Tierra

¿Por qué estornudan los licaones antes de ir de caza?

Descubre el curioso sistema democrático que usan estos animales para tomar decisiones

A lo largo de nuestra historia, los humanos hemos seguido distintos sistemas de organización social: desde monarquías absolutistas, pasando por aristocracias y dictaduras, hasta democracias de todo tipo. Sorprendentemente, o tal vez no tanto, muchas de nuestras formas de gobernarnos comparten claras semejanzas con las del mundo natural. Un estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B nos desvela que la democracia no está exclusivamente reservada para los humanos.

En el delta del Okavango, en Botswana, habita una especie de cánido muy singular. Los licaones, lobos pintados o perros salvajes africanos (Lycaon pictus), aunque puedan parecerlo, no son ni perros ni lobos ni hienas. De hecho, son la única especie viviente del género Lycaon.

En el año 2017, mientras unos zoólogos investigaban cómo los licaones marcan y delimitan su territorio, les llamó la atención que estos animales estornudaban constantemente. Tras descartar un posible resfriado colectivo, observaron que el número de espiraciones aumentaba durante los rituales previos a la cacería, conocidos como rallies. Tras el descubrimiento, no tardaron en poner en marcha un estudio centrado en la dinámica de cinco grupos de licaones del Botswana Predator Conservation Trust.

Al acabar el estudio, los resultados fueron fascinantes. «El estornudo actúa como una señal relacionada con la toma de decisiones», explicaba Reena Walker, coautora del estudio. Teniendo en cuenta la complejidad de la organización de la jauría, equivalente a una autocracia en la que todos los individuos están subordinados a una pareja alfa reproductora, el hallazgo fue insólito.

Resulta que la pareja alfa no tiene el poder absoluto a la hora de decidir si el grupo sale o no de cacería, sino que esto depende de cierta negociación con el resto de la jauría mediante una votación a base de… sí, estornudos.

El estudio llegó a distintas conclusiones. La más evidente fue que a más número de estornudos, más posibilidades tenía la jauría de acabar saliendo de cacería. Sin embargo, algunos votos parecían tener más peso que otros: si era uno de los alfa el que empezaba la ronda, unos tres estornudos más del resto del grupo garantizaban la salida. 

Lo más sorprendente fue el descubrir que si era un subordinado el que iniciaba la ronda de votaciones, serían necesarios al menos otros diez estornudos para desencadenar el mismo efecto y poner al grupo en marcha. Si por el contrario, el subordinado no recibía el apoyo suficiente, el grupo se quedaba reposando como si nada hubiera pasado.

En definitiva, este descubrimiento amplió nuestro conocimiento sobre la compleja estructura social de esta especie, que en la actualidad se encuentra gravemente amenazada. Según el último recuento oficial, solo quedan unos 5000 individuos en estado salvaje en todo el mundo y lamentablemente, parece que el declive de sus poblaciones está directa e indirectamente relacionado con la actividad humana.

Fuente: www.muyinteresante.es

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