Los jaguares (Panthera onca) se caracterizan por ser depredadores oportunistas, pues de esta manera se han adaptado a los retos que conlleva habitar ecosistemas altamente estacionales, como lo es el bosque seco tropical. Este comportamiento ha evidenciado patrones de movimiento estacional en estos felinos, los cuales están influenciados por la disponibilidad de la presa y los factores abióticos del ecosistema (Carrillo, Fuller, & Saenz, 2009; Cavalcanti, 2008; Guilder, Barca, Arroyo-Arce, Gramajo, & Salom-Pérez, 2015).
En el Sector Santa Rosa del Área de Conservación Guanacaste, hemos documentado el comportamiento de caza de los jaguares durante los periodos de anidación de tortuga lora (Lepidochelys olivacea) y tortuga verde (Chelonia mydas) en las playas Nancite y Naranjo.
Recolectamos información previa sobre el registro de actividad de tortugas y jaguares en las zonas, tomando en cuenta la fase lunar. Además, monitoreamos los movimientos de un jaguar hembra de 3 años de edad a través de un collar GPS, y de esta forma obtuvimos una relación entre la distancia del felino con las playas en estudio y la fase lunar, encontrándose a menor distancia durante el pico de la temporada de anidación, que se dio durante las fases de luna creciente y menguante.
Se sabe que la fase lunar se encuentra estrechamente relacionada con la anidación de las tortugas marinas, lo cual posiblemente se relaciona con la cantidad de energía y el tiempo necesarios para su llegada a tierra firme; además, la luz de la luna puede influir en su vulnerabilidad ante posibles depredadores (Carrillo et al., 2009; Herrera 2016; Houtan et al., 2015). Este patrón conlleva a un incremento estacional en la disponibilidad de las tortugas como posibles presas de jaguar, explicando la cercanía con las playas de anidación durante determinadas fases lunares. Este comportamiento supone una estrategia estacional de alimentación de los jaguares, con el objetivo de maximizar su presupuesto de energía, aprovechando las presas más oportunas y fáciles de capturar.
Asimismo, estimamos el ámbito de hogar del jaguar en estudio tanto en la temporada alta de anidación como en la baja, resultando similar para ambas. Sin embargo, observamos que durante los picos de anidación de las tortugas el felino se concentró en Playa Nancite y Playa Naranjo.
Algunos estudios han descrito respuestas estacionales en el ámbito de hogar del jaguar con respecto a la disponibilidad de las presas (Astete et al., 2017; Carrillo, 2000; Cavalcanti, 2008; Gese et al., 2018), pero aún se tiene poco conocimiento sobre este tema. A pesar de esto, la variación que se observó en cuanto a las áreas de concentración del felino permite evidenciar nuevamente su tendencia hacia la búsqueda de presas más accesibles.
Por otra parte, registramos los eventos de depredación como la concentración de carcasas de tortuga encontradas en Playa Nancite y Playa Naranjo, cuyos resultados demostraron una fuerte relación entre la abundancia de tortugas y la frecuencia de eventos de depredación (Guilder et al., 2015).
La asombrosa capacidad de adaptación que poseen estos animales en cuanto a la búsqueda de alimentación les ha permitido adoptar conductas especiales para la presa en cuestión. En este caso el jaguar en estudio presentó una mayor actividad durante la noche, lo cual indica que la mayor abundancia de tortugas durante este momento del día conlleva a una mayor coordinación en los movimientos del felino (Penteriani, Fortuna, Melián, Otalora, & Ferrer, 2006).
Este estudio provee una importante contribución para comprender la conducta de depredación de los jaguares, demostrando que efectivamente la estacionalidad de los procesos de anidación de tortugas marinas en el Parque Nacional Santa Rosa, generan también un comportamiento estacional en su depredador.