Tierra

La seta matsutake, ejemplo de “supervivencia colaborativa” de las especies

Los seres vivos, “no sólo los humanos, sino ninguna especie, puede sobrevivir sin supervivencia colaborativa” ha asegurado a Efe la antropóloga, Anna Tsing, que ha publicado ‘La seta del fin del mundo’ (editorial Capitán Swing) donde estudia el comportamiento de la seta Tricholoma matsutake.

La investigadora estadounidense afirma que todo sistema de vida necesita” un programa cooperativo” del que formar parte, un ecosistema simbiótico al que ha llamado “supervivencia colaborativa“, ya que “es imposible sobrevivir por uno mismo”.

Para defender su tesis, estudia en su libro este hongo japonés que crece en las raíces de cierto tipo de árboles “formando una especie de órgano conjunto” donde ambos organismos se alimentan entre sí y “ninguno puede prosperar sin la actividad del otro”. 

De acuerdo con sus observaciones, aprender a reconocer y valorar la “supervivencia colaborativa” no supone tanto un cambio en la forma de vivir como “un reconocimiento de que las relaciones de colaboración ayudan a alejarnos de la fantasía de que matar a todo lo demás es beneficioso”. 

La razón por la que un grupo de árboles “son lo suficientemente fuertes para construir un bosque y mantener el sistema ecológico que ello implica” es debido a este sistema, ha afirmado Tsing. 

Ayudar a reforestar

En consecuencia, la destrucción del hábitat es un grave problema, empezando por el propio matsutake, ya que si “las élites destruyen todos los lugares donde los árboles pueden crecer, las setas tampoco lo harán”. 

Por su naturaleza, estas setas japonesas pueden ayudar además a reforestar bosques o zonas alteradas, ya que “si permites que los árboles crezcan, las setas aparecerán también” y a su vez apoyarán el crecimiento del arbolado.

El matsutake es una especie a la que “le gustan las zonas en las que los nutrientes escasean” por lo que suponen una gran ayuda para los bosques en algunos lugares donde “los árboles no son capaces de encontrar suficientes nutrientes” según sus estudios. 

Irresponsabilidad de las industrias

La antropóloga ha insistido en que la salud de los bosques se está viendo afectada por “la irresponsabilidad de las industrias comerciales”, que “derraman contaminantes en cualquier parte del mundo” en la aplicación de un sistema capitalista extremo que permite que algunas empresas “puedan arruinar todo lo que quieran y no se les tenga en cuenta”.

Esto sucede cuando estas compañías “toman decisiones sobre lugares de los que no saben nada y en los que tendrán un futuro impacto medioambiental, social y económico” que no será positivo. 

Alterar las propiedades

La contaminación del suelo, al igual que el calentamiento global, son “factores que alteran las propiedades de las setas”, como ocurrió en el accidente nuclear de Chernobyl en 1986, ha recordado Tsing. 

Tras el más conocido de los accidentes de la industria nuclear soviética, la propagación de la radioactividad en los bosques y campos provocó la aparición de setas radioactivas, de efectos muy negativos para la salud.

La seta matsutake “nos enseña qué tipo de economía y ecología hay en el mundo” y aunque podamos o no tener la oportunidad de comerlas, “son una herramienta que nos hace pensar”, concluye la investigadora norteamericana.

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