado un tipo especial de vuelo en alza. El desplazamiento “distorsionado” les ayuda a utilizar pequeños flujos turbulentos cerca de la superficie de la tierra y, por lo tanto, permanecer más tiempo en el aire.
Esta noticia ha sido publicada originalmente en la revista N+1, ciencia que suma: www.nmas1.org