Tierra

Agricultura regenerativa: el gran potencial de una alternativa aún poco conocida

Entre sus beneficios destaca la capacidad de capturar hasta 30 veces más carbono al año que un huerto convencional

¿A quién no se le ha pasado nunca por la cabeza la idílica idea de montar un huerto y ha acabado siendo un desastre? Al menos en mi caso, la falsa creencia de tener que poner altas cantidades de fertilizante, acabó por quemar los pocos frutos de mi trabajo…

Para hacer frente a los efectos del cambio climático, para cuidar la tierra cultivada y de paso, servir como frente a los monocultivos completamente industrializaos; nace agricultura regenerativa, una alternativa que tiene como principal objetivo el cultivar de forma natural, es decir, sin usar fertilizantes químicos para recuperar la calidad del suelo a lo largo del proceso, y no lo contrario.

Un grupo de investigadores del CREAF que lleva más de tres años estudiando los huertos regenerativos en la Garrotza, en Cataluña, en el marco de un programa Life europeo. Según dicen en una entrevista para 324, este tipo de agricultura «almacena unas 30 veces más carbono atmosférico que uno de convencional«. Este hecho se debe a que son fertilizados con productos naturales como las heces de animales o la materia orgánica del propio huerto, que, además de aportar nutrientes a la plantas, consiguen que el suelo retenga mucha más agua (concretamente entre un 15% y un 20% más).

Maria Josep Broncano, técnica del CREAF en el proyecto, dice a 324 que “un suelo capaz de retener más el agua puede suavizar los efectos de las inundaciones y la erosión en caso de fuertes lluvias. Asimismo, esta capacidad también puede ayudar a los cultivos a soportar condiciones áridas severas, como las sequías, cada vez más frecuentes en el Mediterráneo debido al cambio climático».

Pero la historia no acaba aquí, más allá de la agricultura, el equipo también ha estudiado los efectos que tiene la ganadería a la hora de pastar. Resulta que los campos gestionados con animales son capaces de secuestrar tres veces más carbono al año que los que usan herbicidas o maquinaria industrial. De hecho, en los huertos experimentales se ha intentado integrar el equilibrio animal-planta, una pieza clave del modelo regenerativo, usando vacas, conejos y gallinas que cada día se alimentaban en una parcela diferente.

Javier Retana, también miembro del equipo del CREAF, dice a 324 que “no se trata de volver atrás, sino solo en lo beneficioso. Por ejemplo, en el modelo regenerativo la tierra no se labra y no se deja el suelo desnudo o sin cubierta, ni tampoco se utilizan químicos. En cuanto a las emisiones, el modelo las reduce un 40% gracias a la no utilización de fertilizantes y gracias a que en la finca no se recurre prácticamente a maquinaria pesada”.

Como conclusión, los científicos cuentan que en poco tiempo han conseguido recuperar unos cultivos abandonados y generar puestos de trabajo. Por este motivo, alegan que merece la pena esforzarse en conseguir inversiones iniciales para levantar proyectos de este tipo mediante ayudas de la administración, además de para atraer a gente joven de nuevo al campo y así el creciente despoblamiento rural. «La Unión Europea lo está potenciando mucho todo y las ayudas aún están por llegar. Hemos perdido medio rural y no podemos permitírnoslo. O lo recuperamos o no tenemos futuro”, concluye Javier Retana.

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