Agua

Jardineros y cirujanos submarinos

Un proyecto de investigación reproduce colonias de corales en Tarifa con trasplantes de gorgonias para regenerar los bosques del fondo del mar

Las gorgonias, pese a su aparente semejanza con los organismos vegetales, son animales coloniales (pertenecientes al grupo de los cnidarios). Estos organismos estructurales son de gran valor ecológico en los ecosistemas marinos, ya que gracias a sus colonias, frecuentemente ramificadas, forman bosques submarinos que ofrecen refugio y zonas de cría para numerosas especies. Un proyecto de investigación desarrollado por la Universidad de Sevilla (US) con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, intenta recuperar estas colonias en el entorno de la Isla de Tarifa (Cádiz) con un sistema a caballo entre la cirugía y la jardinería subacuática: el trasplante de gorgonias en el fondo marino.

María Montseny, bióloga del grupo de investigación Biodiversidad y Ecología Acuática de la US, forma parte del proyecto GOTARES, dirigido por Pablo J. López-González, profesor del Departamento de Zoología. El objetivo es la restauración en Tarifa de estos organismos de lento crecimiento (un centímetro por año) y gran vulnerabilidad ante amenazas como el calentamiento global, la contaminación o la presencia de especies invasoras. “Son como los árboles del mar y fundamentales para una gran fauna asociada. Si faltan estos organismos estructurales, afecta al resto”, explica.

Gorgonia recubierta por el alga invasora 'Rugulopteryx okamurae'.
Gorgonia recubierta por el alga invasora ‘Rugulopteryx okamurae’.GOTARES (BECA-US)

La Fundación Biodiversidad resalta que una de las causas de la “gran regresión de los bosques de gorgonias en el entorno de la Isla de Tarifa” (Parque Natural del Estrecho) es la proliferación del alga invasora Rugulopteryx okamurae, una especie de origen asiático que, según relata Montseny, no solo ocupa el espacio vital de las gorgonias, sino que llegan a cubrirlos impidiendo su alimentación. A estas amenazas se suman el aumento de la temperatura del agua, favorecida por el cambio climático, y el resto de factores comunes a la degradación del medio ambiente. “Nuestro entorno natural está muy dañado y hay que revertir la situación. La solución tiene que venir de muchos ámbitos, pero la regeneración del bosque de gorgonias es un paso importante y se puede hacer”, comenta la bióloga.

Trasplantes submarinos

Las gorgonias son animales, también conocidos como abanicos de mar, con una morfología arborescente, por lo que forman bosques submarinos cuya estructura tridimensional es fundamental para el desarrollo de los alevines de muchas otras especies. Esta singularidad obliga a que su restauración se realice mediante una técnica de trasplante cercana a la cirugía, con fragmentos de ejemplares donantes, y de implante en su hábitat, una fase más parecida a la jardinería.

Un investigador trabaja con un ejemplar de coral.
Un investigador trabaja con un ejemplar de coral.IBRAHEEM AL OMARI / REUTERS

Montseny explica que el proyecto GOTARES secciona fragmentos sanos de ejemplares existentes que se llevan a un laboratorio para clasificarlos según su sexo y población original e implantarlos en un sustrato artificial. Una vez que prosperan, estos esquejes afianzados se sitúan en el fondo del mar. El proceso tiene que realizarse con buceadores, aunque se estudia la posibilidad, en un futuro, de “sembrar” larvas de los corales. “El objetivo es crear un jardín lo más variado y resiliente posible”, resume Montseny.

Siembra de corales

Para reproducirse, los corales liberan espermatozoides y óvulos que forman larvas que se adhieren a una superficie para desarrollar pólipos coralinos. Pero la mayoría no sobrevive y, si lo hacen, tardan años en reproducirse y formar arrecifes enteros. Los investigadores del Instituto Carl R. Woese de Biología Genómica (IGB) de la Universidad de Illinois han estudiado el aumento de la tasa de regeneración coralina mediante la creación de estructuras artificiales que fomenten el asentamiento de larvas y reduzcan el crecimiento de especies competidoras.La especie de gorgonia más común en el Mediterráneo occidental es la blanca (Eunicella singularis), que se desarrolla entre los 10 y los 50 metros de profundidad en fondos rocosos

Amy Wagoner Johnson, directora de la investigación y profesora de ciencias mecánicas e ingeniería, ha aplicado a estas estructuras sus conocimientos de regeneración. “Pensamos que sería realmente interesante adaptar algunas de las cosas que hemos aprendido de la ingeniería de tejidos para aplicarlo a la reproducción de corales”, afirma.

Un investigador de la US, en busca de gorgonias en el fondo marino del entorno de la Isla de Tarifa el pasado marzo.
Un investigador de la US, en busca de gorgonias en el fondo marino del entorno de la Isla de Tarifa el pasado marzo.GOTARES (BECA-US) / EL PAÍS

La especie de gorgonia más común en el Mediterráneo occidental es la blanca (Eunicella singularis), que se desarrolla entre los 10 y los 50 metros de profundidad en fondos rocosos. Su restauración, según la fundación Biodiversidad, puede sumar al valor ecológico un atractivo económico por su efecto en la recuperación de especies de pesca de la zona y como atractivo turístico para buceadores.

Peter Edmunds, biólogo de la Universidad de California State Northridge, comparte este triple valor: “Los arrecifes de coral actúan como hábitats para peces y otras especies marinas, proporcionan alimentos a todo el mundo y generan turismo para las economías costeras”. Según explica a la Universidad de Búfalo el científico, que ha estudiado los efectos de los huracanes en estas colonias, las investigaciones “nos dan la oportunidad de entender mejor el proceso de recuperación”.

Un estudio de la Universidad de Barcelona y el Instituto de Ciencias del Mar calcula que las olas de calor en el Mediterráneo han reducido en algunas de las zonas analizadas hasta en un 93% la presencia gorgonias.

Los investigadores de Ciencias del Océano de la Universidad de Bangor, en un estudio publicado en Current Climate Change Reports, concluyen que, aunque las acciones más urgentes son sobre los factores del calentamiento, también es necesario considerar nuevas técnicas de gestión de las áreas afectadas. El estudio destaca los diferentes niveles de resiliencia de los corales y también en el ámbito microbiano, entre los microorganismos que viven simbióticamente dentro de los corales. Algunos son más resistentes al aumento de las temperaturas y podrían sobrevivir y competir bajo temperaturas futuras más altas. No todos los arrecifes tienen estas cepas de microorganismos simbióticos, por lo que los científicos están tratando cada vez más de elaborar métodos de bioingeniería para ayudar a los corales en la supervivencia y recuperación.

Fuente: elpais.com

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