Un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se desperdician, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Asia central y Asia meridional son las regiones que registran mayor pérdida de alimentos en el mundo, con 20.7% de pérdida. Raíces, tubérculos y cultivos oleaginosos son los alimentos que más se desperdician, seguidos de frutas y hortalizas.
El desperdicio de alimentos en México alcanza el 34.7 por ciento de lo que se produce en el país. La pérdida y desperdicio de la carne de cerdo asciende al 40%; pescado, 37%; res, 35%; pollo, 29%, y tortilla, 28%, de acuerdo con el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados.
¿Cómo se desperdicia tanta comida en el mundo?
El mayor desperdicio no depende tanto de si acabaste tus alimentos del día o no.
La pérdida significativa de alimentos muchas veces es resultado de las decisiones y acciones de los proveedores en la cadena alimentaria, excluyendo a los minoristas, proveedores de servicios de alimentos y consumidores, de acuerdo con la FAO.
Por ejemplo, según el informe El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación de la FAO, durante explotaciones agrícolas se producen desperdicios por recolecciones en momentos inapropiado, las condiciones climáticas, las prácticas utilizadas en la recolección y la manipulación, y los problemas en la comercialización de la producción.
Durante el almacenamiento, las pérdidas significativas son consecuencia de un almacenamiento inadecuado, así como por decisiones tomadas en etapas tempranas de la cadena de suministro que hacen que los productos tengan una vida útil más corta.
Al momento del transporte, las pérdidas pueden producirse por una mala infraestructura o una logística comercial ineficaz. La elaboración y el envasado también son determinantes en la conservación de los alimentos, y las pérdidas suelen deberse a instalaciones obsoletas, al mal funcionamiento técnico o a errores humanos, de acuerdo con la FAO.
En los hogares, el desperdicio a nivel del consumidor se debe a menudo a una mala planificación de las compras y las comidas, un exceso de compra (influido por porciones y tamaños de envases demasiado grandes), confusión sobre las etiquetas (fechas de consumo preferente y de caducidad) y un almacenamiento inadecuado en el hogar.
¿Por qué debería importarnos?
El mayor impacto de la pérdida y desperdicio de alimentos en el mundo lo padecen las personas con mayor condición de vulnerabilidad, aquellas que sufren inseguridad alimentaria.
En México, 20 de cada 100 personas (25 millones de personas) enfrentan pobreza por falta de acceso a la alimentación, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Al desperdiciarse o perderse comida durante toda la cadena de suministro de alimentos, se reduce la disponibilidad de alimentos para la población; esto incrementa los obstáculos para quienes dé por sí enfrentan poco acceso a una alimentación sana y equilibrada.
El desperdicio y pérdida de alimentos también afecta al medioambiente, toda vez que el crecimiento demográfico y el aumento de los ingresos demandará una mayor explotación de los recursos naturales para la alimentación. Está sobre demanda también aumenta la emisión de Gases de Efecto Invernadero.
¿Qué podemos hacer para no desperdiciar alimentos?
Como consumidores, podemos optar por las cadenas agroalimentarias cortas que eliminan intermediarios y, por lo tanto, reducen la pérdida y desperdicio de alimentos durante la cosecha, el traslados y la venta.
También podemos planear nuestras compras para comprar solo lo necesario y así disminuir drásticamente el desperdicio en casa. Busquemos formas de alimentarnos más saludable y de forma más responsable y justa con el planeta que habitamos y las personas.