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Día Mundial de los Océanos: 4 amenazas que los ponen en peligro

El lema de la actual edición del Día Mundial de los Océanos es “Revitalización: acción colectiva por los océanos», y la elección no es casual. El objetivo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), responsable de la creación de la efeméride, es fomentar la reflexión sobre la importancia de conservar los ecosistemas marinos del planeta y llamar la atención sobre las amenazas que hoy ponen en peligro tanto su vitalidad como sus servicios ecosistémicos.

«La salud de los océanos se encuentra en un punto de inflexión, al igual que el bienestar de todo lo que depende de ellos», advierte la página sobre el evento, que se celebra este miércoles en Nueva York y reúne a diversos actores sociales para impulsar un cambio colaborativo a favor de los mares del planeta.

Con motivo de la efeméride internacional, National Geographic conversó, a través de videollamada, con exploradores y expertos en ecosistemas marinos para profundizar sobre estas 4 amenazas, causadas principalmente por la actividad humana, que afectan la vida marina.

1. El cambio climático: una de las principales amenazas a los océanos

El cambio climático afecta al planeta en su conjunto y, por supuesto, los océanos no son ajenos a su impacto. Según explica Angelo Fraga Bernardino, oceanógrafo, ecologista marino y explorador de National Geographic Society, las problemáticas en las aguas oceánicas están relacionadas principalmente con el calentamiento global y el exceso de emisión de gases de efecto invernadero (GEI). «Los océanos realizan un intercambio de calor y gases con la atmósfera. Así, una atmósfera más cálida significa un océano más cálido, y esto repercute negativamente en una serie de organismos y ecosistemas marinos”, explicó el especialista brasileño.

Según la edición 2021 del boletín de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) titulado El océano, nuestro clima y el tiempo, realizado como contribución oficial al Decenio de los Océanos de la ONU, los océanos absorben más del 90% del exceso de calor del sistema climático de la Tierra, así como más de una cuarta parte del CO2 emitido anualmente por la producción humana. 

«En 2100, el océano habrá absorbido entre dos y cuatro veces más calor que en los últimos 50 años si el aumento de la temperatura media mundial se limita a 2°C. Si es mayor, podría absorber entre cuatro y siete veces más», alerta el boletín. 

Esta relación de intercambio de calor entre el océano y la atmósfera es beneficiosa para el equilibrio de la temperatura y, según Bernardino, es una de las razones por las que el calentamiento global no es aún peor. Sin embargo, cuanto más se calientan las aguas marinas, este intercambio deja de mitigar el calor de la atmósfera y empieza a aumentarlo. 

«Se trata de un intercambio de energía entre la atmósfera, las aguas marinas superficiales y las aguas más profundas, que reciben el calor a través de las corrientes. Si hay demasiada energía, llega un momento en que ya no es posible distribuirla de forma equitativa y el océano acaba liberando aún más calor», detalló el oceanógrafo durante una conversación con National Geographic a través de videollamada.

Los estudios demuestran que el aumento de la temperatura de los océanos es el desencadenante de una serie de impactos ambientales en los ecosistemas marinos y en el clima de la Tierra en general. Por ejemplo, una de las primeras consecuencias que se pueden observar, según el boletín de la OMM, es el aumento del nivel del mar debido a la expansión térmica del agua y el deshielo de los glaciares en los polos del planeta.

Otra consecuencia del calentamiento de las aguas marinas es el aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos capaces de provocar catástrofes, como los ciclones tropicales, las tormentas, las mareas altas y las inundaciones de las ciudades costeras. Como explicó Bernardino, el agua del mar actúa como conductor térmico, transportando energía (en forma de calor) de las regiones más cálidas a las más frías y viceversa, y cuando el océano está demasiado caliente el resultado se traduce en anomalías.

«Cuanta más energía lleva, más energía libera. Este exceso de calor se transfiere a la atmósfera en forma de grandes tormentas, huracanes y tifones, que pueden provocar muchos daños si pasan cerca del continente», dijo el oceanógrafo. 

Como ejemplo, el explorador recordó las tormentas que afectaron a las ciudades de Río de Janeiro y Bahía, en el sureste y noreste de Brasil respectivamente, las cuales causaron daños y miles de muertos a finales de 2021 y a principios de este año: «Hubo otros factores, pero la mayor temperatura del mar fue sin duda un potenciador», destacó.

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