Agua

Baja California Sur: santuario mundial de ballenas

Por Michael Fishbach y Shawn Heinrichs 

¿Cómo tuviste tanta suerte para establecer tu base de trabajo de campo en Baja California Sur?” Esta es una pregunta que he escuchado una y otra vez en mis conferencias sobre mamíferos marinos durante los últimos 27 años.


«La Baja» tiene una confluencia única de hábitats, donde en tierra el exuberante desierto con los más espesos rodales de cactus se encuentra al Este con el biodiverso y esmeralda Mar de Cortés y el gran azul intenso del Océano Pacífico al Oeste. 

Aquí hay islas que albergan extrañas plantas y animales, así como la mayor abundancia de especies endémicas de Norteamérica. En el océano se alzan abruptamente imponentes montañas dentadas y profundos y complejos cañones moldeados por las fuerzas tectónicas a lo largo de milenios que se abren paso a través de la tierra y el mar. 

Es un lugar donde la fuerza del Pacífico choca con la península y sube a lo largo de estos cañones submarinos, estimulando robustos afloramientos que llevan a la superficie grandes enjambres de nutrientes y que sustentan una deslumbrante variedad de vida. 

Baja también está bendecida por una asombrosa abundancia y diversidad de especies de cetáceos (ballenas, delfines y marsopas), a un nivel que se iguala en muy pocos lugares del planeta, y el hemisferio Norte de la región está en una liga diferente en lo que respecta a las ballenas. 

La caza comercial aniquiló las poblaciones mundiales de ballenas en los siglos XIX y XX, y dado que se realizaba principalmente en Nueva Inglaterra y Europa, esta región estaba mucho más lejos para llegar por vía marítima que las ricas zonas balleneras de la Antártida. Los balleneros, que entonces carecían de un canal a través de Panamá, se veían obligados a recorrer una mayor distancia para llegar hasta La Baja. Sin embargo, a pesar de esta enorme ventaja geográfica, las ballenas grises en particular seguían siendo capturadas en grandes cantidades en las lagunas del Pacífico, y aunque su población estaba gravemente mermada se ha recuperado con fuerza en las últimas décadas. Hoy en día, vuelven a poblar las lagunas de Ojo de Liebre, San Ignacio y Bahía Magdalena (BCS), para alegría de las multitudes de observadores en invierno. 

Las riquezas de Baja California Sur han captado la atención de algunos de los principales narradores del océano. En palabras de mi amigo Shawn Heinrichs, conservacionista marino, cineasta y magnífico fotógrafo: «Mi trabajo cinematográfico y de conservación me ha llevado a los rincones más remotos del océano para documentar algunos de los espectáculos más magníficos de la naturaleza. Por desgracia, como consecuencia directa de la caza comercial masiva, las grandes ballenas han estado notablemente ausentes en la mayoría de los hábitats oceánicos en los que he filmado. Sin embargo, lo que he experimentado en Baja California Sur ha sido alucinante. No tengo dudas de que la abundancia y diversidad de grandes ballenas y cetáceos que se encuentra aquí es insuperable. La frecuencia con la que he encontrado grandes ballenas de varias especies a lo largo de toda la costa está más allá de todo lo que he experimentado. En un solo viaje me encontré con ballenas azules, de aleta, Bryde, jorobadas y grises, junto con grandes agrupaciones de delfines comunes y grupos residentes de delfines nariz de botella. Las aguas que rodean BCS son realmente uno de los últimos grandes santuarios para las ballenas en el hemisferio Norte y debemos hacer todo lo posible para proteger a estas majestuosas criaturas». 

La Península de Baja California es hogar de la mayoría de las 13 especies de las grandes ballenas del planeta (a excepción de cuatro) y es hábitat crítico para la emblemática ballena azul en peligro de extinción, el animal más grande que jamás haya vivido en la Tierra. Además, es el hogar del cetáceo más raro que aún vive, la vaquita marina, y también refugio de la que posiblemente sea la especie más nueva de ballena que se ha descubierto (2019), que por ahora llamamos Ballena Picuda de Guadalupe. Las ballenas azules, jorobadas y grises migran cada año por la costa Oeste de Baja California, mientras que los rorcuales tienen una población residente en el Mar de Cortés, y los cachalotes se pueden encontrar en gran abundancia cuando hay calamares en el mar. Las ballenas de Bryde también son residentes de este mar, mientras que las ballenas Minke y Sei, que son las menos comunes, pueden encontrarse en cualquier lugar de Baja California y, con mucha suerte, la extremadamente rara ballena franca del Pacífico Norte puede verse ocasionalmente en las costas de la región. De hecho, cualquiera que viaje por la costa Oeste de la Península podrá ver ballenas en cualquier época del año, mientras que en el Mar de Cortés es posible durante el invierno y hasta mediados de la primavera, convirtiéndose en un verdadero paraíso para la observación de ballenas. 

El biólogo de mamíferos marinos, el Doctor Jorge Urbán ha señalado que es común que se formen poblaciones de rorcual normal en sólo tres lugares del planeta, siendo el Mar de Cortés uno de ellos. Con una población estimada de 700 individuos, se ha establecido que el corredor costero entre La Paz y Loreto, así como las Islas Midriff, más al Norte, son las principales zonas de reproducción para esta población de especies marinas. 

Mi trabajo, durante los últimos 27 años, se ha centrado principalmente en la identificación fotográfica de grandes ballenas, captando el patrón de pigmentación único, las formas y tamaños de las aletas dorsales que distinguen a un individuo de otro. A lo largo de este tiempo, he realizado miles de aproximaciones a grandes ballenas y he identificado a cientos de individuos diferentes de numerosas especies.

Sin embargo, mi trabajo se ha centrado principalmente en la emblemática y amenazada ballena azul. Algunos individuos muestran una fuerte preferencia de hábitat y hemos observado algunos de estos «habituales» 10, 15 o, en casos muy singulares, hasta 18 años de los 27 que he trabajado en Baja. Nubbin, White Eyes, Hook, Slice, y muchos otros, son ballenas azules que reconozco al instante, y cuando se vuelven a ver al año siguiente se siente como un reencuentro con un viejo amigo que ha desaparecido misteriosamente durante la mayor parte del año, sólo para volver fielmente a su zona favorita durante el invierno, al igual que suelo hacer yo. 

Respecto a mi área de trabajo, ésta se ha desarrollado principalmente en una porción rica en nutrientes y bastante pequeña del Mar de Cortés, en los alrededores del Parque Nacional Bahía de Loreto que es, sin duda, un importante hot spot de la ballena azul; por ello reconozco la necesidad crítica de ampliar nuestro enfoque para incluir las aguas que rodean todo Baja California Sur. Si queremos proteger verdaderamente a las ballenas, debemos proteger las aguas a lo largo de su ruta migratoria en esta región y no hay mejor mecanismo para lograr esto que mediante la creación de la Reserva de la Biosfera en el Mar de Cortés y Pacífico Sudcalifornianos y, además, a través de su inclusión en el Corredor Marino del Pacífico Oriental Tropical. 

Estos magníficos gigantes del océano aportan tanto orgullo como importantes ingresos turísticos a los habitantes de toda la península. Desde las ballenas grises de las tres lagunas del Pacífico de BCS, pasando por las orcas y las ballenas jorobadas del sur del Mar de Cortés, hasta las ballenas azules de Loreto; la fascinación por estos sobrecogedores animales es notable y muchos pescadores están cambiando ahora su trabajo en invierno por el turismo de observación de ballenas, una industria que es mucho más sostenible a largo plazo que las menguantes actividades de pesca extractiva que han practicado durante mucho tiempo. 

Tampoco debemos perder de vista que estas especies enriquecen el ecosistema marino de manera significativa al estimular vastas floraciones de fitoplancton a través de sus enormes heces fecales que son ricas en minerales y a su vez grandes mecanismos de fotosíntesis y la base de toda la cadena alimenticia oceánica. Por tanto, más ballenas significan más peces y, sin duda, un ecosistema enriquecido que no sólo es bueno para la naturaleza, sino también para las comunidades que dependen de él. Así que nos corresponde identificar claramente todos los hábitats críticos para las grandes ballenas en las aguas que rodean a Baja California Sur y promover medidas de protección para hacer frente de forma eficaz a las principales amenazas como el agotamiento de las fuentes de alimento, las colisiones con grandes barcos y el enredo en las redes de pesca y otras artes de pesca. 

El establecimiento de una Reserva de la Biosfera cerca de Baja California Sur sería uno de los mayores pasos en nuestro tiempo para la conservación de las grandes ballenas en el hemisferio Norte y posicionaría a México como líder global en la conservación de las grandes ballenas. 

Fuente: Equilibrio

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