Los huertos en casa favorecen las cadenas cortas agroalimentarias, las cuales constituyen los modelos de alimentación y consumo más saludables y responsables con el medio ambiente.
Tener un huerto en casa podría ser el primer gran paso para cambiar tu estilo de vida hacia uno más sano, responsable y ecológico. De hecho, los huertos en casa tienen múltiples beneficios: lograr una dieta saludable y a mejor precio; mayor entendimiento sobre los procesos de la naturaleza; tener alimentos durante todo el año; conocer el proceso de cultivo y la calidad de lo que comes; y contar con la posibilidad de mejorar los ingresos.
1. El lugar ideal: uno con luz directa y una toma de agua cerca
En la mayoría de las ocasiones no podemos elegir entre varias ubicaciones para el huerto y tenemos que adaptarnos al espacio disponible. La mejor orientación para ubicar un huerto en casa es aquella que nos permite una buena cantidad de horas de luz directa, normalmente orientación sur o sureste. También es importante valorar la disponibilidad de luz que tenemos en las diferentes épocas del año y qué tipo de cultivo vamos a realizar. Para el huerto se debe tener una toma de agua cercana que nos permita tomar la que necesitemos mediante una regadera o una manguera o poder instalar un sistema de riego por goteo, de acuerdo con el Manual huertos sostenibles en casa, que elaboró el departamento de Alicante en España.
2. Empieza por las hortalizas más amigables
Las lechugas, los rábanos, la rúcula y los ajos son hortalizas de más fácil cultivo que otras, además se adaptan fácilmente a las huertos que se elaboran en recipientes de plástico pequeños, cuyo tamaño puede limitar el desarrollo de algunas hortalizas. El rábano, el chile serrano y la espinaca son hortalizas que, además, se dan todo el año. Acá podrás encontrar más información sobre las mejores hortalizas para iniciar tu huerto urbano.
3. Usa materiales reciclados
No necesitas comprar grandes utensilios para formar un huerto en casa. De hecho, lo más recomendable es comprar lo menos posible y usar materiales reciclados o que ya tenemos en casa o en la comunidad. Por ejemplo, un huerto urbano puede hacerse en un huacal de pan o fruta, cajones viejos, botellas de plástico o en una llanta ponchada, sólo necesitas adecuarlos a los cultivos.
4. Combina, intercambia y rota cultivos
El departamento de Alicante, en España, recomienda no plantar la misma especie en un mismo recipiente dos veces seguidas, ya que es probable que el cultivo anterior haya agotado algunos nutrientes específicos y por tanto si repetimos la misma planta tendrá deficiencias. Por otro lado, si repetimos cultivo, tenemos más probabilidad de que la planta coja alguna enfermedad o plaga del cultivo anterior. A la hora de elegir las rotaciones tendremos en cuenta que después de un cultivo exigente en nutrientes será interesante cultivar una hortaliza poco exigente y/o mejorante (habas, cebollas, ajos…). En este video te explicamos mucho más.
No obstante, sí es común y positivo combinar cultivos buscando un beneficio en relación a la protección frente a plagas o el aprovechamiento de los recursos (agua, luz o nutrientes). Las asociaciones positivas, o plantas comadres como suelen llamarles, suelen producirse entre hortalizas muy diferentes (de diferentes familias y con diferentes partes aprovechables) ya que no competirán por los nutrientes.
5. Hazlo biodiverso
Un huerto urbano ideal es aquel que consigue la mayor biodiversidad posible, por ejemplo, que en él se cultiven diversas hortalizas al mismo tiempo que plantas aromáticas o medicinales, y flores. Esto ayudará a conseguir un espacio de cultivo equilibrado, donde podamos atraer a fauna beneficiosa que nos ayude a controlar posibles plagas y enfermedades.