Aunque diversos animales se mantienen bajo una misma condición climática, sus temperaturas varían y la forma de adquirirla y conservarla permite determinar a aquellos que llamamos animales de sangre fría o animales de sangre caliente.
Debemos entender que, con sus excepciones, se consideran animales de sangre caliente o endotermos a los mamíferos y a las aves, y de sangre fría o ectotermos a los insectos, peces, anfibios, arácnidos y reptiles.
Dependiendo de si cae lluvia o nieve, y baja la temperatura del ambiente, o de si hace calor y el sol encandila fuertemente, los animales de sangre caliente mantienen su temperatura mediante la energía proporcionada por los alimentos y conservan la frescura de los cuerpos mediante el jadeo, la sudoración o manteniéndose bajo la sombra o cerca de corrientes de agua para refrescarse.
Por su parte, las criaturas de sangre fría se adaptan a la temperatura de su medio. Es decir, están calientes cuando el clima es cálido, manteniéndose más activos, y su temperatura es baja cuando el clima es frío, manteniéndose apacibles. Asimismo, y a diferencia de los animales de sangre caliente, su habilidad para adaptarse requiere mucho menos energía y cantidad de alimentos para sobrevivir.
Sin embargo, es importante entender que las expresiones comunes sangre fría y sangre caliente no han logrado reflejar la complejidad de las estrategias térmicas en los animales.
Por ejemplo, podemos contemplar que el concepto «sangre fría» se presenta, en realidad, en tres clases de termorregulación animal: cuando la temperatura se controla por medios externos (ectotermia), cuando la temperatura interior varía de acuerdo con el entorno inmediato (poiquilotermia) y cuando una criatura puede cambiar dramáticamente la velocidad de su metabolismo de acuerdo con la disponibilidad de alimento, llegando incluso a “apagarlo”, mediante procesos tales como la hibernación (bradimetabolismo).
Igualmente, el concepto «sangre caliente» contempla situaciones como: la capacidad que poseen determinados animales de controlar su temperatura corporal mediante actividades como tiritar, quemar grasas y jadear (endotermia), el mantenimiento de una temperatura interna estable independientemente de las condiciones externas (homeotermia) y el proceso en el que se mantiene el metabolismo “encendido” permanentemente (taquimetabolismo).