En Estados Unidos, las antiguas bebidas alcohólicas destiladas están volviendo a ser populares. En 2019, las importaciones estadounidenses de mezcal aumentaron más de un 50 por ciento, superando en consumo, por primera vez, hasta el propio México. Es demasiado pronto para conocer el efecto en las ventas de 2020, pero se prevé que la industria seguirá creciendo.
A medida que la demanda de cócteles artesanales aumenta, también lo hace la presión en la planta de agave, la fuente del mezcal, en México. Esta situación ha generado una cosecha excesiva de la planta antes de que produzca su néctar, y, a su vez, ha puesto en peligro al polinizador principal de la misma, el murciélago magueyero mayor.
Diminuto pero poderoso, este mamífero de 28 gramos vuela 1207 kilómetros cada año— desde sus dormideros en el centro de México hasta las cuevas donde se producen los alumbramientos en la frontera entre Estados Unidos y México—, en búsqueda de cactus y agaves florecientes; esta última es una planta desértica con hojas puntiagudas.
Los murciélagos utilizan el néctar del agave para tomar el alimento de su viaje de regreso, y los agaves dependen de los murciélagos para la polinización cruzada de sus flores, y así producir semillas. (Los agaves evolucionaron para ofrecer gran parte de su néctar luego del anochecer y así atraer a los voladores nocturnos).
Toribio Hernandez camina por sus campos de agave en Oaxaca, México. Los agricultores cosechan la piña, rica en azúcar, considerada el corazón del agave, que mata a la planta.FOTOGRAFÍA DE ALEC JACOBSON, REDUX
Los murciélagos magueyero mayor ya estaban en problemas debido a la pérdida de su hábitat, pero, gracias a los enérgicos esfuerzos de conservación, fueron incluidos en la Lista de Especies en Peligro de Estados Unidos en 2018—la primera especie de murciélago en ser parte de la lista.
La especie, que se redujo a mil animales en la década de 1980, ha recuperado su población y alcanzado los 200.000 especímenes en todo México y el suroeste de Estados Unidos.
Sin embargo, los conservacionistas advierten que el continuo auge del mezcal, acompañado por el cambio climático— que hace que los agaves florezcan antes, incluso antes de que los murciélagos lleguen al lugar durante su migración— podría revertir dichos avances. Un estudio de 2020 informó que la especie, considerada casi amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, está disminuyendo su número nuevamente.
Pero algunos expertos ven una solución: la cosecha sustentable del agave, que hace que los agricultores cosechen selectivamente las plantas de agave, y permite que algunas se reproduzcan. Las plantas mueren cuando los cosechadores remueven su piña— el corazón del agave y la fuente de su codiciado azúcar, que se destila para convertirse en alcohol. Algunas organizaciones, como el movimiento comunitario Colectivo Sonora Silvestre con sede en México, están trabajando con las empresas de licores para fomentar la cosecha sustentable y dejar que algunas plantas florezcan— solo para los murciélagos.
Esto es fundamental no solo por los murciélagos, sino también para preservar su rol como polinizadores y mantener el ecosistema sano, señala Jeremiah H. Leibowitz, director ejecutivo de Cuenca Los Ojos, organización de conservación en la frontera México-Estados Unidos.
«Es una región del mundo extremadamente diversa, pero también es una región del mundo muy frágil», explica Leibowitz. «Todo tiene que estar en equilibrio para funcionar».
Cien años de uso excesivo
El mezcal tiene varios nombres, derivados de la región mexicana donde se produce. Por ejemplo, cuando el licor se hace en el estado de Jalisco, se denomina tequila, mientras que el que se hace en Sonora se llama bacanora. El tequila ha sido popular por décadas, pero el nuevo interés de los estadounidenses por el mezcal de lote pequeño puso el foco en el bacanora de repente.