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Urgen evaluar construcción de viviendas; alertan por sismo lento en brecha de Guerrero

Desde septiembre de 2021 está transcurriendo un sismo lento en la Brecha de Guerrero, que podría tener una duración de hasta 8 meses (mayo 2022), de acuerdo con la expedición mexicano-japonesa de la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM) y de la Universidad de Kyoto, que concluyó su misión, el pasado 6 de abril, al atracar el buque El Puma en el puerto de Mazatlán, Sinaloa.

En promedio, un sismo lento tiene una duración de entre seis y ocho meses, al concluir, algunos pueden provocar terremotos.

El responsable del equipo mexicano, el doctor Víctor Manuel Cruz Atienza de la UNAM, ha explicado en entrevistas con agencias internacionales, que el sismo lento que parece estar ocurriendo podría provocar, un terremoto de mayor magnitud, ya que todo este panorama sísmico en la Brecha de Guerrero tiene similitudes con los acontecimientos previos al terremoto de magnitud 9 en Japón en 2011, junto a un gran tsunami, 15 mil muertos, “lo que no significa que vaya a ocurrir lo mismo”, aclaró en esa entrevista.

“Aunque a nivel mundial se han realizado esfuerzos por encontrar un procedimiento capaz de predecir la ocurrencia de terremotos, hasta ahora, no ha habido institución o persona que haya tenido éxito en ello, con el suficiente sustento científico”.

De acuerdo con las experiencias recientes, se ha reconocido que la herramienta más útil para abatir el riesgo por sismo en las grandes concentraciones urbanas es la buena calidad de la construcción. En la medida en que se tengan reglamentos de construcción adecuados para el tipo de suelo y edificación aplicados cuidadosamente durante la ejecución de una obra, la probabilidad de que se tengan daños y víctimas, disminuirá”, se establece en la nueva versión digital del Atlas Nacional de Riesgos de la República Mexicana de 2021.

Si México quisiera mitigar los riesgos ante los desastres naturales tendría que evaluar el estado de 64.1% de las viviendas del país, que se construyeron con base en la improvisación, de acuerdo con Jesús Valdez, ingeniero constructor y encargado del Plan de Respuesta ante el Sismo en la Ciudad de México del año 2017 y director general de la oficina de México de Miyamoto International.

La autoproducción de vivienda en México alcanza 64.1%, según datos de la Sociedad Hipotecaria Federal.

De acuerdo con el Índice de Gestión de Riesgos 2019 elaborado por las Instalaciones Globales para la Reducción y Recuperación de Desastres del Banco Mundial, México ocupa el octavo lugar a nivel mundial en exposición a fenómenos perturbadores naturales y humanos, incluidos los peligros sísmicos.

En septiembre de 2017, en los terremotos consecutivos de más de 7.1 de magnitud murieron casi 500 personas en el sur y centro de México. Sólo en Ciudad de México, 44 mil 350 edificios fueron dañados y 44 colapsaron durante el evento.

La exposición al riesgo sísmico en Ciudad de México es especialmente alta debido a su proximidad a las fallas, la densidad poblacional (aproximadamente 20 millones de personas en el área metropolitana), expansión urbana, mala adherencia a los códigos de construcción y normas técnicas para diseños por sismo.

Naciones Unidas proyectó un escenario catastrófico en caso de que ocurriera el gran sismo de la Brecha de Guerrero de magnitud 8.2. De acuerdo con la investigación Gestión de Riesgo de Desastres. Estudio de caso de cinco países: México, un movimiento en esa zona de la costa del Pacífico representaría más víctimas mortales que las reportadas de manera oficial en 1985, pues estimaron que entre la Ciudad de México y Acapulco de Juárez, las dos ciudades con más posibilidades de riesgo, podrían sumar hasta 11 mil 404 pérdidas humanas.

Mientras en el terremoto de 1985, el más catastrófico del siglo XX, se reportaron aproximadamente 6 mil 043 fallecidos, la proyección de la ONU calculó 8 mil 268 muertes tan sólo para la Ciudad de México y 3 mil 136 en Acapulco de Juárez.

“Pero reitero, se requeriría un estudio mucho más actual y profundo para dar mejores proyecciones; con información catastral, usos de suelo, edades de las edificaciones, etcétera”, explicó Valdez,  ingeniero de Miyamoto International, en entrevista con Excélsior.

“En esta zona (Guerrero) no se han registrado temblores de gran magnitud en varias décadas, por lo que, de acuerdo con la tectónica de placas, algunos autores sugieren que la energía acumulada es suficiente para generar un temblor de magnitud 8.1 o 8.2, que es un temblor mayor que el ocurrido en 1985, con el agravante de que se encuentra más cerca de la Ciudad de México. Con estos antecedentes se deduce que los daños estarían concentrados principalmente en la ciudad y en el puerto de Acapulco, destino turístico del estado de Guerrero (…). El tamaño de las pérdidas económicas sería tan grande (ascendería a 30 mil millones de dólares) que el gobierno no tendría recursos suficientes para afrontarlo, y sería necesario contar con recursos provenientes del exterior”, concluyó la ONU en este reporte elaborado por  la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en 2006.

Para liberar la energía de un sismo de magnitud 8, tendrían que ocurrir 33 sismos de magnitud 7, de acuerdo con  ingenieros geofísicos.

Hasta ahora, no hay estudios actualizados sobre los posibles escenarios en el número de derrumbe de estructuras o de pérdidas humanas en caso de que se ocurriera el gran sismo de la Brecha de Guerrero de magnitud 8. Los últimos se realizaron en 2007, sin embargo, los que se hicieron dan una muestra clara del riesgo que podría representar.

Por eso, en los últimos dos años, los ingenieros de Miyamoto se han dedicado a trabajar en la prevención y en fortalecer las estructuras, a través del programa PREPARE México, pues es lo único probado para disminuir esa vulnerabilidad.

El programa PREPARE México es auspiciado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, a través del Buró de Asistencia Humanitaria (BHA), el cual opera Miyamoto International en México para brindar capacitación en autoconstrucción sismorresistente, dirigido a familias de sectores de la periferia, que pudieran ser más vulnerables. Se hace un entrenamiento teórico y práctico.

“Para nosotros es importante dejar en las familias la semilla del bien hacer en la construcción, para que ellos mismos supervisen que así sea, por ejemplo, que los amarres de acero en las columnas (o conocidos como castillos)  se hagan de la manera correcta, pues durante un evento sísmico eso hace la diferencia. También en los cursos, les enseñamos  que no construyan en zonas de riesgo, como: laderas, ríos, terrenos con rellenos de escombros, por citar algunos”, explicó José López, gerente del programa Prepare México.

Por último, los ingenieros de Miyamoto recomiendan a los propietarios y ocupantes de los inmuebles ser los primeros en revisar las condiciones de sus edificaciones, desde la construcción y su mantenimiento, por si se llega a presentar un sismo, la edificación esté en condiciones adecuadas para soportar las aceleraciones.

En el informe de las Naciones Unidas se concluyó que los desastres no son naturales, sino que se derivan de una condición de riesgo.

Recomendaciones de expertos

Jesús Valdez, director general de Miyamoto México, reconoce que estas son algunas de las medidas para evitar daños en grandes concentraciones urbanas, tras un sismo de mayor magnitud.

  • Verificar la seguridad estructural de nuestras edificaciones ante sismos intensos y de periodo prolongado, realizadas por un especialista.
  • Determinar si las características de diseño de la estructura son las más adecuadas ante la presencia de movimientos telúricos.
  • Las condiciones de mantenimiento o posibles daños acumulados, así como revisar riesgos geotécnicos en zonas de grietas o laderas.
  • Se recomienda revisar otros riesgos por el uso, incluyendo los que son derivados de materiales peligrosos.
  • De forma especial, evaluar aquellas estructuras con diseño previo a 1985 y ubicadas en las zonas II y III del mapa de riesgo sísmico, para saber su real resistencia ante grandes esfuerzos sísmicos.
  • En caso de requerirse, realizar reforzamientos estructurales para cumplir los requerimientos actuales de las normas.
  • En algunos casos, cuando los reforzamientos superan el 30 o 40% de los costos de una edificación nueva, lo recomendable sería su demolición y reconstrucción (Aunque económicamente no es viable para la mayoría de la población).
  • En viviendas de autoconstrucción, revisar si cumple los requisitos mínimos de sismo-resistencia; se pueden consultar los manuales de Cenapred o acudir a los Colegios de Ingenieros para asesoramiento.
  • A nivel ciudad sería deseable contar con mecanismos de verificación de seguridad estructural para identificar y atender aquellas estructuras vulnerables por su edad, mantenimiento u otros factores que pudieran representar riesgo ante los sismos.

ZONA DE RIESGO

En la Ciudad de México las zonas II y III están consideradas de mayor riesgo por tener más estructuras.

  • +2022,800 edificaciones
  • 7,730 escuelas
  • 957 hospitales
  • 839 hoteles
  • 326 gasolinerías

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