Tierra

La sexta extinción masiva de especies ya empezó, alertan científicos

Aunque muchos se resisten a aceptarlo, recientes estudios científicos aportan pruebas abundantes de que el planeta está ante una severa crisis de biodiversidad con un aumento de las extinciones y una caída en picado de la abundancia de las especies.

Un estudio publicado esta semana por los biólogos Robert H. Cowie, del Pacific Biosciences Research Center y la Universidad de Hawaii; Philippe Bouchet, del Institut Systématique Evolution Biodiversité (ISYEB); y Benoît Fontaine, del Centre d’Écologie et des Sciences de la Conservation, no duda en afirmar que la sexta extinción masiva está posiblemente en marcha, y a diferencia de las cinco anteriores que ocurrieron por fenómenos naturales, ésta es causada totalmente por el ser humano.

Los autores del estudio manifiestan su discrepancia con quienes no solo niegan una crisis de extinción, sino que la aceptan y abrazan como una nueva trayectoria de la evolución.

«Los humanos son la única especie capaz de manipular la Tierra a gran escala, y han permitido que se produzca la crisis actual», dicen los biólogos.

Asimismo llaman la atención de que, a pesar de múltiples iniciativas de conservación, «la mayoría no están orientadas a las especies (exceptuando ciertos vertebrados carismáticos)».

«Las acciones específicas para proteger a cada especie viva individualmente son simplemente inviables debido a la tiranía de los números», añaden, al subrayan que «la biodiversidad que hace que nuestro mundo sea tan fascinante, bello y funcional está desapareciendo de forma inadvertida a un ritmo sin precedentes«.

Una crisis de biodiversidad causada mayormente por la actividad humana

Ante la creciente crisis, los autores del estudio exhortan a la comunidad científica a adoptar prácticas preventivas y recoger y documentar el mayor número posible de especies antes de que desaparezcan.

La postura de estos biólogos es similar a la recogida en las conclusiones de un documento que elaboran los países miembros de la Convención de la ONU sobre la Biodiversidad, en el que participaron unos 50 investigadores, y que será presentado en la conferencia (COP15) que se llevará a cabo a fines de abril en Kunming (China).

Esos investigadores indican que el aumento de las zonas protegidas en el mundo favorece al medio ambiente pero resulta insuficiente para frenar la extinción de numerosas especies.

«Estamos en medio de una crisis de la biodiversidad, con un millón de especies amenazadas de extinción«, dijo a la AFP uno de los autores del informe, Paul Leadley, miembro del programa internacional de investigaciones bioDiscovery.

Los autores del estudio resaltan que la sexta extinción masiva de la biodiversidad de la Tierra, distinta de las anteriores por estar causada por actividades humanas, ha sido reconocida por muchos desde hace al menos 30 años.

«Las tasas de extinción actuales, sobre todo en los invertebrados terrestres, son muy superiores a las tasas de extinción globales», afirman.

EL estudio se aparta de los datos contenidos en la llamada Lista Roja de la UICN sobre especies en peligro de extinción, alegando que «está muy sesgada: casi todas las aves y mamíferos, pero solo una mínima parte de los invertebrados, han sido evaluados según criterios de conservación».

«El uso de los datos de extinción de la Lista Roja de la UICN para determinar las tasas de extinción actuales conduce inevitablemente a una dramática subestimación de las tasas, excepto en el caso de las aves, los mamíferos y quizás los anfibios. Los datos de la Lista Roja han sido utilizados inadecuadamente por algunos para negar que exista una crisis. Y como la humanidad tiene el poder de elegir, argumentamos además que una actitud de laissez-faire (dejar hacer) ante la actual crisis de extinción es moralmente errónea», dice el informe.

Los biólogos revisaron enfoques alternativos para evaluar las extinciones, poniendo el foco en los invertebrados. Los moluscos, explican, tienen ventajas significativas entre los invertebrados debido a sus conchas, que permanecen después de la muerte como un registro permanente, mientras que la mayoría de los otros invertebrados desaparecen sin dejar rastro y, por lo tanto, nunca se conocerían si no se hubieran recogido muestras antes de extinguirse.

«Revisamos nuestros propios estudios sobre la extinción de los moluscos y, por extrapolación lógica, llegamos a la conclusión de que entre el 7.5 y el 13%2525 (150,000-260,000) de los aproximadamente 2 millones de especies conocidas pueden haberse extinguido desde el año 1500. Esta cifra es mucho mayor que las 882 (0,04%) que la UICN considera extintas (2020).

El estudio de los biólogos analizó, aunque brevemente, el ámbito marino llegando a la conclusión de que muchas especies marinas se enfrentan a importantes amenazas, que siguen aumentando, pero también que «ha habido relativamente pocas extinciones y que no hay pruebas de que la sexta extinción masiva haya afectado ya a la biota marina«.

Las plantas, sin embargo, se enfrentan a muchas de las amenazas a las que se enfrentan los animales terrestres y sufren sesgos de conservación similares a los de los invertebrados, aunque hay indicios de que pueden haber sufrido tasas de extinción menores.

En su estudio, Cowie, Bouchet y Fontaine advierten que el pronóstico para la supervivencia de una gran parte de las especies existentes no es bueno.

«Nuestra revisión expone argumentos que demuestran claramente que existe una crisis de la biodiversidad, probablemente el inicio de la Sexta Extinción Masiva», aseveran en las conclusiones.

Los autores reconocen que biólogos y agencias de conservación «están haciendo lo que pueden», centrándose principalmente en las aves y los mamíferos amenazados, entre los cuales algunas especies pueden salvarse de la extinción que de otro modo se produciría.

«Pero somos pesimistas sobre el destino de la mayor parte de la biodiversidad de la Tierra, gran parte de la cual va a desaparecer sin que sepamos nunca de su existencia», indican los investigadores.

Los biólogo hacen énfasis en la necesidad de apoyar el estudio de la historia natural y la taxonomía, para dar un paso más significativo en el propósito de perservar las especies.

«Negar la crisis, aceptarla y no hacer nada, o incluso abrazarla en beneficio ostensible de la humanidad, no son opciones adecuadas y allanan el camino para que la Tierra continúe su triste trayectoria hacia una sexta extinción masiva», concluyen.

Los autores del estudio, sin embargo, rescatan algunos datos alentadores relacionados con los esfuerzos de conservación.

Explican que cuando se eliminan «amenazas específicas», las especies objetivo pueden recuperarse de estar al borde de la extinción. Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con la recuperación de especies de mamíferos marinos tras la prohibición de la caza; o la recuperación del halcón peregrino desde su casi extinción en Norteamérica tras regulaciones estrictas.

Sin embargo, los biólogos explican que estos «raros éxitos» no deben ocultar el hecho de que, dado que la mayoría de las disminuciones de las poblaciones de especies son «causadas de forma multifactorial o por la degradación o pérdida de hábitat a gran escala, eliminar la causa de la disminución suele estar fuera del alcance de las acciones de conservación individuales».

Además, recalcan que la mayoría de los esfuerzos de preservación se dirigen a los vertebrados; en el caso de la gran mayoría de las especies de invertebrados amenazadas, nunca se emprende acciones específicas para eliminar las amenazas.

Igualmente, subrayan el trabajo que hacen algunas individualidades a título personal, organizaciones no gubernamentales y partidos políticos verdes, al igual que los esfuerzos de agencias de conservación para proteger especies individuales o establecer áreas protegidas, etc.

Aún así, alertan de que «ninguna de estas iniciativas es suficiente, muchas tendrán poco o ningún impacto, pero todas son necesarias para intentar frenar el proceso, aunque apenas puedan reducir el ritmo de extinción».

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