“Tuvimos que apartar la mirada del telescopio porque no nos lo podíamos creer”. Con esas palabras explican los astrónomos de la SEA (Sociedad Española de Astronomía) su último y fatídico descubrimiento. Lo que parecía un tranquilo día más en el observatorio se convirtió en un infierno cuando los astrónomos descubrieron que hay una bola de fuego gigante en medio de nuestro sistema solar.
El profesor Víctor Martínez Gutiérrez dio la primera voz de alarma. “¿Cómo no pudimos verlo?”, se preguntaba con la voz temblorosa. A partir de ahí, todos los científicos fueron viendo la inmensa bola de fuego a escasos 150 millones de kilómetros. “Está muy caliente y destruye todo a su paso”, advierten. “Nada ni nadie podría sobrevivir al contacto de semejante monstruosidad”, insisten sin miedo a que cunda el pánico entre la población mundial.
La gravedad es tal que estos astrónomos españoles se han negado a mantener el descubrimiento en secreto. “La gente tiene derecho a saber que estamos en peligro”, argumentan. Lo más grave del hallazgo no es que haya una inmensa bola de fuego muy cerca de nuestro planeta, lo tremendamente preocupante es que la Tierra se dirige hacia ella. “¡Nos está arrastrando hacia ella con una fuerza misteriosa!”, aseguran. “¡Vamos a morir quemados!”, han gritado los astrónomos.
Por si fuera poco, los mismos astrónomos han descubierto que la Tierra se encuentra en una zona del espacio que no tiene aire respirable. “Ni respirable ni no respirable, estamos atravesando una zona sin nada de aire”, explican. “Hay que aprovechar y coger todo el aire que podamos porque en cualquier momento se nos acaba”, insisten.
Esta misma tarde, los astrónomos de la SEA pondrán en conocimiento de la comunidad internacional estas dos situaciones, confiando en que, entre todos los países, se consiga encontrar una solución a los problemas. “Nos enfrentamos al reto más grande de la historia de la humanidad”, reconocen estos astrónomos españoles.
