¿Es posible que las víctimas mortales de fenómenos naturales como un sismo sean culpables de su propia muerte?
Es posible imaginar escenarios en los cuales puedan ser considerados responsable; sin embargo, en este caso pondremos a consideración del lector un caso polémico ocurrido en Italia.
Un tribunal italiano dictaminó que algunas de las víctimas del sismo registrado en la ciudad de L’Aquila en 2009 fueron culpables de su muerte. El movimiento telúrico fue de 6.3 grados de magnitud y se produjo el 6 de abril a las 3:32 de la madrugada.
Ese sismo fue precedido por varios ocurridos en la región de los Abruzos, en el centro de Italia. Debido al fuerte movimiento, cayeron numerosas casas y murieron 309 personas; así como mil 600 heridos y miles de personas sin hogar.
El juzgado decidió que 24 personas que murieron en uno de los edificios derruidos presentaron una demanda civil por daños y perjuicios por millones de euros tuvieron culpa sobre su muerte.
Además, el juzgador decidió que las indemnizaciones a sus familiares debían reducirse.
¿Qué argumento uso la jueza Monica Croci, del Tribunal Civil de L’Aquila para esa sentencia? Dijo que las víctimas se habían vuelto a acostar a pesar de los dos temblores en la tarde del 5 de abril y poco después de la medianoche del 6 de abril.
Consideró que ese “comportamiento temerario” les hizo responsables en un 30% de sus muertes, misma cantidad en la que se reducirán las indemnizaciones establecidas.
Los familiares de las víctimas afirmaron que antes del suceso los expertos estatales habían restado importancia a los temores a un terremoto mortal; incluso, dijeron “estén tranquilos, el enjambre sísmico está liberando energía”
En este contexto, siete miembros de la Comisión de Prevención de Grandes Riesgos de Italia fueron condenados inicialmente “por haber tranquilizado” con sus consideraciones a los ciudadanos.
Empero, y según informó RT, la sentencia fue posteriormente revocada y cinco acusados fueron absueltos “porque el hecho no existe”, a excepción de uno de ellos, que fue condenado a dos años de prisión.
