Fuego

ONU incluye impacto ambiental en el índice de desarrollo humano

La pandemia de coronavirus es la crisis más urgente a la que enfrenta el mundo actualmente, pero a menos que los humanos cambien su relación con la naturaleza, no será la última. Esa es la principal conclusión del informe anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que incluye por primera vez un nuevo Índice de Desarrollo Humano (IDH) que tiene en cuenta criterios ambientales como las emisiones de dióxido de carbono y la huella material de los países. Un cambio de medición que rebaja de forma muy importante la clasificación de algunos de los Estados más ricos del mundo en este ránking anual por su falta de compromiso ambiental.

El PNUD había elaborado hasta ahora su índice, considerado el mejor indicador internacional para medir el progreso real de un país, teniendo en cuenta cuestiones como la salud, la educación y el nivel de vida de los países, pero la importancia que ha cobrado la crisis climática le ha hecho cambiar de posición. Ahora, los expertos de esta agencia de la ONU consideran que es momento de sumar en la ecuación aspectos como las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de recursos naturales, con un solo objetivo: dejar claro a los Gobiernos que si no se toman medidas decididas para aliviar la presión sobre el medio ambiente, el progreso de la humanidad se frenará.

“Ningún país en todo el mundo ha logrado alcanzar un desarrollo humano muy alto sin ejercer una presión desestabilizadora sobre el planeta. Podemos ser la primera generación en corregir el rumbo. Esa es la próxima frontera del desarrollo humano”, ha asegurado el administrador del PNUD, Achim Steiner, que ha apuntado que el poder actual de los seres humanos sobre el planeta “no tiene precedentes”.

El informe sostiene que a medida que las personas y el planeta entran en una época geológica completamente nueva, el Antropoceno o la Era de los humanos, es hora de que todos los países “rediseñen sus caminos hacia el progreso teniendo en cuenta las peligrosas presiones que los humanos ejercen sobre el planeta“, algo que implica “desmantelar los graves desequilibrios de poder y oportunidades que impiden el cambio”. De hecho, la próxima frontera para el desarrollo humano requerirá “trabajar con la naturaleza y no contra ella”, lo que requerirá transformar las normas sociales y los incentivos gubernamentales y financieros, argumenta el informe.

Por ejemplo, nuevas estimaciones proyectan que para 2100 los países más pobres del mundo podrían experimentar hasta 100 días más de clima extremo debido al cambio climático cada año, una cantidad que podría reducirse a la mitad si el Acuerdo de París sobre el cambio climático se implementa completamente. Y, para intentar dar un pequeño empujón hacia ese rediseño del progreso, el PNUD ha empezado por alterar su ránking de desarrollo al incluir el medio ambiente, lo que ha provocado que más de 50 países abandonen el grupo de desarrollo humano muy alto, algo que evidencia su dependencia de los combustibles fósiles y de su huella material.

Irlanda desplaza a Noruega

Con los nuevos indicadores, la tradicional clasificación de países en materia de desarrollo humano sufre un vuelco importante, ya que varios de los Estados que año tras año aparecen en los primeros puestos caen de forma pronunciada. Es el caso de Noruega, que con los parámetros de otros años ocupa la primera posición, pero pierde 15 puestos si se tienen en cuenta las cuestiones medioambientales por su dependencia del petróleo y el gas y deja el primer lugar a Irlanda.

Aunque hay caídas aún mucho mayores, como por ejemplo, las de Islandia, que ocupaba el cuarto puesto y pierde 26 escalones, Australia (del 8 al 80) o Singapur (que era el 11 y cae 92 puestos). También destacan los retrocesos de otros países con un fuerte impacto ambiental como Canadá, que pierde 40 puestos, Estados Unidos, que cae 45, y Luxemburgo, que con una caída de 143 puestos se sitúa en el vagón de cola del mundo.

Sin embargo, para otros países, como Irlanda, la inclusión del criterio ambiental tiene el efecto contrario. Ese efecto positivo se ve también en España, que se sitúa en el número 25 en la clasificación habitual, pero gana 11 puestos al ajustarla por emisiones y uso de recursos naturales. También mejora, hasta el puesto 16, si se tienen en cuenta cuestiones de género y cae al 35 si se introducen variables que tienen que ver con la desigualdad, según el análisis del PNUD.

Dos países latinoamericanos, Costa Rica y Panamá, figuran entre los mayores beneficiados de los cambios y escalan más de treinta puestos en la clasificación, mostrando según el PNUD que es posible someter a menos presión al planeta. En general, toda Latinoamérica avanza en la lista, dado que las caídas más importantes cuando se tiene en cuenta el impacto ambiental están entre el grupo de países más avanzados y la mayoría de Estados de la región se encuentran en los siguientes escalones.

En cualquier caso, el informe se basa en datos de 2019 y, por tanto, no tiene en cuenta los efectos de la pandemia del coronavirus, pero el PNUD advierte de que se prevé que el IDH caiga por primera vez desde que comenzó a elaborarse en 1990.

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