Ayudar a las personas con las que no se mantiene ningún vínculo familiar o de amistad es un comportamiento típicamente humano. Pero, aunque no en el mismo grado, también encontramos casos en otras especies animales como los bonobos o las ratas.
Compartir alimento es uno de los gestos de ayuda más habituales, que se da en varias especies. En los humanos lo vemos en los episodios de la vida cotidiana como las comidas o las cenas, y ya se daba en las sociedades humanas caszadoras recolectoras contemporáneas e incluso en los humanos prehistóricos.
En los animales es más normal verlo entre padres e hijos, y relativamente raro verlo entre adultos, aunque hay múltiplles casos de solidaridad entre animales de una misma especie.
Varios estudios confirman que se han visto este tipo de gestos, por ejemplo, entre chimpancés y otros primates, en murciélagos y en orcas. Jorg Massen, biólogo de la Universidad de Utrech (Holanda), descubrió hace unos años que las urracas de alas azules también presentan comportamientos prosociales. Este año, con su nuevo estudio, quiso comprobar cómo se comportaba esta ave a la hora de comer.
El estudio se llevó a cabo con diez urracas de alas azules a las que se les dio gusanos de la harina, un manjar para este tipo de aves. Se las colocó en distintas configuraciones, con o sin comida, en una jaula separada por una malla de alambre, por lo que en todo momento podían compartir, si querían, el alimento unas con otras.
Massen y su equipo vieron que las urracas tienden a compartir siempre el alimento. Las hembras tienden más a compartir con aquellas que no tienen nada de comida (como en el dibujo a). Los machos, por su parte, compartían siempre, en todas las situaciones. Los investigadores indican que posiblemente los machos lo hagan por atraer nuevas parejas o para señalar su estatus.
Las urracas no comparten sólo su comida cuando uno de su especie se encuentra en una situación que los investigadores llamaron «de mendicidad», sino que también comparten aunque el otro ejemplar no se encuentre en una situación crítica. Las urracas ofrecen más alimento a compañeras del sexo opuesto que a las de su mismo sexo.
«Podemos decir que las urracas mostraron lo que llamamos solidaridad», indica Maseen. Según investigaciones anteriores, las especies llamadas «criadores cooperativos», que crían a sus hijos juntos con todo el grupo, como es el caso de la urraca de alas azules, presentan una fuerte tendencia a ayudarse entre sí en muchos aspectos de la vida.